Mundo D

Juego abierto

El 2-2 de la ida le cerró mejor al “Millo” y su técnico Gallardo festejó en el Monumental. Tevez arengó a sus compañeros y les dijo: “No estamos muertos...”. El 24 se define todo.

- Daniel Guiñazú

Todo está abierto, nada está cerrado. Con el empate 2-2 en una Bombonera repleta y delirante, Boca acaso desperdici­ó ayer la gran oportunida­d que tenía para sacar ventaja en la finalísima de la Copa Libertador­es. Debía ganar de local y no ganó. Pero nada indica que el sábado 24, en la gran finalfinal del Monumental, no pueda terminar cantando victoria.

Es cierto: la igualdad le cierra mejor a River. No tenía que perder y no perdió. Hubo abrazos apretados y caras de satisfacci­ón en el vestuario tras el durísimo partido. Y desde los balcones del Monumental, Marcelo Gallardo, impedido de dirigir en la Boca por la suspensión que le aplicó la Conmebol, salió a festejar con los hinchas que estaban en los playones del club y cantó a voz en cuello que “en la cancha de River la vuelta vamo’ a dar”. Pero decantada la alegría por el resultado logrado, el “Muñeco” debe saber que la única ventaja que tiene su equipo para el desquite es la condición de local. Todo lo demás habrá que verlo dentro de 13 días sobre el verde césped.

Inmediatam­ente después del último pitazo del buen árbitro chileno Roberto Tobar, flotó un aire de frustració­n sobre la vieja Bombonera. La multitud la había atestado para ver ganar a Boca. Y la gente y los jugadores sintieron el desaliento de no haber aprovechad­o la localía. Hubo aplausos de compromiso y una masiva estampida hacia las puertas para ganar rápido las calles y apurar la despedida.

La experienci­a de Carlos Tevez percibió antes que nadie el bajón anímico. Por eso, arengó a sus compañeros, habló fuerte y claro. Les hizo sentir que aún nadie había ganado nada. “Todavía no estamos muertos. Cabeza arriba, vamos”, gritó antes de entrar al túnel. Por eso, sería ingenuo adherirle de antemano a River la etiqueta de candidato. Y sería una necedad creer que Boca no puede dar el gran golpe como visitante.

A favor de los millonario­s juega la historia reciente: en los manos a mano con Racing e Independie­nte, empató afuera y ganó adentro. Pero Boca también ha demostrado ser bravo fuera de su cancha: de hecho, no perdió en esa condición en lo que va de esta edición de la Copa Libertador­es. Aunque igualó 5 partidos de 6 (sólo pudo vencer a Libertad en Asunción por 4 a 2 en la vuelta de los octavos de final).

Cuando ayer hubo que jugar, River jugó mejor que Boca, con conceptos más claros y mejor manejo de la pelota y los espacios. Y cuando decidió resistir, en los 25 minutos finales, lo hizo con solidez y convicción. Y con el aporte siempre decisivo de Franco Armani quien no entregó la mejor respuesta en el gol del cordobés “Wanchope” Ábila. Pero sobre el final, se reivindicó tapándole una pelota a Darío Benedetto que hubiera significad­o un triunfo agónico de los xeneizes y en paralelo, hubiese cambiado los humores de cara a la revancha.

No habrá mañana en el Monumental. Los dos deberán salir a ganar. Pero, en cierto punto, será un partido diferente al de ayer. Jugarán la cabeza, la entereza anímica, el saber estar. La presión de que de esos 90 o 120 minutos, o de una angustiant­e serie de tiros desde el punto penal, saldrá el campeón de la Copa Libertador­es.

Que el que gane, logrará acaso el triunfo más grande y celebrado de toda su historia ante el rival de toda la vida. Y el que pierda, tendrá que remontar una cuesta anímica empinada por no haber podido lograr el título más deseado ante el adversario más odiado pero también el más temido.

Falta mucho para todo eso, 13 días, dos semanas que serán interminab­les y en los que todo, lo que pasó y lo que puede llegar a pasar, volverá a ser hablado y analizado hasta más allá de los límites del hartazgo. La única ventaja que tiene River es que 65 mil hinchas vociferant­es lo empujarán a la victoria y lo harán sentir a Boca tan visitante como ayer lo fueron los millonario­s. Después, no tendrá más remedio: deberá salir a ganar sin más especulaci­ones porque los goles de Pratto e Izquierdoz en contra no valdrán en la suma final.

Se definirá por puntos. Y en esa carrera, sin dudas, los dos están iguales y hay mucho suspenso. Aunque ayer River se haya ido de la Bombonera con el pecho más inflado. Con más confianza en lo que puede llegar a venir.

EL RESULTADO FUE JUSTO. SABÍAMOS QUE EL FINAL SERÍA ABIERTO Y TODO SE VA A DEFINIR EN EL MONUMENTAL.

Ramón “Wanchope” Ábila, autor del primer gol de Boca

NOS VAMOS CON UN EMPATE. AHORA HAY QUE DEFINIRLO EN EL MONUMENTAL, DONDE SERÁ A MATAR O MORIR.

Lucas Pratto, autor del primer tanto de River

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(FEDERICO LÓPEZ CLARO) Pratto y Magallán. Nadie se guardó nada en el juego de ida de la final de la Copa Libertador­es. Lucas Pratto fue el mejor de River y lo de Lisandro Magallán fue aceptable.
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