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“Nada fue gratis para Dybala ni para Pavón”

Rubén del Olmo fue entrenador de ambos en el selecciona­do de la Liga Cordobesa de fútbol.

- Hugo García hgarcia@lavozdelin­terior.com.ar

Hoy tiene que ser un día de fiesta para la Liga Cordobesa, porque los cordobeses Paulo Dybala y Cristian Pavón son dos hijos dilectos del fútbol de los barrios y de sus potreros que podrían tener su protagonis­mo mundialist­a para la selección: Pavón entró ante Islandia y sería titular ante Croacia; Dybala espera una chance.

Grande fue la sonrisa de Rubén Aníbal del Olmo, el exarquero de Instituto, Belgrano y Racing de Nueva Italia, quien tuvo la fortuna de dirigirlos a ambos en los dos años que en los que dirigió al selecciona­do de la Liga Cordobesa.

“Ya es una gran alegría que se hayan desarrolla­do como jugadores y como personas en nuestras canchas. Si Argentina es el granero del mundo, lo es porque tiene varias usinas generadora­s como la Liga Cordobesa, sus clubes y sus canchas. Pavón y Dybala son dos historias de sacrificio, surgidas de nuestro fútbol, que deben servir como ejemplo para los pibes que recién se están iniciando y que hoy ocupan el lugar de aquellos que están en su primer Mundial”, comentó Del Olmo.

No hay mentira en lo que dice el exarquero. Pronuncia los nombres de ambos delanteros para fortalecer sus discursos, arengas y tácticas ante los chicos del club Atlético Camioneros (es entrenador de arqueros en el predio de avenida Armada Argentina), de la escuela de fútbol de la Municipali­dad y del primer equipo de Sportivo Tirolesa, el cuadro al que fue a dirigir tras su salida de Belgrano.

“Ellos ya tenían un gran talento. Sólo tenían que trabajarlo. Pero lo que digo es que jugar en nuestras canchas fue lo que les dio un valor agregado. Aprendiero­n a defender la posición, a acostumbra­rse a los malos piques de una pelota, a caerse y a poner las manos, a no lesionarse. Por eso tienen gran técnica. Es imposible no basarse en sus historias”, agregó Del Olmo.

Con Dybala

“La Joya”, por ser clase 1993, fue el primero a quien Del Olmo pudo dirigir. Corría 2010 y el DT notaba aquel pibe tenía una calidad tremenda para esa sub 17 que había formado entre todos los clubes. “Me río cuando dicen que Dybala no tiene sacrificio. En lo personal, el pibe iba y venía todos los días de Laguna Larga. Estar con nosotros le sumaba un nuevo viaje. Jamás chistó. Lo hacía feliz. Nos entrenábam­os en diferentes lugares, como el predio de Villa Esquiú o la cancha de Racing. Me acuerdo de que los clubes no los querían ceder porque ya estaban en sus planteles profesiona­les. Ni a él ni a Olivera. Debíamos prepararno­s para el torneo provincial por jugarse en Embalse”, recordó el DT de Tirolesa, quien estaba acompañado por sus colaborado­res Pablo Álvarez y “la Lora” Monge.

–¿Qué le decías a Dybala?

–Poco. Prefiero contar algo más de esa falta de sacrificio que le adjudican. Conmigo, jugó de doble cinco. Era muy ordenado. Jugaba casi de enganche. Siempre fue muy capaz. Afuera tenía el mismo perfil bajo que ahora. Si le hacían una fuerte falta, se levantaba y se volvía a incorporar. Me trataba de “usted”. Su personalid­ad fue increíble. Falleció su papá y se sobrepuso. Dybala me llama todos los años para jugar el partido a beneficio en su Laguna Larga natal. Se acuerda de los que estuvieron a su lado desde el primer momento.

Con Pavón

Una vez que Dybala debutó en Instituto (hizo el tridente con Nicolás López Macri y Pablo Burzio, que fue tapa del diario), Del Olmo creyó que ya no vería a un jugador con una calidad parecida. Pero el fútbol le regaló otra chance increíble: poder dirigir a Pavón al año siguiente de haber tenido a Dybala.

“Teníamos que recorrer todos los clubes de la Liga y, cuando fui a Talleres, se dio algo increíble”, recordó Del Olmo. Salía del predio albiazul y, de repente fue intercepta­do por Victorio Ocaño, que ya trabajaba en el semillero albiazul. “‘¿Lo llevas a Pavón?’, me preguntó. Le dije que no lo había visto y que solamente estaba por agendar a un cinco”, contó el entrenador de arqueros. “‘Convocalo sin verlo. No lo dudés’, me insistió. Y así fue”, agregó Del Olmo.

“Pavón siempre fue wing como extremo. Ganaba en el uno contra uno. La misma historia que Dybala. Venía de Anisacate, todos los días. Con su papá en la camioneta o con su compañero Abugauch. Le gustaba esta selección. Formaba dupla con Germán Cochis y Mateo García. Sabíamos que iba a llegar”, afirmó Del Olmo.

–¿Qué sentís?

–Estoy orgulloso de haber podido dirigirlos. Nada fue gratis para Pavón ni para Dybala. Lo que viven se lo ganaron. Le agradezco a Emeterio Farías, a Hugo Cepeda y a Ricardo Baffaro, autoridade­s de la Liga Cordobesa, por la confianza que me dieron allí, en mi debut como entrenador. Siempre hay gente que confía en uno y le permite comenzar.

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(LA VOZ) Con los cordobeses. Arriba, con Pavón; abajo, con Dybala.

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