AFA vs. interior, una brecha que se agranda
Un episodio anecdótico, aislado y curioso. Así puede calificarse al choque que puso ayer, frente a frente y con los puntos en juego, a Boca Juniors contra Estudiantes de Río Cuarto. La entidad del sur provincial, por obra y gracia de esta Copa Argentina, recuperó por 90 minutos el protagonismo que había empezado a ganarse en la primera mitad de los ‘80, cuando comenzó a entreverarse con los grandes del fútbol argentino y eso le representaba una cuestión familiar.
El Celeste riocuartense, una tradicional entidad fundada hace más de un siglo, fue otra de las instituciones del interior del país que vio frenado su crecimiento deportivo cuando la reestructuración impulsada desde la AFA, en
1985, le recortó las alas que había desplegado desde 1983, cuando ya era un habitué de los Nacionales de Primera División.
Ayer, el José María Minella puso en evidencia la distancia que hoy separa a los clubes afiliados directamente con aquellos que el 30 de abril de 1985 firmaron el perverso acuerdo con Julio Grondona para modificar estructuras y espacios de poder, y crear un Nacional B y otros torneos “federales” que los tiene atrapados hace 34 años.
Estudiantes de Río Cuarto fue uno de los 24 clubes que firmaron aquella sentencia a sus aspiraciones de trascender, sin percibir su dirigencia que acababa de rubricar su descenso impuesto en un escritorio.
De aquellos 24 firmantes que le levantaron la mano de aprobación a Don Julio, sólo dos (Talleres y Atlético Tucumán) están hoy en el círculo superior y otros 15, que hasta entonces frecuentaban la máxima categoría (entre ellos Estudiantes de Río Cuarto) nunca retornaron a la competencia mayor.
La Copa Argentina es un consuelo que sirve, además, para recordar todo lo que el interior perdió en las últimas tres décadas y lo que seguirá perdiendo con reglamentaciones como las que se firmaron para la próxima temporada, sin mayor oposición, donde el ascenso de Buenos Aires se garantiza arbitrariamente cinco lugares en la próxima Primera B Nacional, mientras el resto del país se exprime por dos lugares.
La dirigencia provinciana sigue durmiendo la siesta y sólo despierta cada tanto, cuando la Copa Argentina le tira una migaja para invitarlos a una fiesta ajena.
EL INTERIOR SÓLO DESPIERTA CADA TANTO, CUANDO LA COPA ARGENTINA LE TIRA UNA MIGAJA PARA INVITARLO A UNA FIESTA AJENA.