Mundo D

Disfrutar de algo que debería ser normal

- Gpuente@lavozdelin­terior.com.ar

Belgrano-Talleres, Talleres-Belgrano siempre genera un cosquilleo especial. Es nuestro clásico mayor. Ese que reúne multitudes. Del que se habla antes, durante y después de cada enfrentami­ento. Hoy encuentra a ambos en la Superliga como los únicos representa­ntes de Córdoba en la máxima categoría del fútbol argentino. Y aunque parezca una obviedad, hay que valorarlo. Hay que destacarlo porque por muchos años este superclási­co cordobés no se daba con los dos en Primera División.

Más allá de que el partido de hoy es un amistoso y de pretempora­da, siempre es único e irrepetibl­e. El ganador puede salir fortalecid­o para lo que se viene y al perdedor se le verán más profundas sus fallas o necesidade­s. Pero ambos equipos están a tiempo todavía de modificar cuestiones pensando en la Superliga que se viene. Y otra vez se verán la cara, esta vez por los puntos, el fin de semana del

5 al 8 de octubre por la fecha 8.

El clásico de hoy lo tienen que disfrutar más que nunca los hinchas. Porque hoy podrán vivir algo que no lo harán en esa fecha 8 de la Superliga. Hoy podrán asistir los simpatizan­tes de ambas hinchadas al estadio Mario Alberto Kempes. Por una absurda disposició­n de los organismos de seguridad, y avalada por la AFA, los visitantes no pueden concurrir al torneo de la máxima categoría del fútbol argentino.

Lo absurdo es que en un poco más de dos meses, los que hoy ingresarán a la cancha para ver el clásico cordobés y disfrutar también del duelo de hinchadas, en el primer fin de semana de octubre cuando jueguen por los puntos oficiales sólo podrán entrar al Kempes los simpatizan­tes de Talleres, porque la “T” será el local. Sólo los de Belgrano habían podido disfrutar del clásico cordobés el torneo pasado en el Gigante de Alberdi.

El mamarracho que hizo la selección en el Mundial de Rusia 2018 es un fiel reflejo de nuestro fútbol. Entonces medidas como estas, la del no ingreso del público visitante para algunos partidos (aunque sean los mismos protagonis­tas, pero diferentes torneos), no deberían sorprender a nadie. Los que toman las decisiones son los mismos que en algún momento votaron por hacer un torneo de 30 equipos. Ahora buscan achicar ese número con torneos a una sola rueda. O manoseando a los torneos de ascenso, cambiando sus formatos temporada a temporada.

Si en Rusia nadie sabía a qué jugaba la selección, en nuestros torneos muy pocos saben a qué se juega. O cómo se juega. Cuando alguien logra descifrar cómo son los ascensos, los descensos o las clasificac­iones a la copas internacio­nales, al año siguiente se modifica.

Por eso, hinchas de Belgrano y de Talleres disfruten en paz lo que hoy vivirán en el Kempes. Nadie sabe hasta cuándo durará.

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