Sin ideas ni reacción
Talleres, que entró dormido y a los 8 minutos ya perdía 1-0 frente a Boca, careció de juego y de empuje.
Los debuts de Talleres y de Belgrano, más allá de sus resultados, no dejaron buenas sensaciones en sus hinchas. Las dudas, los primeros cuestionamientos, surgen lógicos aunque necesariamente prudentes por tratarse sólo del comienzo de la Superliga.
Hablar de un 0-1 en la Bombonera, frente a un Boca Juniors que destila riqueza, es hablar de un resultado digno, entendible, pero que si se hubiera duda en otro contexto, hasta también podría haberse calificado como satisfactorio. Mejor dicho, no el resultado, pero sí la actuación de Talleres, si por ejemplo hubiera puesto contra las cuerdas a su anfitrión, o si le hubiera hecho sentir el rigor de un juego más ambicioso y atildado.
Pero eso no sucedió. Ni como respuesta inmediata al prematuro gol de Cristian Pavón, ni cuando mansamente fueron pasando los minutos sin que Esteban Andrada pasara sobresaltos. Sólo ese remate de Juan Ramírez que se convirtió en penal al dar en el brazo de Pablo Pérez, hizo que el arquero siguiera justificando la gran inversión de su nuevo club, tras su buen debut contra Libertad de Paraguay por la Copa Libertadores de América.
Deberá trabajar mucho, Juan Pablo Vojvoda. El entrenador podrá descansar tranquilo por la respuesta sostenida de Guido Herrera, un arquero que cada partido parece levantar más su nivel, pero probablemente se desvelará pensando cómo armar un equipo con más convicciones para encontrar caminos más sencillos para llegar al gol.
Andrés Cubas metió un brillante pase de 30 metros a un compañero para que fuera a encarar el arco, y en esa acción pareció terminar su aporte ofensivo; Pablo Guiñazú tocó y tocó; hizo lo suyo. Y Ramírez, el más audaz, repitió su virtud de atar la pelota al pie y encarar, pero de manera aislada. Poco y nada se puede decir de sus tres delanteros. Ya sea por falta de buenas habilitaciones o por sus mismas impericias, no dejaron ni la más leve huella en el césped xeneize.
Gonzalo Maroni y Tomás Pochettino surgen como la esperanza de un recambio, en una transición que podría ser más traumática de lo pensada, si es que el equipo no mejora en su respuesta colectiva e individual, y en una imagen que en la mañana del domingo, más que leve, fue demasiado insulsa.
No fue esa postura la de Belgrano en los primeros 20 minutos ante San Martín de San Juan. Bronco, áspero, pareció relinchar en un lapso en el que tanto pudo liquidar el partido, como recibir un gol por la falta de conexión defensiva entre sus hombres, algo que se iba repetir con más frecuencia en el segundo tiempo. Nada como el desafío de un promedio bajo para potenciar las energías en Alberdi. Nada como una posición incómoda en el albor de un campeonato para enturbiar las ideas ante dos errores seguidos.
El sábado a la noche quedó claro que sin Matías Suárez en un buen nivel, a Belgrano, desde mitad de cancha hacia adelante, todo se le complica. Y que al no tener otras grandes figuras, la búsqueda de la solidez en su estructura es un imperativo para Lucas Bernardi. Jugar bien y sumar puntos son las dos cosas que quiere el hincha celeste. Entre estas dos cuestiones, armar un equipo sin tanto brillo pero utilitario en los números es lo que más están deseando en Alberdi.
VOJVODA SE DESVELARÁ PENSANDO CÓMO ARMAR UN TALLERES CON MÁS CONVICCIONES, PARA ENCONTRAR CAMINOS MÁS SENCILLOS PARA LLEGAR AL GOL.
JUGAR BIEN Y SUMAR SON COSAS QUE QUIERE EL HINCHA CELESTE. ENTRE AMBAS, ARMAR UN EQUIPO SIN TANTO BRILLO, PERO UTILITARIO EN LOS NÚMEROS ES LO QUE MÁS DESEAN.