Gil Romero, un aporte de jerarquía
El volante, de 25 años, se suma hoy a las prácticas. Viene con continuidad y en un camino ascendente en su carrera.
En algún momento, se pensó que Gastón Gil Romero estaba tocado por la varita mágica. A sus indudables condiciones técnicas se le sumaba una personalidad poco frecuente en un jugador tan joven, al punto que llegó a ser capitán de Estudiantes de La Plata. Sin embargo, los astros no se alinearon como se preveía y su carrera tuvo vaivenes. Ayer el volante central llegó a Córdoba, superó la revisión médica y hoy se sumará a las prácticas de Belgrano en Villa Esquiú con dos premisas: contribuir a la causa pirata y seguir creciendo para volver a ser el jugador que todos querían.
El volante mixto llega a la “B” a préstamo de Estudiantes de La Plata, con opción de compra. Durante la última Superliga vistió la camiseta de Patronato (fue compañero de Martín Rivero, otro de los refuerzos celestes) y mostró un muy buen nivel. Se pensó que Estudiantes lo tendría en cuenta para el torneo que se avecina; pero la superpoblación de volantes en el Pincha hizo que el entrenador Leandro Benítez le recomendara buscar otros horizontes.
Después de dar sus primeros pasos en Deportivo Roca de su ciudad natal –General Roca, en Río Negro– Gil Romero pudo jugar en Boca en sus inicios. Superó una prueba para ingresar a la novena división del Xeneize, pero eligió Estudiantes. Debutó en Primera a los 18 años, en 2012, y no tardó en ser convocado a las selecciones juveniles argentinas.
Dos años después, a los 20, Mauricio Pellegrino lo convirtió en el capitán más joven que tuvo el Pincha en toda su historia. A fines de 2015, luego de ser sondeado por Liverpool, Jaguares y River, terminó pasando a préstamo a Rosario Central. Y allí las lesiones le jugaron una mala pasada: una pubal- gia lo dejó jugar muy poco y, al volver a Estudiantes sin ritmo de juego, no tuvo lugar. Se operó, pero en todo 2016 apenas tuvo acción en 10 partidos. El Pincha lo cedió sucesivamente a préstamo a Universidad Católica de Ecuador (40 partidos en 2017) y Patronato (11 juegos en el primer semestre de este año); por lo que llega a Belgrano con mucha continuidad y buen nivel.
Una curiosidad: cuando Lucas Bernardi dirigió a Estudiantes no lo tuvo en cuenta porque tenía el puesto cubierto. Tampoco lo pidió en esta ocasión (es uno de los apuntados por la dirección deportiva del club), pero el DT ya adelantó que será una pieza importante del Belgrano que viene.
Además de los volantes Rivero y Gil Romero, que fueron parte de la columna vertebral de Patronato el último semestre, la “B” sumó a los defensores centrales Miguel Martínez (34) y Matías Nani (20). Ahora la dirigencia procura cerrar las incorporaciones de un delantero con movilidad (todavía no está descartado Enrique Triverio) y de un lateral por izquierda, como prioridades.
La octava fue subcampeona
En el predio de Rosario Central, en Arroyo Seco, la novena división de Belgrano cayó por 1 a 0 en la final ante su par de San Lorenzo. Tomás Porra, a los 25 minutos del primer tiempo, convirtió el único gol del partido. El conjunto pirata, dirigido por Maximiliano Luján, cumplió una excelente campaña y obtuvo el derecho a disputar la final tras imponerse en la zona B, con 30 puntos en 14 partidos. La final fue muy pareja y San Lorenzo aprovechó una de las únicas distracciones del fondo celeste para quedarse con la victoria. Belgrano alistó desde el comienzo a: Daniele; Pastorelli, Ramírez, Delugo y Ocampo; Tisseira, Sosa y Tapia; Galli, Salvucci y Poggio. En el complemento ingresó Áxel Ruiz por Mateo Poggio. Al finalizar el partido, los dos planteles compartieron un almuerzo.