“Agradecimiento eterno”
Así se despidió Kudelka de los hinchas de Talleres. El amistoso lo ganó 1-0 Boca, pero el reconocimiento se lo llevó todo el DT albiazul.
Yuna noche Frank Darío Kudelka se fue de Talleres. Con sensaciones encontradas: emocionado y feliz, conmovido y triste. Incrédulo por momentos y más consciente en otros, pero ovacionado por la gente. No podía ser de otro modo. Eso fue lo que sucedió anoche en el Kempes, en una puesta en la que el partido contra Boca (ganó 1-0) sólo fue una excusa.
En el arranque del partido la bienvenida al DT por parte de los hinchas no fue lo estruendosa que se esperaba. Desde la cabecera Willington surgió un “¡Kudelka, Kudelka” fuerte, pero que no duró más de cinco segundos. Mucho tuvo que ver que la concurrencia no fue la esperada y más en la tribuna donde se afinca el grueso de los simpatizantes matadores.
El entrenador entró al campo de juego saludando con el brazo en alto, con un elegante saco negro, camisa y zapatos al tono y pantalón gris. Unos metros atrás de él, lo acompañaba Pascual Lazcano, su representante.
El DT tenía aún muestras en el rostro de la intensa y emotiva jornada que le tocó afrontar el viernes, cuando le anunció al plantel y a los medios su despedida del club. No soltó prenda respecto de su futuro. Sólo se limitó a señalar: “A partir del lunes empezaremos a ver las expectativas más concretas. Ahora es el momento de dirigir este último partido en el club, contra un rival muy importante. Talleres es una institución para seguir y este loco se va... (risas)”.
Su cautela potenció las versiones sobre su futuro club. El que más se menciona es el Emelec de Ecuador. En las redes sociales de distintos medios de ese país se daba por confirmado el arreglo y hasta se aventuró que FDK llegaría con Joao Rojas de la mano. También podría seguir en carpeta Universidad de Chile, un club del Medio Oriente y, a última hora, alguien cercano al DT mencionó una oferta de un club europeo.
En el partido, Kudelka desplegó sus tradicionales gesticulaciones y también una que otra queja, aunque no con la vehemencia de los partidos oficiales. Pero por amistoso que fue el juego, no pudo despojarse de su característica impronta ganadora. No quería perder por nada del mundo.
Y fue en el entretiempo cuando la gente comenzó a corear más enérgicamente el nombre del entrenador. Faltaba menos para la despedida y los hinchas “caían” de que ya no lo verían más dirigiendo al club al que le dio dos ascensos y la clasificación a la Libertadores.
Y fue a los 28 del complemento cuando la gente cantó por primera vez el himno que resonará en sus oídos una vez que deje Córdoba: “¡Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, y de la mano, de Frank Kudelka, todos la vuelta vamos a dar!”.
Y cuando el árbitro pitó el final del juego, surgió la esperada explosión de los hinchas en reconocimiento al DT. Otra vez el “Vení, vení...” pero esta vez con decibeles de adiós. O de hasta pronto.
Kudelka, emocionado, lo retribuyó, después de abrazarse con Guillermo Barros Schelotto, mirando el centro de la cancha, como todavía sin creer que se estaba yendo. “Fueron tres años y medio muy lindos, muy emocionantes. Lo que siento por la gente es recíproco. Es una institución extraordinaria. Tengo un agradecimiento eterno para la gente”, cerró tras el partido.