El cordobés a quien su hija le cumplió el sueño
Fabián Barbero podrá alentar mañana en Madrid a su Boca porque Catalina le regaló el pasaje y la entrada.
El marco que se espera en el Santiago Bernabéu para la definición de la Copa Libertadores entre River y Boca tendrá miles de fanáticos argentinos, pero son pocos los afortunados que podrán cruzar el charco desde la Argentina para presenciar la final.
Es el caso de Fabián Barbero, cordobés de 54 años, quien llegó a la capital española gracias a su hija, que no permitió que le roben a su padre el sueño de ver un evento histórico juntos y le regaló el pasaje y la entrada.
Catalina tiene 27 años y hace dos que vive en Barcelona. Boca es lo que la mantiene cerca de su padre, que desde que nació la rodeó de pasión xeneize. “Es el lazo que me une con él, a la distancia muchas relaciones se enfrían, pero la pasión nos mantiene unidos”, confiesa.
Después de viajar a Argentina para vivir el partido de vuelta junto a Fabián, “Cata” regresó Europa con las manos vacías de gloria y la incertidumbre de no saber qué pasaría con el juego clave.
“Me quedó un sabor muy amargo, volví muy triste porque sentí que me robaron un momento único, por eso cuando confirmaron que se jugaba en el Bernabéu supe que iba a intentar todo lo posible para vivirlo con mi papá”, sostiene esta agente de ventas de una multinacional, quien reside en Cataluña.
“Más allá del resultado, que obvio una espera que sea positivo, es un momento para poder disfrutar esta fiesta del fútbol con él. Siempre hablamos de ir a Japón y viajar con Boca y no lo hicimos. Pensé que nunca iba a pasar pero ahora lo logramos y estoy feliz de tener esta posibilidad que muy pocos tienen”, explica la joven que llegará a Madrid el mismo día del partido por cuestiones laborales.
Fabián se emociona por las palabras de su hija y recuerda el día que se levantó y recibió el mensaje con una foto de un pasaje a España y la entrada del superclásico. “Pensé que era una joda y le dije que no podía aceptar semejante invitación”, relata.
“Cuando la Cata me dijo que era la única persona con la que ella quería ver el partido dije ‘voy’. Lo hablé con mi mujer y mi otra hija y me dijeron que no me podía perder esta oportunidad”, agrega.
El hombre de 54 años está viviendo un sueño. Su parrilla es de Boca. Las sillas son de Boca. El gato se llama Diego Armando. Su vida es Boca. Entre tapas y cañas, Fabián revela un mensaje que ni su familia acepta, salvo Catalina.
“Tengo escrito que mis restos van a ir atrás del arco del Riachuelo porque ahí metí un gol en un amistoso que organizó Macri cuando era presidente. Mi mujer no quiere, pero sé que ‘Cata’ va a llevar mis cenizas y las vas a tirar ahí”, explica Fabián.
Es el partido de su vida. No le importa lo que pase después pero ser campeón de América justamente frente a su clásico rival es lo único que le falta. “Le quiero ganar a River esta copa, después de esto me muero y no me importa”, confiesa.
Ni el papelón que terminó con la Conmebol al mudar la final de continente pudo con la pasión de Fabián y Catalina, quienes alentarán a Boca desde las tribunas del Real Madrid.
Del sillón de Córdoba a España, con la ilusión intacta de cumplir el sueño de recuperar la corona más importante de Sudamérica.
Todavía falta calor clásico
En Madrid el foco aún no está puesto en el clásico. La gente transita la capital disfrutando del fin de semana que se estiró a causa del feriado por el Día de la Constitución. No por nada es la fecha que más afluencia turística atrae.
Más de un millón de personas transitarán la megápolis durante el puente más productivo para el comercio del país ibérico. El año pasado se marcó un registró histórico en cuanto a las ventas, algo que se repetiría y que no depende del histórico Boca-River que mañana verán Fabián y “Cata”.