El Día del Padre más largo del mundo
Eran pasadas las 3.30 de la madrugada del domingo en Moscú y el sábado se había hecho eterno después del empate de Argentina con Islandia y la preocupación que se acrecentó con la victoria de Croacia sobre Nigeria, que obligó a extender el cierre de la jornada laboral y, recién cerca de la 1 rusa, ir en busca de algún lugar para comer algo y relajarse.
Caminábamos por la avenida nueva Arbat y hacía rato, más de una hora, que había amanecido por lo que en ese momento ya parecían las 8 de la mañana. Teníamos presente que el domingo en Argentina era el Día del Padre, pero claro, en Rusia ya era domingo, pero en nuestra Córdoba todavía era sábado, por lo que el tiempo de las felicitaciones y los saludos debía esperar hasta levantarnos.
Con Manuel Sánchez, Agustín Burgi, Wernher Martínez y Federico Ollier, enviados especiales de El Doce y compañeros de alojamiento, el momento de desearnos un gran feliz Día del Padre fue apenas abrimos los ojos después del merecido descanso. Mariano Cardarelli, el otro enviado, aún tendrá que esperar para ser felicitado, pero envió sus saludos a quien correspondía.
También fue el tiempo de acordarnos de nuestros padres, para quienes los tienen y quienes no también, de nuestros hijos e hijas, que nos dan la posibilidad de ser padres a cada minuto y de recibir, enviar y agradecer mensajes con familia, amigos, compañeros de trabajo.
Fue un particular Día del Padre para nosotros porque fue el más largo que hayamos pasado. Es que además de que amanece muy temprano (es muy raro salir de cenar y que sea de día) son muy pocas las horas, no más de cinco, las de oscuridad absoluta acá en Moscú: desde tipo 9.30 de la noche hasta cerca de la 1.45 cuando se ve el primer resplandor.
Entonces, fue un Día del Padre en el cual los sentimientos estuvieron a flor de piel, los recuerdos nos acompañaron durante toda la jornada, que acá en Moscú fue mucho más larga que lo habitual.