Mundo D

Hoy juega “la Chacha”

Se cumplen 25 años de la muerte de Julio César Villagra. En su estadio, Belgrano recibe, a las 17.45, a Newell’s.

- Pablo Ocampo pocampo@lavozdelin­terior.com.ar

Julio César “la Chacha” Villagra jugó en el Pirata entre 1982 y 1991. Etapa en la que pasó por todas las competenci­as que el club de Alberdi disputó: Liga Cordobesa, Provincial, Regional, Nacional B y Primera División.

Ese puñado de años le bastaron para pasar de ser un jugador de Belgrano a ser un hito, un tipo que se quedó instalado en el corazón de la gente del Pirata y se transformó en el símbolo de todo un club, por ser “un distinto” que logró arrebatar el amor de sus hinchas.

Llegó una noche para hacer una prueba junto a un amigo. Para ver qué podría pasar. Aunque su talla y su físico no impresiona­ron, sus gambetas sí lo hicieron y su manera de jugar dejó boquiabier­to a quienes fueron testigos presencial­es de aquel momento.

“Es muy chiquito”, cuenta Oscar Díaz, utilero de la “B” desde hace años, que dijo el técnico del Pirata por aquel tiempo, Raúl “el Pucho” Arraigada. Pero el veterano entrenador, de mirada penetrante y gran capacidad de elección de jugadores, tras algunos minutos de práctica sostuvo: “Este petiso va andar muy bien, es el mejor que vino esta noche”.

Y así fue, porque “la Chacha” llegó a primera para quedarse por 10 años en el Celeste. Surcó la cancha por derecha y por izquierda, enloqueció rivales, los dejó en ridículos más de una vez y fue ese chico de Villa el Libertador que cumplió el sueño de miles de niños: jugar en la primera de Belgrano.

Hoy, 25 años después de su muerte y con el estadio portando su nombre, miles de esos hinchas que completan las tribunas del “Chacha Villagra”, no pudieron verlo en cancha y solamente se hacen eco de las leyendas urbanas que hablan de sus proezas en el campo.

Miles jamás lo vieron en un campo y puede que sus padres o abuelos le contaran de él. Pero todos, absolutame­nte todos aquellos que son hinchas de la “B”, saben quién es.

Mirarlo con admiración

Norberto Fernández jugó cuando llegó a primera en la “B” con Villagra y lo define como “un distinto”. “Un jugador que en estos tiempos no hay. Han cambiado mucho las cosas, pero él lo que tenía era que llevaba el potrero, el barrio en la sangre y cuando jugaba se le notaba”, recordó.

“Lo admiré desde la tribuna, porque soy hincha de Belgrano y lo veía cuando venía a la cancha. Después, aunque era chico, tuve la posibilida­d de jugar con él y fue increíble”, prosiguió Beto.

El técnico de la octava división de AFA también agregó: “Era un tipo solidario con los más chicos del club. Él venía para Alberdi desde Carlos Paz y me buscaba para traerme a los entrenamie­ntos, porque yo solamente tenía una bici y como sabía que también era de un barrio humilde, siempre tenía un consejo para dar”.

El trágico final

Un 13 de setiembre de 1993, Villagra tomó la peor de las determinac­iones y decidió darle fin a su vida. Las razones que lo llevaron a semejante decisión se fueron con él a la tumba el 15 de setiembre.

De ese trágico momento, Fer- nández dijo: “Fue increíble, no podíamos entender qué había pasado y por qué pasó. La verdad fue un golpe muy duro”.

Finalmente, “Beto” entiende que es un acto de justicia que el estadio lleve su nombre: “Él jugaba por la camiseta, Belgrano era su vida. La plata no le importaba y el anteponía el corazón y cuando tenía que jugar lo hacía por la camiseta”.

Oscar “el Chino” Díaz es utilero del club desde hace más de 35 años. Ha visto a cientos de jugadores llegar desde distintas latitudes y barrios de Córdoba, pero recuerda con claridad el momento en que Villagra pisó el Gigante: “Era una noche y llegó con su amigo ‘el Negro’ Luna y lo vio ‘el Pucho’ Arraigada. Me acuerdo que le dijo ‘sos chiquito, pero probá, mirá que acá te van a dar muchas patadas’. Entonces ‘la Chacha’ la empezó a pisar y a gambetear. Y Arraigada me miró y me dijo que era el mejor que había venido a la prueba”.

“Era un chico bárbaro, nunca se quejó de nuestro trabajo ni de nada. Verás en las fotos que tenía unas camisetas enormes, porque en esa época la ropa era L o XL, nada como ahora que son M o S y varios modelos”, agrega Díaz mientras entre sonrisas recuerda aquellos días.

“El Chino” que junto a su mujer en más de una oportunida­d fueron por sus hijos al barrio para que los viera, una vez separado, dijo: “Era un buen pibe, humilde, un chico de barrio. Está muy bien que la cancha lleve su nombre, porque él era nacido y formado en Belgrano”.

“Te hago famoso”

Otro que lo conoció bien y del barrio es Gustavo Spallina. “El Tano” lo recuerda y sus ojos se ven desbordado­s por las lágrimas.

“Era un pibe bárbaro, nunca se olvidaba de sus amigos y siempre estaba dispuesto a firmar un autógrafo o sacarse una foto con la gente”, dijo Spallina, quien recordó que en abril de 1991 antes de entrar a la cancha “la Chacha” le dijo: “Hoy te hago famoso, jugá bien de 9”. “Y no me quedó otra, empezó a jugar de 7 y a ganar por el sector. Me hizo hacer tres goles ese día ante Instituto y le ganamos 4 a 2”.

“El barrio se detenía cuando él pasaba, todos lo querían y era un símbolo de humildad. Que el estadio lleve su nombre es un homenaje a un tipo que jugó ‘a lo Belgrano’, siempre”, concluyó “el Tano”.

Villagra, “la Chacha”, así de simple. Un futbolista que se quedó con el corazón del pueblo celeste.

“LA CHACHA” JUGABA POR LA CAMISETA. BELGRANO ERA SU VIDA. LA PLATA NO LE IMPORTABA, ANTEPONÍA EL CORAZÓN. Norberto Fernández, exfutbolis­ta

 ?? (LA VOZ) ?? Justo un día como hoy. El 15 de septiembre de 1993, fallecía Julio César Villagra. El Gigante de Alberdi lleva su nombre. Fue un futbolista inolvidabl­e y se convirtió en leyenda.
(LA VOZ) Justo un día como hoy. El 15 de septiembre de 1993, fallecía Julio César Villagra. El Gigante de Alberdi lleva su nombre. Fue un futbolista inolvidabl­e y se convirtió en leyenda.
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