Sos nuestra bandera
Ayer fue el día de nuestra Enseña patria y hoy, a las 15, todos seremos celestes y blancos. Argentina se la juega contra Croacia. Messi, el abanderado. Pavón, al banco.
El escenario será diferente, las necesidades, urgencias y obligaciones, bastante similares. Como sucederá hoy en Nizhni Nóvgorod desde las 15, hora de nuestro país, aquella noche de octubre pasado Argentina jugó en Quito sin margen de error. Condicionada porque sólo la victoria le aseguraba clasificarse al Mundial, al cual ahora busca aferrarse.
Con pocos meses de diferencia, la selección que dirige Jorge Sampaoli está otra vez frente a una situación límite, de esas en las cuales deben aparecer todas las virtudes de un equipo si la pretensión es mantener intactas las chances de superar la primera fase de esta Copa. Una crisis en la cual se metió por carencias propias, con muchas más dudas que certezas y con un DT que da la sensación de estar algo confundido.
Si hoy, en la noche de la misteriosa Nizhni frente a Croacia, la fórmula de juego, predisposición y entrega vuelve a estar ausente el panorama se pondrá tan negro como para visualizar el fracaso.
Aquella vez contra los ecuatorianos Argentina pasó la prueba de fuego con dos argumentos determinantes: un Lionel Messi brillante y decisivo como pocas veces en la selección; y un grupo que, consciente de los que se jugaba, dejó todo y logró el objetivo.
Ahora, el plantel está de nuevo frente a una encrucijada de ese tipo porque quedó en deuda en el debut, jugó mal y no ganó. Pero Argentina tuvo demasiadas falencias como para aspirar a más el sábado pasado, ni el mágico Messi pudo salvarlo y hasta desperdició un penal. Entonces el incómodo empate fue inevitable y la presión se instaló del lado de los de Sampaoli. Esa es la principal razón por la cual el entrenador cambia tanto para hoy, sin desconocer que Croacia es un rival muy diferente a Islandia, porque se sabe que se estará frente a un equipo que cuenta con varios jugadores de cuidado, que tratan bien la pelota, encabezado por la tan mentada dupla que forman Modric y Rakitic, pero que además tiene un juego consolidado y ambicioso.
Muchos cambios
Entre la insatisfacción y las pocas opciones que ese punto dejó pensando en el futuro inmediato, Sampaoli demostró desde el primer minuto pos partido que debía meter mano. “La sensación fue de frustración”, admitió el sábado tras la pálida igualdad. Entonces desde la primera práctica trabajó pensando en cambiar para que algo cambiara, pero también para contrarrestar una propuesta como la croata que desde que se sabe es diferente a la islandesa de la primera fecha y a la nigeriana de la última.
El DT convocó todas las prácticas a 11 jugadores de campo: Mercado, Otamendi, Tagliafico, Salvio, Mascherano, Acuña, Enzo Pérez, Meza, Pavón, Messi y Agüero. Quedaron relegados Rojo, Biglia y Di María. Según a quién sacara, sería el sistema a utilizar. En esa especulación uno que parecía llevar ventaja era el cordobés Cristian Pavón, de interesantes 20 minutos cuando entró el sábado. El ex-Talleres representa parte del revulsivo que necesita Argentina porque insinúa potencia y desequilibrio en ataque, opciones para Messi en la gestación y primera puntada en la recuperación. Sin embargo, anoche sus acciones esta- ban caídas, máxime con lo que dijo Sampaoli ante la prensa: “Pavón tiene un potencial enorme para romper partidos. Su llegada a la selección hace que no podamos ponerle en su espalda la responsabilidad de todo. Siempre tenemos una carta para usarla y que abra un partido”. Bueno, tan en cuenta lo tiene que lo sentaría cerquita suyo en el banco.
Con este panorama, Argentina formaría con Caballero; Mercado, Otamendi y Tagliafico; Salvio, Mascherano, Pérez y Acuña; Messi y Mesa; y Agüero. O sea, tres debutantes en esta Copa con un compromiso en el cual el equipo se juega casi todo.
Un caso emblemático es el de Pérez, quien se había quedado fuera de los 23 pero ante a lesión de Lanzini fue llamado de urgencia y será titular. El volante tuvo una participación clave aquel día en Quito y ahora se espera que vuelva a hacer un aporte anímico determinante.
Más allá de todos estos nombres, dibujos y pruebas, lo fundamental será que Argentina recupere una imagen que le amplíe las chances de lograr los ansiados tres puntos. Será otra prueba de fuego por superar porque si no terminará quemada.