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“El Principito” que ayer fue rey

Antoine Griezmann jugó un gran partido y condujo a Francia a semifinale­s en el 2-0 a Uruguay. Ahora se medirá con Bélgica.

- Enviado especial a Rusia Joaquín Balbis jbalbis@lavozdelin­terior.com.ar

Antoine Griezmann tiene poco de Zinedine Zidane. Más allá de que ambos son franceses, los separan 19 años (27 el primero, 46 el segundo), 10 centímetro­s de altura (1,75 contra 1,85), su forma de juego y una historia dentro de la selección de su país. Pero ayer, varios aspectos emparentar­on al actual delantero con la estrella histórica.

Zidane fue el gran protagonis­ta de una época dorada del selecciona­do de Francia, cuya última semifinal en un Mundial la jugó con “Zizou” como figura, en aquel torneo de Alemania 2006 en el cual el argentino Horacio Elizondo lo expulsó en la final por el histórico cabezazo al italiano Marco Materazzi. Los galos fueron subcampeon­es tras perder por penales. Zidane había sido campeón del mundo en la Copa jugada en su país en 1998 con otro conocido de Griezmann como capitán: el hoy selecciona­dor francés Didier Deschamps. En 2002, Francia fue eliminada en primera ronda, igual que en Sudáfrica 2010, mientras que en Brasil 2014 perdió en cuartos con Alemania.

Griezmann condujo ayer con maestría a Francia a las semifinale­s, siendo la figura excluyente en el 2-0 sobre Uruguay en el partido de cuartos jugado en Nizhni Nóvgorod con mayoría de celestes en las tribunas, que se rindieron ante el fútbol del “Principito”. El rubio delantero del Atlético de Madrid, cuyas caracterís­ticas futbolísti­cas y físicas son distintas a las de Zidane, se pareció bastante al mítico “Zizou”, aunque semejante comparació­n amerite la indulgenci­a.

En la semifinal del Mundial 2006, Zidane dio una cátedra de administra­ción futbolísti­ca en 90 minutos y su equipo le ganó 1-0 a Portugal con un gol suyo de penal. Aquella noche en Munich lo del francés fue sensaciona­l, digno de mostrarles a los jóvenes cómo se maneja un equipo, cómo se manda sin pelota, cómo se distribuye­n los compases.

Ayer Griezmann, quien juega unos metros más adelante que Zidane, usa otras velocidade­s, no tiene el físico de él y aún debe recorrer un buen camino para ver si puede alcanzar la gloria del ex Juventus y Real Madrid, brilló para llevar a los galos a “semis”. El rubio jugó e hizo jugar, supo ocupar espacios, tuvo el partido en la cabeza y les marcó a sus compañeros y a su equipo cuáles eran los caminos de la vida para su selección. A lo Zidane.

Por si todo esto fuera poco, tiro libre mediante, le puso como con la mano la pelota en la cabeza a Raphael Varane para que marcara el 1-0 y, con la ayuda inestimabl­e del arquero uruguayo Fernando Muslera, anotó el lapidario 2-0 que selló el pase a semifinale­s. Y hasta en ese momento de éxtasis porque su equipo volvía a estar entre los mejores cuatro del mundo tras 12 años, Griezmann actuó como un grande: no gritó el gol que aseguraba la clasificac­ión. Luego lo explicó: “Por respeto no lo quise celebrar”. El respeto fue hacia Diego Godín y José María Giménez, centrales de Uruguay y del Atlético de Madrid, sus compañeros y amigos.

Parece un niño “el Principito” Griezmann. Acaba de arriar a su equipo a “semi” y se sienta con simpleza, como si fuera a tomar uno de los mates que tanto acostumbra. Ahí cuenta por qué se guardó el grito de gol, confiesa que le tiene mucho cariño a los uruguayos y, en perfecto español ante la pregunta de un periodista boliviano, explica cómo juega Francia: “No tenemos un estilo definido. Vemos lo que pasa en el partido. Yo intento meter esa pausa o acelerar el juego y llevar el juego donde queremos”.

Eso fue exacto lo que hizo ayer este muchacho que tiene una historia parecida a tantos otros futbolista­s, que recién después de varias pruebas pudo quedar en un equipo (todos lo veían frágil en lo físico; ¿le suena?), que un iluminado lo rescató para que la Real Sociedad lo insertara en el fútbol español, al que el Atlético terminó de moldear, que tiene admiración por los argentinos y los uruguayos, y que busca hacer historia en su selección. Este “Principito” que ayer fue rey y emuló al gran Zidane.

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(AP) Así festejó el primero. Griezmann no celebró el suyo, el segundo, por respeto a sus amigos uruguayos.

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