Mundo D

Prócer, madre y campeona

A los 34 años, Nadia Silva volvió a jugar a Universita­rio y festejó el título del Oficial. “Es un sueño”, asegura.

- María Eugenia Mastri mmastri@lavozdelin­terior.com.ar

Universita­rio sacó una pieza de su museo y la puso en la cancha para obtener el bicampeona­to del Oficial Damas “A” de hockey al vencer a Jockey el sábado en la final. O al menos eso es lo que siente Nadia Silva, quien a los 34 años volvió a jugar al club de sus amores y, como en 2002, se consagró campeona frente a las “hípicas”. “Y otra vez por penales”, aclara.

La alegría de poder compartir el título con sus hijas fue un agregado más para que ayer su Día de la Madre haya sido súper feliz.

Las mellizas Delfina y Catalina (10 años) vieron por primera vez a su mamá festejar un campeonato, y lo hicieron justo en el club en el que se formó y del que es “totalmente fanática”.

“La alegría de esas nenas es inexplicab­le. No eran fans del hockey, del club ni nada. Y este año se hicieron fanáticas. Ayer (por el sábado) se levantaron nerviosas. En los penales una rezó el Ave María y la otra el Padre Nuestro, cosa que no quede ninguno al margen (risas). Están convencida­s que ganamos por su rezo”, confiesa la única madre del plantel campeón, quien ayer pasó un día “increíble, espectacul­ar” junto a sus niñas. “Ellas me bancaron y ahora están chocas y agradecida­s. Ellas y mi mamá (Griselda), que las cuida para que yo vaya a entrenar”.

La “U” venció 3-2 a Jockey en los penales después de igualar 2-2 en tiempo reglamenta­rio. Y para el DT campeón, Maximilian­o Falcioni, “Nadia se puso el equipo al hombro después de unos 10 minutos iniciales complicado­s”.

La nueva, un prócer

Nadia Silva jugó siempre como volante central. “Ahora juego de lo que puedo”, admite con gracia.

Cordobesa de pura cepa y formada en la “U”, donde juegan sus hermanos e incluso jugó su madre, se fue a vivir a Buenos Aires a los 19 años cuando se sumó a Las Leoncitas para jugar el Mundial Sub 21 de Chile en 2005.

Silvina D’Elía, Rosario Luchetti y Carla Rebecchi fueron algunas de las compañeras que la cordobesa tuvo en aquel plantel que llegó con chapa de candidato pero finalizó quinta en el Mundial.

Desde entonces y hasta el año pasado vivió en Buenos Aires y jugó en Náutico Hacoaj. Incluso cuando en 2008 nacieron “las mellis”, Silva siguió con el palo y la bocha.

Pero el año pasado se volvió a Córdoba y para esta temporada su gran amigo “el Pela” Falcioni la llamó para ser parte del plantel.

Y ella se sumó a un equipo joven y consolidad­o, que venía de jugar cuatro finales en los últimos cinco años, de las cuales ganó tres.

¿Cómo hizo? “Fue fácil desde el lado que la ‘U’ tiene próceres, digamos... Yo ya había pasado al museo. Entonces las pibas conocían mucho de mi historia y me habían subido allá arriba. Además, ‘el Pela’, que es mi amigo de toda la vida, y ‘la Colo’ (Marianela Colombo), que es la capitana, se encargaron durante todo este tiempo de contarles sobre mí”, justifica y, aún con sorpresa, admite: “Las chicas me conocían y me reconocían. Yo llegué y sentí que nunca me había ido”. Mamá Griselda, las mellis Catalina y Delfina, Nadia y su hermana Verónica. Todas jugadoras de la “U” y felices con el título ganado el sábado.

Pero todo tiene un lado B. Y Nadia cuenta el de su historia: “Sí me costó mucho físicament­e. Mucho. Porque son unas bestias, unos aviones. Mi cabeza iba a la par de ellas pero mi cuerpo no respondió nunca. Cuando entendí y acomodé la cabeza a mi cuerpo, pude entender cuál era mi rol en el equipo y sumar desde donde podía: la parte humana, mi experienci­a en el juego. Y en la final creo que eso fue clave”.

Con ternura maternal, Silva apunta que sus 18 años en Primera son los mismos que tienen de vida muchas de sus compañeras. Por eso repara en “las caritas de susto” que varias tenían cuando las cosas no salían en la final. “Yo estaba más relajada y empecé a tirar para adelante. Y ellas, que son chicas, absorben todo lo que uno les transmite. Son muy ‘soldadas’. Confían mucho en la experienci­a y son muy respetuosa­s”, asegura.

–Cuando te sumaste al equipo, ¿sabías que estaban para ser campeonas?

–Yo no volví para ser campeona pero sí para ser parte del equipo campeón. Se los dije en la semifinale­s. Más allá de que soy muy poco objetiva con la “U” porque soy muy fanática, las veía jugar y notaba que jugaban distinto. “El Pela” es un distinto. Tenían todo para ser campeonas. Tenemos. Estaba súper convencida.

–¿Qué significó este regreso para vos?

–Es un sueño. La gente que no practica el deporte y tiene otras pasiones no entiende. Pero para mí es algo extraordin­ario. Volver, entrenarme y salir campeona, con mi amigo a la cabeza (Falcioni) y mi amiga (Colombo), es un sueño.

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(JOSÉ HERNÁNDEZ) Bicampeón. Las jugadoras de la “U” hacen el “2” con sus manos. Ganaron las finales 2017 y 2018.
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En familia.

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