Las historias de la “final”
El guía que hace bromas en el Mineirao y los brasileños que alientan por Messi. La seguridad para mañana a las 21.30.
En el Museo do Futebol del Mineirao de Belo Horizonte ya se juega el Brasil-Argentina de mañana a las 21.30. Un guía conduce por las entrañas del estadio a más de 50 turistas brasileños, entre los que se infiltra Mundo D.
En uno de los portones previo al acceso, el empleado pregunta si hay argentinos. Guardamos el silencio del caso para ver cómo va todo. Hay risas después de una frase en portugués que no entendemos literal pero asumimos una broma al respecto. Cuando llega a la zona de vestuarios, tira otra de las suyas: “Por este camino iluminado por la historia entrará Brasil; por aquel que está oscuro entrará Argentina…”. Y surgen risotadas.
El único vestuario que está abierto al público general en ese paseo por el museo, y luego por el Mineirao, es el que todos quieren ver: en el que estuvo Brasil el día del 7-1 de Alemania por la “semi” de la Copa del Mundo 2014. El guía avisa: “No hay nada roto, pero si alguien cree en las malas influencias… puede sacar lo que quiera. Quizá Argentina venga a este vestuario”. Y otra vez los “jajá”.
Le quedaba un acto más al simpático guía. Antes de la salida al campo de juego, estaba el aparato que tiene la pantalla para que el árbitro consulte el VAR. Soltó: “Puede tener alguna modificación para Argentina...”. Los únicos que no se rieron fueron un niño brasileño vestido entero de Lionel Messiyun gaúcho que andaba con el mate y una remera de Gremio.
El chiquitín se llamaba Mateo y su mamá, quien nos descubrió argentinos, contó que ya sacaron la entrada para el martes a las 21.30 y que alentarán a… Messi y a la selección.
El brasileño del mate relató que vio el Argentina-Qatar en Porto Alegre. “Soy de una ciudad cercana y fui a ver a Messi. Mañana (por hoy) tengo que volver de vacaciones pero estoy haciendo todo lo posible para quedarme a ver el juego (lo pronuncia ‘yogo’)”. Y por lo bajo, como para que no le salten el guía y sus reidores, tiró: “Gana Argentina 1-0 con gol de Messi”.
Los casos aislados de brasileños pro Argentina se reducen al mínimo. Nada que ver a lo vivido en las anteriores sedes, en las que la selección tuvo apoyo importante de los locales. Pasó en Salvador, en la misma Belo Horizonte, en la mencionada Porto Alegre y en Río de Janeiro. Claro que ahora el rival es Brasil. La expectativa es otra. También se palpa en las calles, donde fluyen miles de remeras amarelhas en la plaza Liberdade. Allí hay una marcha de apoyo al presidente Bolsonaro. Allí también se habla de fútbol.
El Mineirao estará lleno (62 mil personas). Y se espera un clima de rivalidad intenso. En ese sentido, los encargados de seguridad, a través del vocero Flavio Santiago, confirmaron a Mundo D que habrá más de 1000 efectivos cercando el estadio y que al perímetro sólo ingresarán quienes tengas entradas.
Santiago ratificó que hay un trabajo conjunto entre la Policía de Belo Horizonte y la de Argentina para cruzar datos sobre la presencia de barras. También hay hinchas brasileños con derecho de admisión. Hasta ahora la Copa América viene “tranqui” y nadie quiere un problema en el partido que todos estarán mirando.
La Policía además ratificó que, pese a la particularidad de la rivalidad entre las hinchadas argentinas y brasileñas, los públicos de Brasil y de Argentina estarán mezclados en las butacas del Mineirao. No habrá, como se especuló y como se hizo en las eliminatorias sudamericanas, un espacio “separado” para visitantes.
Santiago explicó a Mundo D que aún cuando lo hubieran sugerido, por reglamento de la Conmebol, que organiza la Copa América, no está permitido la aplicación de un pulmón o algo similar. “Trabajaremos en la prevención”, afirmó.
Esa convivencia brasileña-argentina será seguida de cerca por la seguridad privada del Mineirao. Habrá que ver si el guía hace bromas el miércoles.