Boca y River les ganaron a los temores clásicos
medida de la tan esperada y promocionada “final del siglo”, que en un hecho inédito protagonizan los dos clubes más populares de nuestro país, en este noviembre que para el fútbol argentino se grabará a fuego.
Si algo faltaba para que esta finalísima de la Libertadores 2018 respondiera a las expectativas creadas por este cruce era el vibrante juego que xeneizes y millonarios brindaron en una Bombonera que lució imponente y le dio un marco espectacular al encuentro. Nada faltó en el cruce de ida que abrió una serie que es histórica por donde se la mire, porque además de coronar a uno de los dos clubes más populares del país que por primera vez definen en un mano a mano el máximo torneo continental, es la última ocasión que el título se resuelve en dos partidos. Ambos cumplieron y estuvieron acorde a lo que se puede esperar de los dos mejores conjuntos de Sudamérica, lo que ratificó que es merecido que los dos estén en esta instancia.
Se especulaba con una ida trabada, quizá dominada por los miedos y más considerando lo pesado que podía estar el campo de juego debido a el diluvio que el sábado había obligado a la postergación, pero se convirtió en un partido entretenido, con muchas alternativas, con buenos goles, con actuaciones de muy buen nivel y con todos los protagonistas mostrando un alto grado de concentración y una generosa predisposición anímica para afrontar este compromiso.
La vuelta será el 24 de este mes a las 17 en el Monumental de Núñez y sin dudas está todo abierto para el juego decisivo que coronará al nuevo campeón de América. En tanto, y dejando de lado ansiedades, nerviosismos y fanatismos, Boca y River regalaron un 2-2 que, al igual que la serie, quedará en el libro de los grandes superclásicos.
La noche del domingo encontró a los millonarios algo más confiados de cara a la revancha y a los xeneizes masticando porque de local se les escapó el triunfo pese a estar dos veces arriba. En 13 días lo de ayer será un gratísimo recuerdo y, otra vez, habrá que dejar de lado los antecedentes para ver quién escribe su nombre en esta histórica Copa.