La “T” no pudo ni supo en La Boca
El equipo que dirige Vojvoda tuvo déficits en la generación de juego y le faltó coraje para pisar fuerte. Lo mejor fueron algunos tiros de fuera del área.
Con poco, Boca le ganó 1-0 a Talleres. Y con poco más, también, la “T” le hubiera hecho a Boca un partido mucho más complicado que el que finalmente le hizo. El Xeneize no tiró ayer sobre el verde césped de la Bombonera toda la potencial superioridad que se suponía. Y hasta quedó la sensación de que podría haber tenido algunos problemas si los albiazules hubieran tenido una consistencia futbolística diferente.
No vaya a creerse que Talleres no se atrevió a ganarle a Boca. El problema es que sobró tibieza y faltaron recursos. De hecho, cuesta encontrar un solo minuto del discreto partido en el que el equipo de Juan Pablo Vojvoda haya podido superar o al menos, enrevesar al de los mellizos Barros Schelotto. Hubo un déficit muy evidente de generación de juego y profundidad. A tal extremo que las únicas llegadas más o menos peligrosas al arco de Esteban Andrada fueron remates desde fuera del área que ejecutó Juan Ramírez.
En uno de ellos, a los 26 minutos del segundo tiempo, explotó la polémica mayor de la mañana. El fuerte disparo del volante de la “T” dio en la mano derecha separada del cuerpo de Pablo Pérez y obligó a una gran atajada del nuevo arquero boquense. Muchos creyeron que el movimiento del brazo de Pérez ampliaba el espacio natural de cobertura y que había espacio para cobrar el penal. El árbitro Facundo Tello ordenó seguir.
Antes y después de esa jugada aislada, Talleres no pudo incomodarlo a Boca. Faltó quien sostenga la pelota. Y los esfuerzos de Ramírez por romper líneas y copar el espacio que fue entre la línea de cuatro xeneize y las espaldas del colombiano Wilmar Barrios se diluyeron en la intrascendencia. Acaso, porque la prestación de los delanteros de la “T” fue paupérrima. Ni Aldo Araujo, más útil bajando a dar una mano en la recuperación del balón que desbordando por la derecha, ni el paraguayo Brian Montenegro, fagocitado por la marca segura de Carlos Izquierdoz, ni el tenue venezolano Samuel Sosa dieron la talla del partido. Los ingresos del debutante Tomás Pochettino, Nahuel Bustos y del uruguayo Junior Arias tampoco modificaron la ecuación.
Por eso, Boca no pasó sobresaltos. Porque enfrente tuvo un equipo ordenado, lleno de buenas intenciones y punto. El cordobés Cristian Pavón anotó el único gol a los 8 minutos con un tiro desde afuera del área que se desvió en la rodilla de Leo Godoy y descolocó a Guido Herrera y luego, le sobró paño para manejar el desarrollo. Incluso, Boca hasta pudo haber aumentado. A los 6 minutos del segundo tiempo, tras un claro penal de Godoy a Mas, Herrera, el mejor jugador cordobés, se lució atajándole a Carlos Tevez un remate débil y anunciado.
Para construir su nueva victoria, Boca no debió desplegar una superioridad aplastante. Ni siquiera “Kichán” Pavón, Mauro Zárate, Tevez o Pablo Pérez tuvieron una mañana inspirada. Y no les hizo falta. Talleres, hoy por hoy, es un proyecto que el técnico Vojvoda sigue observando y corrigiendo, muy lejos aún del ideal. Y al que ayer no le faltó coraje o atrevimiento para pisar fuerte y hacer mucho más en la Bombonera.
Le faltó fútbol. Así de claro, así de simple. Quiso. Pero no pudo ni supo. Nunca.