Una hospitalidad a prueba de todo
señorona rusa y nos indicó que esa combi blanca con 18 asientos era la que 45 minutos después nos llevaría a Moscú.
¿Estás seguro? “Da, da” (sí, sí), anticipó la dama, mientras él en inglés repetía “yes, yes”. La tarde anterior nos había pasado algo idéntico cuando íbamos al estadio para ver Argentina-Croacia y Weisse nos acompañó hasta la puerta misma del escenario cuando su trabajo quedaba exactamente en dirección contraria a casi media hora en metro.
En la madrugada del viernes, el taxista que nos trajo desde el estadio tenía una gran preocupación además de la lógica, que era que pudiéramos entendernos pese al idioma. El traductor de Google fue clave para que el hombre lanzara un consuelo después de tamaña derrota: “Hay cosas más importantes que el fútbol, no se deben preocupar tanto”.
Y así, una y otra vez las colaboraciones se suceden. Ya nos lo había anticipado Ricardo Lagorio, embajador argentino en Rusia: “Se van a asombrar con la hospitalidad de los rusos en general y, en particular, a nosotros nos quieren mucho. Si ellos llegan a quedar eliminados, vamos a tener 140 millones más de hinchas nosotros porque nos van a alentar”.
El funcionario no se equivocó en la primera parte de su vaticinio porque los rusos están siendo grandes anfitriones ayudando a solucionar problemas, aunque en lo segundo Lagorio no le pegó tanto porque Rusia ya ganó dos partidos y nosotros sólo tenemos un punto. Pero, la verdad, semejante hospitalidad aplaca los sinsabores deportivos, más allá de que algunos se aprovechan de esa bondad y accionan de forma repudiable, como los de los famosos videos y pequeños hurtos que se sabe han cometido turistas argentinos.