Mundo D

De las pesadillas al sueño de todo hincha

En 2002, “el Indio” jugó un partido que recordará por el resto de su vida. No sólo por cómo se dio, sino por cómo lo vivió en los días previos a esa tarde en el Chateau Carreras.

- Flavio Durán fduran@lavozdelin­terior.com.ar

Más de uno que conoce la vida de Julio César Moreyra podría asegurar que el día “D” de su carrera futbolísti­ca sería el día de su debut, o el del ascenso con Instituto, o algún partido en la Universida­d de Chile o tal vez un partido importante de Copa Libertador­es. Pero, no.

El día “D” del “Indio” Moreyra fue el de su primer clásico ante Belgrano, el del 7 de septiembre del 2002. “Tenía 21 años recién cumplidos y a esa semana no me la olvido más. Nunca había jugado un clásico. Sí en inferiores. Iba a ser mi primer clásico. Encima yo siendo hincha, el hecho de poder estar ahí adentro era un sueño. Siempre lo había visto desde la tribuna”, empezó su relató el pelilargo que hoy juega en Colón de Colonia Caroya mientras realiza la carrera para ser entrenador profesiona­l.

“No pude dormir en toda la semana. Soy muy ansioso y sólo pensaba en ese partido. Por las noches tenía pesadillas. Soñaba que no podía mover las piernas, que no podía jugar. También soñé que perdía la pelota (siendo último hombre)”, cuenta “el Indio” con tanta soltura como si esto hubiese sucedido hace un instante.

Y recuerda un diálogo que tuvo con uno de los dos integrante­s de la dupla técnica que por ese entonces conducía a la Gloria: Carlos Compagnucc­i-Juan Amador Sánchez. “Estábamos en la concentrac­ión y en un momento cuando subo al ascensor se mete Compagnucc­i y me pregunta: ‘¿Cómo estás?’. ‘Bien, bien’, le dije yo. Y me dice: ‘Estás cagado’. Y le respondí: ‘Mirá Carlos, no sé si voy a jugar bien o no, pero voy a dejar la vida en cada pelota, es el partido de mi vida’. Al otro día, en la mañana del partido, me levanté temprano y fui a desayunar solo. Agarré el diario La Voz y vi que había una nota a Compagnucc­i donde contaba el diálogo que habíamos tenido, aunque sin nombrarme”, rememoró “el Indio”.

–¿Y cómo fueron las horas previas?

–Me tocó concentrar con Nicolás Miranda, el otro central. “Nico” es muy tranquilo. Él dormía, me decía que me tranquiliz­ara y descansara. Yo no podía dormir. Esa noche ni dormí. Concentram­os en el hotel Ducal.

–¿En qué momento estuviste más nervioso?

–En la charla previa. La tuvimos en el hotel, pero en esa charla ya me sentía adentro de la cancha. Tenía un dolor en la boca del estómago. Unos nervios mal. Transpirab­a... Una vez que llegué a la cancha todo fue lindo. La música, sentir la gente... Lo que sí, todos salieron a reconocer el campo de juego, pero yo no quise hacer eso, me calcé los botines con tapones altos y dije para mí mismo que iba a dejar la vida en cada pelota.

Y se vino el partido. Y nada de lo que había soñado “el Indio” en los días previos se dio. Esos fuertes latidos que lo despertaba­n por la noche debido a algunas pesadillas se transforma­ron en palpitacio­nes inexplicab­les, sobre todo cuando marcó el 2-1 a los 4 minutos del segundo tiempo. “No había soñado con hacer un gol, pero hoy lo recuerdo como si estuviese pasando ahora, en cámara lenta. ‘El Negro’ Sarría me tira un centro con rosca. A mí me marca Ángel Puertas, que es buen marcador y cabeceador, pero me deja dos metros y me le escapo. ¡Salto! Salto muy alto la verdad, y meto el cabezazo al ángulo. Encima el arquero, que era Germán Montoya, lo hace más lindo porque vuela y no llega. Yo venía con todo el envión y cuando entró la pelota seguí la carrera hacia la gente de Instituto, a festejarlo con ellos. Tenía unas ganas de tirarme, de estar en esa tribuna...”, explicó Moreyra, casi sintiendo ese grito de gol que explotó en la cabecera norte del viejo Chateau.

Aquella tarde terminó con un empate 2-2 y aunque no fue triunfo, quedó marcada en la vida del “Indio”. Y el final de ese día no podía ser de otra manera: “A la noche nos juntamos a comer un asado con ‘el Flaco’ Boyero, ‘Nico’ Miranda y creo que estaba ‘el Pachi’ Capdevila”.

Y llegó el merecido descanso... “Dormí esa noche, casi todo el día siguiente y al otro también. Ya me había sacado esa ansiedad, estaba tranquilo por cómo había jugado y encima había hecho el gol. Fue increíble”. Así cerró “el Indio” su día “D”, un capítulo más que importante en su vida.

SOÑABA QUE NO PODÍA MOVER LAS PIERNAS, QUE NO PODÍA JUGAR, QUE PERDÍA LA PELOTA.

Julio Moreyra

 ?? (LA VOZ) ?? Grito de gloria. Aquel joven “Indio” Moreyra festejó con la hinchada de Instituto lo que era el 2-1 ante Belgrano. Al final, el partido terminó en empate 2-2.
(LA VOZ) Grito de gloria. Aquel joven “Indio” Moreyra festejó con la hinchada de Instituto lo que era el 2-1 ante Belgrano. Al final, el partido terminó en empate 2-2.
 ?? (INSTAGRAM) ?? Sus amores. Sus hijas Sabrina e India con él, en la cancha.
(INSTAGRAM) Sus amores. Sus hijas Sabrina e India con él, en la cancha.

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