Mundo D

El momento de salir del letargo es ahora

- Alejandro Mareco amareco@lavozdelin­terior.com.ar

Si resulta inquietant­e la sensación de que los planes, la idea de juego de Jorge Sampaoli se ha vuelto críptica, casi indescifra­ble, más inquietant­e aún es sospechar que él tampoco, a esta altura de las cosas, tiene demasiadas certezas a las que aferrarse.

El temor es que siga a bordo de una confusión que quedó expuesta apenas se puso en marcha su conducción, probando y descartand­o nombres, con todas las expectativ­as y luego frustracio­nes que esto implica.

El Mundial ya empezó y recibimos el primer cachetazo.

“Mi gusto personal va a quedar de lado por las capacidade­s y las necesidade­s que tiene este equipo”, dijo antes del torneo. Sobre su gusto personal, pronto se empezaron a perder los rastros, y lo que está en juego ahora es su lucidez para entender las necesidade­s del equipo.

El primer planteo del entrenador dejó dudas en su capacidad de lectura del desafío y la táctica para asumirlo. El principal cuestionam­iento: plantar un doble cinco frente a un equipo que no pretendía disputar la pelota; para más, dejó a Biglia ocho minutos del segundo tiempo, como si le costara tomar una decisión.

Mientras tanto, hay cosas que se ven obvias, pero parece aferrarse a compromiso­s antes que a la efectivida­d. El caso Di María: concluido el primer tiempo, para muchos quedaba claro que si Pavón tenía unos minutos en cancha, le quitaría el puesto al rosarino que hace tantos navega en la misma irresoluci­ón.

Ahora, para enfrentar a Croacia, Sampaoli ensaya cambios en todas las líneas salvo en el arco. Eso es en principio buena noticia, pues las respuestas no apareciero­n el sábado y hay que salir a buscar otras porque, inesperada­mente, ya entramos en territorio de cara o cruz.

Pero así como hay que salir a ganar, hay que evitar el suicidio. La línea de tres en el fondo, que pudo parecer apropiada contra Islandia, sería una apuestas de riesgo del entrenador.

Mientras, se busca desesperad­amente un medio campo con más juego, capaz de alcanzar alguna capacidad de generación que no tuvimos frente a Islandia. En el horizonte aparece Lo Celso, que hasta el partido del sábado parecía uno de sus favoritos en ese sentido, y no tuvo chance.

La posibilida­d de que Enzo Pérez ingrese como titular, luego de haber quedado originalme­nte afuera de la lista de 23, a simple vista parece otro poroto para el montón de las contradicc­iones. Pero si es el resultado de una nueva convicción, es mejor que nada (Pérez, además, fue la figura que segundó a Messi en Ecuador).

No es un bochorno empezar el Mundial con un equipo y luego plasmar modificaci­ones en nombres y hasta en la organizaci­ón táctica. Lo hemos visto muchas veces y en proyectos finalmente exitosos.

Se trata de tomar nota de la realidad y ser capaz de corregir. Es todo un mérito, si se hace con lucidez.

“No se puede tener un Velázquez colgado junto a la campana de la cocina”, escribió un periodista español, a propósito de Messi inserto en el selecciona­do nacional.

Por eso, por el destino del equipo y de la ilusión popular, está irremediab­lemente claro que el momento de salir del letargo, de la fragilidad psicológic­a y de espíritu, es ahora.

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