Brasil despide a su Messi querido
A las 16, Argentina enfrenta a Chile por el tercer puesto. En el país vecino, “Leo” es idolatrado. Mundo D te cuenta cómo lo admiran.
El capitán de la selección fue amado por los brasileños. Pequeñas historias de la fascinación por el genio rosarino.
Se va Lionel Messi de Brasil y no se lleva el título que busca locamente con la selección argentina. Se va Messi, pero no se va vacío: se lleva el logro de ser el futbolista argentino más amado por los brasileños. Lo que nunca pasó, pasó con Messi en esta Copa América 2019: que los hinchas del clásico rival veneren a la estrella adversaria. Y hoy, a las 16, el “10” regalará su última función en el país.
Será en el Arena Corinthians, por el partido del tercer puesto ante Chile. La mayoría de los que estarán en esa cancha con capacidad para 49 mil personas serán “locales” que pagaron la entrada sólo para ver a Messi.
La historia de la fascinación por el zurdo rosarino tuvo varias historias que Mundo D fue viviendo de cerca a lo largo del torneo que mañana se termina con la final Brasil-Perú, en el Maracaná.
Las historias comenzaron en Salvador de Bahía. El primer día de entrenamiento del seleccionado en la cancha de Vitoria tuvo como protagonista a Pamela Gabriela, una niña de ocho años que a los tres ya se pintaba las uñas con los colores albicelestes porque “ama a Messi”. Vestida “de Argentina”, estuvo en la puerta del club en los tres entrenamientos del equipo. Se quedó ahí esperando por una foto que nunca llegó.
Pero su amor por Messi no esperaba retribuciones. La madre, Angela, le contó a Mundo D: “No podía creer que le gustaran Argentina y Messi. Nosotros somos todos torcedores de Brasil, pero a ella sola le nació ese amor por Messi”.
En Belo Horizonte, la segunda escala el seleccionado. La historia de brasileños intentando el contacto con Messi continuó. El “falso Ronaldinho” imploraba con una
bandera por una foto con Messi. En el Mineirao, familias enteras de brasileños iban con la remera argentina y el nombre Messi estampado en la espalda sin ningún rubor en la cara. En el Mercado Central de la ciudad se encuentra de todo, entre ellos, un vendedor de aves que atendía con la remera de Messi. El buen hombre esperaba vender algún que otro loro para poder acceder a un ticket y estar en el partido con Paraguay. Fue uno de los que vio el único gol de Messi hasta ahora en la Copa.
En Porto Alegre, la tercera sede de la primera fase, se dio otro hecho “loco” (en la escala de locura por Messi). Una familia inició una campaña en redes sociales para que su bebé conociera a Messi. Gran parte de la ciudad de Porto Alegre los apoyó con hashtags en Twitter, en Instagram y en Facebook.
Jerónimo Nunes fue quien inició esa movida para que su hijo, Lionel, conociera a Messi. Lionel, un bebé de 45 días de vida que había estado cerca de la muerte en su nacimiento. Su mamá, Pamela, se descompensó, Lionel sufrió en la panza y salvó su vida de milagro.
“Por su manera de luchar y por nuestro fanatismo por Messi, le pusimos Lionel. Ojalá ‘Leo’ pueda conocerlo”, dijeron. Movieron cielo y tierra para estar en el Arena do Gremio. Festejaron la clasificación del equipo de Lionel Scaloni como si hubiera sido la de Brasil.
Por Messi, lo de los nombres “Lionel” en Brasil es un caso masivo. “Nos gusta el buen fútbol, nos gustan los buenos jugadores, sean argentinos o no”, decía el papá de un niño Lionel en la tarde noche de aquel domingo feliz posclasificación.
En Río de Janeiro, lugar del cotejo de cuartos de final con Venezuela, el cordobés Ignacio Rosella, quien vive en una favela, contó que a los chicos que juegan bien en esos picados de canchas de tierras les dicen “Messi”. Y que juegan con las remeras de Messi en la selección y en Barcelona. Que los fines de semana es normal para el carioca ponerse frente a un televisor a ver los partidos de Messi.
