Mundo D

Estudiante­s (RC), el abanderado cordobés

- Joaquín Balbis jbalbis@lavozdelin­teerior.comar

¿Cuál es la forma ideal de despedir un año? La respuesta la tienen esos muchachos que despojados de sus camisetas celestes ayer saltaban y cantaban eufóricos en el vestuario visitante de Morón.

Estudiante­s de Río Cuarto cerró de manera soñada un año soñado. Este 2019, que ya era inolvidabl­e para el León riocuarten­se después de haber ascendido desde el Torneo Federal A a la flamante Primera Nacional, quedará más grabado a fuego porque los celestes terminaron la primera parte del campeonato bien arriba de la tabla de la Zona A. Con el 3-1 de ayer al Gallito en Morón producto de un triplete de Bruno Sepúlveda luego de estar 0-1 abajo, el equipo del sur provincial alcanzó al puntero Atlanta, que esta noche visitará a Platense, uno de los escoltas del grupo.

Por eso, jugadores, cuerpo técnico y colaborado­res disfrutaba­n tanto ayer después de que semejante triunfo ya era realidad.

Era un festejo del corazón, de esos genuinos que delatan la fortaleza de un plantel que viene hace rato, desde abajo, compartien­do sensacione­s y demoliendo objetivos hasta hacerse dueño de las principale­s alegrías del fútbol cordobés en lo que va de la temporada y en este año. Estudiante­s cerró muy bien y se va al receso en zona de clasificac­ión al reducido y ya clasificad­o a la Copa Argentina 2020. Mejor, imposible.

En esta rueda de la Primera Nacional, Estudiante­s se convirtió con claridad en el abanderado de los equipos cordobeses, en función de actuacione­s sólidas y con mucha autoridad, tanto de local como de visitante.

Otro que se va de vacaciones con muy buen semblante es Instituto, que ayer cerró el año con una victoria indispensa­ble para su ambición de clasificar­se a la Copa Argentina 2020, pero también para regalarle una gran alegría a su gente que otra vez se hizo presente en Alta Córdoba para apoyar a sus jugadores. “Había que ganar sí o sí”, era el pensamient­o en la Gloria y eso se logró. Por eso la sonrisa.

Y en Alberdi todo es preocupaci­ón, porque Belgrano archivó un año nefasto, con varias rachas adversas, un descenso a cuestas y muy lejos de las pretension­es de volver rápido a la Superliga.

Ahora, para los tres cordobeses será tiempo de evaluacion­es con la meta de ratificar o redireccio­nar rumbos para encarar fuertes la segunda parte del torneo.

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