Mundo D

Un debut a lo Belgrano

“La Tota” comenzó su carrera como futbolista en un clásico ante Talleres en 1996. Tres días antes, había firmado su primer contrato en Belgrano. Los detalles de un día inolvidabl­e para el defensor que fue campeón con Boca.

- Agustín Caretó acareto@lavozdelin­terior.com.ar

“Esto cambió mi vida. Uno siempre sueña con jugar un clásico y hoy se hizo realidad todo esto: el debut, la victoria, la gente festejando, las notas, las fotos. Es un sueño que se puede palpar. El partido fue contenido, muy duro, nadie regaló nada. Belgrano estuvo concentrad­o desde que comenzó y no nos pasó como en otros encuentros donde cometimos algunos errores. El resultado final se justificó en el aprovecham­iento que tuvimos de los errores de ellos”.

Las palabras fueron de Hernán Medina hace 23 años a luego de un clásico en el que el Pirata se impuso por 2 a 0 ante Talleres en setiembre de 1996.

Hoy, mucho tiempo después, “la Tota” sigue pensando lo mismo. Siente que esa tarde le cambió la vida. Por eso elige aquel clásico como el “día D” en su carrera.

Por aquel entonces Belgrano venía de un descenso y debía verse las caras con la “T” en un partido que Medina jamás pensó que iba a La Voz jugar. Siendo un pibe del club estaba en conflicto con los dirigentes porque no había firmado su primer contrato. Por ese motivo el entrenador Pedro Marchetta no lo tenía en cuenta para citarlo en las primeras fechas de aquel torneo.

“Me acuerdo que el partido era un domingo y recién el jueves arreglé el tema de mi contrato. Habíamos estado más de un mes en conflicto”, recordó el actual DT de Racing de Nueva Italia.

Tras la firma del contrato, llegó la citación del entrenador pero nunca imaginó que iba a ser titular en aquel clásico. Pero aquel sueño comenzó a tornarse real cuando en plena concentrac­ión tuvo una charla en el lobby del hotel que aún recuerda.

–¿Pibe, te animás a jugar de arranque el domingo? –dijo Marchetta.

–Sí, por supuesto. Siempre quise jugar de titular –respondió Medina.

–Bueno, prepárate porque mañana vas a arrancar vos –retrucó Pedro.

Todavía sin reaccionar del todo, el zaguero se fue a la pieza del hotel para avisar en su casa que iba a jugar el clásico. Como los Medina no tenían teléfono fijo, Hernán llamó a un vecino para que busque a sus padres. A los cinco minutos volvió a discar y les dijo la noticia.

“A diferencia de mi hermano, mis viejos no eran de ir a la cancha. Así que los llamé para contarles que era probable que jugara ante Talleres. Y al otro día salí de titular”, contó el ex Boca sobre ese inolvidabl­e 29 de setiembre de 1996.

Alegría clásica

“Busque si quiere, pero esto no resiste otra explicació­n. Belgrano puede estar ciego, sordo o mudo. Incluso estar perdiendo o contra las cuerdas. Pero si el rival es Talleres, de algún lado sacará fuerzas para superar la tormenta y quedarse con la mejor sonrisa. Porque siempre encuentra la manera de ganar. Nada ni nadie, en un clásico, puede darlo por muerto. Ni aun muerto”. Así comenzó La Voz su crónica el día después de aquel histórico partido para Medina. Eran tiempos en que el Celeste se hacía fuerte en los clásicos.

Aquel equipo del Pirata tenía varios hombres que formaron parte del recambio tras el descenso. A “la Tota” le tocó compartir la defensa con Federico Bessone, Cristian Binetti y “el Loco” Norberto Testa.

“Me fue bien en el partido. Yo era una incertidum­bre para todos los hinchas. Cumplí. Había que ganar y se ganó. Aparte dejamos el arco en cero. Si uno pregunta cómo quiere debutar, ¿quién no va a querer debutar de esa forma?”, le dijo Medina a Mundo D.

Y agregó: “Hasta que llegué al Chateau no creía realmente que iba a jugar. Recién cuando vi la ropa y leí la formación, empecé a caer. Pero cuando terminó el partido terminé de tomar dimensión verdadera de lo que había pasado”.

El sueño de su vida

Medina hizo la primaria y la secundaria en el Robles. Allí recibió los sabios consejos del entrenador Homero Baez, quien lo puso de defensor siendo que él quería jugar arriba. “Vos le pegás con un cañón, tenés mucha fuerza para patear, tenés que agarrar la pelota un poco más lejos del arco rival”, le dijo el histórico DT del Robles a Hernán. Y el tiempo le dio la razón.

Y fue en aquel colegio en el que más de un profesor le preguntó a Medina qué pensaba estudiar o a qué se iba a dedicar cuando terminara de cursar. Y su respuesta era siempre la misma: “Yo quiero ser futbolista profesiona­l”.

Por eso es que aquella tarde ante Talleres lo marcó para siempre. Y eso que pudo elegir el día del ascenso con Belgrano como el más importante. O alguna vuelta olímpica con Boca. Pero no, escogió los momentos del debut. Aquel con el cual comenzó a soñar en las canchitas de “Don Gómez” cuando con pocos añitos empezó a patear una pelota en Poeta Lugones.

Los 30 mil dólares que se repartió el plantel celeste por aquel triunfo pasaron rápido al olvido para él. Su gran premio esa tarde fue otro: la satisfacci­ón de un sueño cumplido.

SI UNO PREGUNTA CÓMO QUIERE DEBUTAR, ¿QUIÉN NO VA A QUERER DEBUTAR DE ESA FORMA?

Hernán Medina sobre aquel clásico que inició su carrera

 ?? (LA VOZ/ARCHIVO) ?? Inicio triunfal. Hernán Medina mira cómo José Zelaya y Federico Bessone luchan por la pelota en el viejo Chateau hace 23 años. Hernán Medina
(LA VOZ/ARCHIVO) Inicio triunfal. Hernán Medina mira cómo José Zelaya y Federico Bessone luchan por la pelota en el viejo Chateau hace 23 años. Hernán Medina
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