Mundo D

Emocionant­e, emocional

Tanto se habló del carácter, que River lo mostró en la cancha de Boca. Actitud y juego para un triunfo justo.

- Daniel Guiñazú Especial desde Buenos Aires

La multitud boquense que atestó la Bombonera se sacudió cantando la pena inmensa de la derrota. Al mismo tiempo que, en la mitad de la cancha, los 11 jugadores de River y el cuerpo técnico que lidera Marcelo Gallardo celebraban la gran victoria con el abrazo más apretado y futbolero que pueda imaginarse. River derrotó 2-0 a Boca en el Superclási­co. Y a la hora del análisis, poco, casi nada hay para objetar.

Por estas horas se darán vueltas y vueltas en torno del carácter. Se dirá que ganaron los “millonario­s” porque tuvieron la temperatur­a emocional justa para asumir el gran partido. Porque casi desde el primer giro de la pelota, River fue más agresivo. Corrió más, presionó mejor, ganó los duelos esenciales del medio campo, plantó sus volantes bien adentro del territorio boquense y con el balón de su lado, tuvo mayor fluidez y las ideas más claras.

Se puso 1 a 0 con el golazo de volea de “Pity” Martínez a los 14 minutos del primer tiempo y hasta pudo haber estirado la ventaja si hubiera resuelto mejor algunas jugadas dentro del área de Boca. Y “Pity” hubiera seguido en la cancha. Pero salió lesionado 22 minutos de la primera etapa y sin él, River ya no tuvo el desequilib­rio en los uno contra uno que Martínez había podido imponer contra cualquiera que se le cruzase. Entró en su lugar el colombiano Juan Fernando Quintero. Y ya no fue lo mismo.

Pareció tambalear River en los 10 primeros minutos de la segunda etapa. Pero hasta con el juego en contra, el equipo del “Muñeco” Gallardo volvió a mostrar carácter y solidez. A falta de fútbol, Boca le tiró la prepotenci­a y el aliento ensordeced­or de sus tribunas, las corridas de Nahitan Nandez arriba y abajo del lateral derecho y un torbellino de centros y pelotazos que aguantaron los dos centrales, Maidana y Pinola. Se pidieron dos penales, una mano de Leo Ponzio y un empujón de Milton Casco al cordobés Cristian Pavón, que el árbitro Mauro Vigliano no concedió. Y daba la impresión de que el empate iba a caer de prepo en cualquier momento. Pero las movidas de Gallardo dieron efecto rápido.

Entraron Franco Zuculini por Enzo Pérez e Ignacio Scocco por Lucas Pratto. Y a los 22 minutos, un terrible derechazo alto de Scocco puso el 2-0 y casi que cerró el partido. Sin fútbol e ideas y con demasiadas individual­idades con las luces bajas (Tevez, Benedetto, Pavón, Más) Boca terminó chocando más que con River, contra su propia impotencia.

Y River volvió a ganar en la Bombonera. Desde luego que tuvo carácter. Pero también tuvo los mejores jugadores y el fútbol más claro para vivir otra noche inolvidabl­e.

 ?? (FOTOBAIRES) ?? Festeja Scocco el 2-0. En la primera pelota que tocó clavó el 2-0 que enmudeció a la Bombonera. El delantero reemplazó a Pratto.
(FOTOBAIRES) Festeja Scocco el 2-0. En la primera pelota que tocó clavó el 2-0 que enmudeció a la Bombonera. El delantero reemplazó a Pratto.

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