Hubo feligreses de Messi en el lugar de mayor feligresía de Río: el
Cristo Redentor. Junior, el brasileño que trabaja la capilla debajo de la inmensa estatua, atendía al público con un buzo de la selección argentina y se autodefinía devoto de Messi.
El regreso a Belo Horizonte mostró nuevos casos. Un nene le hizo un cartel con 10 logros del rosarino y hasta dibujó el rostro barbudo de Messi. Era una ternura ese afiche en el que se leía “Melhor do mundo”. Cuando empezó el entrenamiento en el predio del Cruzeiro, el niño intentó ingresar y no lo dejaron. Lloraba desconsolado y el papá le gritó a la seguridad del lugar: “Ustedes están matando la ilusión de los niños, que son los torcedores del mañana”.
El empleado de AFA que miraba la escena sufría no poder solucionar el asunto. Minutos después soltó su catarsis: “Si tuviéramos que hacer pasar a cada niño o persona que quiere ver a Messi tendríamos que ser organizadores de tour de fotos con Messi. Es imposible. ‘Leo’ tiene ‘la mejor’ pero tampoco puede estar todo el tiempo al servicio de todos...”.
O Rei y la ovación
Hasta Pelé, según publicó ayer Mundo D, considera que Messi es uno de los mejores de la historia. A O Rei le conmueve su “humanidad”. Esa humanidad hace que ningún brasileño odie a Messi. No hubo silbidos ni cuando fue a patear un tiro de esquina. La mayor sorpresa de la Copa América fue cuando en la previa del Brasil-Argentina fue anunciado Messi en las pantallas gigantes del Mineirao. Lo ovacionó todo el estadio. TODO EL ESTADIO. Ni un “buuuuu”. ¿Alguien imagina algo igual en Argentina con un futbolista brasileño?
Thiago Silva, referente de la selección brasileña, consideró a Messi “el mejor de la historia”. Dani Alves, el capitán de Brasil, ni siquiera festejó el 2-0. Al pitazo del cuestionado referí Roddy Zambrano, fue a abrazar a Messi. Neymar bajó del palco en el que todo era éxtasis y fue a buscar a Messi para saludarlo. Tité, el DT de Brasil, dijo en la conferencia de prensa: “Messi es extraterrestre, merece esa reverencia”.
Hay más de la fascinación por Messi. Lo detallaron los cordobeses que compartieron con él algunas horas el día de su cumpleaños 32. Entre ellos, los humoristas Camilo, Nardo y “Willy” Magia. “Hasta los controles de los hoteles lo miraban de cerca y le querían pedir una foto. No sé cómo hace para ponerle una sonrisa a todo y todo el tiempo”, contaron.
En los sitios de entrenamientos, pasaban cosas similares. En el Cidade do Galo de Belo Horizonte, un directivo del Atlético Mineiro llevó a su hijo con la remera “10” de la selección argentina. El chiquitín esperaba a metros de Messi para tener su turno de una foto.
Aquí mismo, en la gris San Pablo, periodistas brasileños le contaron a Mundo D que postergaron el viaje a Río de Janeiro para estar en la final Brasil-Perú sólo para tener la chance de ver en vivo a Messi. “No sé cuándo va a volver a Brasil, uno nunca sabe cuándo habrá otro jugador así. Es una pena que aquí Messi no haya salido campeón en Brasil: le pasó en la Copa del Mundo y ahora en esta Copa América”, se saca de encima el rol de “journalista” Marcos Paulo Lima, de Brasilia, para hablar como fan de “Leo”.
Messi es leyenda y lo será mucho más el día de su retiro. Y la grandeza de su leyenda contará que fue amado en el país del clásico rival de Argentina. Lo que Maradona ni Pelé lograron. Lo que nunca nadie logrará.