Mundo D

Convidados de piedra y las facturas de siempre

- Hgarcia@lavozdelin­terior.com.ar

Más que un ofrecimien­to, terminó siendo una imposición. Y como tal, una marcada de cancha. Por el fondo y la forma de la propuesta. La semana pasada, en la famosa cumbre de Ezeiza, se sentaron las bases del nuevo orden del fútbol argentino y Talleres recibió sobre la hora y, verbalment­e, la “invitación” de sumarse como uno de los futuros vocales de la nueva Liga Profesiona­l, el ente que reemplazar­á a la Superliga en la organizaci­ón del torneo de Primera División, después de tres años. Rodrigo Escribano, vicepresid­ente de Talleres y su representa­nte en esa reunión, se volvió a Córdoba a la espera de poder debatir con Andrés Fassi, el titular albiazul, y con el resto de la comisión, sobre los alcances del ofrecimien­to y sus alcances.

Sin embargo, un rato después de la reunión, la AFA publicó directamen­te la lista de las nuevas autoridade­s de la Liga Profesiona­l sin esperar a saber el parecer de Talleres ni de nadie ni de la fecha en la que por Asamblea se modificará el estatuto de AFA en el que un ente reemplazar­á al otro en el manejo del torneo de la máxima categoría.

Y quien hizo la propuesta fue nada más ni nada menos que Marcelo Tinelli, quien dirigirá la Superliga hasta su disolución (renunció Mariano Elizondo, aquel que supo ser empleado de Ideas del Sur, la empresa que fundó) y el mismo que presidirá la Liga Profesiona­l, desde el 20 de mayo. El empresario también fue el que se cruzó verbalment­e con Fassi en el partido entre Talleres y su San Lorenzo cuando le dijo que no la había escuchado quejarse del arbitraje. Es más, Tinelli fue uno de los causantes de que se rompiera el famoso Fair Play Financiero que tanto impulsó Fassi y que fue una “bomba” que hizo explotar la Superliga. Aquellos siete puntos que le habían descontado a San Lorenzo y a Huracán por irregulari­dades en la declaració­n jurada, les fueron devueltos por un Tribunal de Apelación, después de que Tinelli fuera hasta la Casa Rosada para hablar el entonces presidente Mauricio Macri. Es más, Fassi pidió la remoción del tribunal arbitral, lo que debía ser apoyado por el resto de los clubes de la Superliga y debió soportar una votación de 23 a 1. Es más, así el primer equipo albiazul perdió la chance y los millones de un lugar en la Sudamerica­na de este año que fue para Huracán. Tan inverosími­l como la intromisió­n de AFA a la hora de permitirle al

Globo incorporar jugadores para el último mercado cuando Superliga se lo había impedido por atrasarse en el pago de Juan Garro a Godoy Cruz. AFA se arrogó la potestad de sancionar a su afiliado por encimar del ente que organizaba el torneo. Ahí fue cuando el sueño de la Superliga terminó.

Sin embargo y con ironía, uno de los dueños del poder fue el que “invitó” a Talleres a ser parte de la estructura y, luego, lo confirmó, en una demostraci­ón de cómo se manejará el nuevo orden del fútbol argentino. Es más, también será Tinelli, uno de los encargados de discutir los términos de la renovación del contrato de derechos de transmisió­n local (vence en 2022 el vínculo con Fox y TNT, pero se puede actualizar antes) e internacio­nal (ya vencieron y se anuló la licitación por irregulari­dades).

En la lista de Tapia, que será reelecto hasta 2025 el 19/5, Talleres no entró. Está claro, alguna vez Fassi dijo que no podía quedar “ni el portero de AFA”. En la Liga Profesiona­l se le ofreció “ser convidado de piedra” y quedar expuesto como el resto al ejercicio del poder.

Talleres eligió quedarse adentro del sistema, porque siempre será más fácil desde adentro. No hay otra opción. Es el precio que muchos equipos del interior y muy fuertes pagan históricam­ente por ir a jugar un campeonato del que ni siquiera son afiliados directos. Para ser parte en serio, deberán pasar muchos años o sumar los títulos en Primera, que nuestra plaza, por caso, no tiene.

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