La selección argentina necesita ser “menos Messi y más equipo”
Juega lindo España. Es grato verla tocar el balón, hacerlo correr en triángulos, llevarlo de aquí para allá a través de hombres con una gran sensibilidad en sus pies y con un libreto aprendido que los lleva a apoderarse de inmediato de la escena. Ya se supo decir desde estas líneas que España es la dueña del milagro en las últimas décadas. De mostrar hombres toscos, rudimentarios y muy voluntariosos, baluartes de la Furia que los distinguía, ha pasado a ofrecer pasos de ballet, con futbolistas casi en punta de pies, que reúnen lo más valorado tanto en un potrero como en la más alta gala futbolística.
Sólo la dinamita de Cristiano Ronaldo pudo hacer explotar un vals al que Portugal se había entregado con pose de partenaire, impotente para enfrentar gambetas y un toque bello y persistente, al que en épocas no muy lejanas se calificaba como “sudamericano”, tal el estilo practicado en estas tierras, digno de admiración en todo el mundo.
Verlo jugar así a España provoca un poco de dolor, zarandea feo el orgullo argentino si a aquella exhibición de toque más toque se le opone las carencias La Voz del Interior
Córdoba. Lunes 18 de junio de 2018
argentinas para llegar al gol, la falta de recursos individuales y colectivos, de las que ante Islandia sólo surgieron como excepciones los intentos de Messi, y el gol y alguna devolución del “Kun” Agüero.
Así como ante los insulares, hace mucho tiempo que Argentina no ejerce una postura dominante desde el juego, desde sus propias virtudes como equipo, más allá del peso de su historia y de tener a un jugador extraordinario, que la pone en la necesidad de ganar siempre. Esa necesidad se ha ido acentuando a medida que los títulos han tocado a la puerta y se han retirado. Y se hace más visible en un Mundial en el que todo se vuelve inmediato.
Más allá de circunstancias históricas, vale hacerse varias preguntas: ¿Ante Croacia y Nigeria, podrá resistir la estructura defensiva un ataque un poco más vehemente que el tibio y aislado de Islandia? ¿Qué hará Sampaoli para que el hincha argentino no piense que el equipo recibirá un gol cada vez que lo atacan? ¿Seguirán Rojo y Biglia, dos jugadores que largamente brindan concesiones para ser reemplazados? ¿Y qué decidirá para que una gran parte de los ataques no empiecen y terminen en un empecinado Messi, sin que desde los costados surja alguna propuesta que libere al “10” de toda responsabilidad?
Acostumbrado a caminar por el abismo (¿se acuerdan del partido ante Ecuador?), el empate ante Islandia volvió a acercarlo al peligro. Messi, el sábado, siempre intentó por donde más rivales hubo. Nadie le pidió que probara por los costados. Su falta de desequilibrio lejos estuvo de ser reemplazada por algún gesto de audacia de sus compañeros.
Aunque su equipo filtre dudas en todas sus líneas, Sampaoli, siempre audaz, cambiará de apellidos pero no de propuesta. Concederá el mayor protagonismo a sus hombres a partir de su propia convicción, que no renuncia a mirar más el arco rival que al suyo su propio adversario. Es número puesto Pavón; tiene más chances Dybala. Retoques de una imagen que necesita ser mejorada para no repetir historias. Argentina necesita ganar. El juego de España por ahora es un sueño inalcanzable.