Mucho por mejorar
Si el Pirata sumó anoche, fue casi exclusivamente por la actuación de César Rigamonti. Fue superado por River y sólo mejoró algo en el complemento.
Las atajadas de César Rigamonti sostuvieron a Belgrano en los peores momentos de la noche lluviosa del Monumental y le permitieron a la “B” llevarse un empate en cero que, en función de cómo se fue dando el partido, tiene más de proeza que de reales merecimientos futbolísticos.
Hay que decirlo con total claridad: si Rigamonti resultó anoche la gran figura del espectáculo, fue porque River apabulló de a ratos a Belgrano, salvo en algunos pasajes aislados del segundo tiempo en los que el Celeste pudo sostener la pelota y hasta sacar algunos contraataques peligrosos (en uno de ellos, Matías Suárez controló mal y permitió la tapada de Franco Armani).
Por lo demás, fue floja la tarea del equipo de Lucas Bernardi. Y por eso, el 0-0 no debe llamar a engaños. Porque se logró conjugando un verbo (aguantar) y no el más importante (jugar). De a ratos, hasta llamó la atención que hubiera tantas diferencias. Como si se tratara de dos equipos de categorías distintas y no de dos que comparten, más allá de las diferencias de billetera y de peso político, la máxima división.
Fue preocupante verlo al Celeste tan metido atrás con línea de cinco en el fondo, tan inferior, tan subordinado a lo que River propuso e impuso, con el talento y la pegada de Quintero como toque de distinción. En el primer tiempo, jugado bajo una pesada cortina de agua, recién a los 30, Belgrano se atrevió a rematar al arco de Armani.
Lo hizo Suárez, casi desde la mitad de la cancha, y la pelota pasó cerca. Antes y después, costó llegar porque el equipo arrancó desde muy atrás, obsesionado por defenderse y sin poder cortar nunca los circuitos del juego del equipo millonario.
En el segundo tiempo, Belgrano salió algo más al medio y tuvo 15 o 20 minutos en los que, más o menos, alcanzó a equilibrar la posesión de la pelota y amenazó con algunos contraataques. Pero duró poco esa imagen. Con otro colombiano (Borré) por Exequiel Palacios para rodear mejor a Lucas Pratto y darle más opciones a Quintero, los 20 minutos finales fueron un monólogo “millonario” en el que sólo las atajadas de un Rigamonti agrandado e invulnerable lograron mantener un cero milagroso. Pero que no deberían confundir a nadie.
Por este camino, Belgrano sufrirá mucho más de lo que podrá celebrar. Anoche faltó casi todo. Y no siempre las manos de un arquero inspirado alcanzarán para sostener una estructura que inevitablemente pronto deberá dar otras respuestas, mucho mejores.