Mundo D

El adiós. Hay genios que nunca mueren

Ayer Diego se fue de gira, porque no puede morir el autor de goles inolvidabl­es, de jugadas memorables, de frases célebres. El responsabl­e de tantas alegrías.

- Gustavo Farías gfarias@ lavozdelin­terior. com. ar

Sepa el lector comprender que quien escribe una necro no es una maquinita sin sentimient­o. Enfrenta el teclado con la misma conmoción y bronca que cualquier mortal, con la cabeza atontada y retumbada por una noticia i rracionalm­ente negada. Ve l a página en blanco y sabe que tiene que l l enarla contando algo que l e parece i rreal. Porque no puede ser cierto que Maradona pueda morirse y, por lo tanto, nadie puede estar preparado para tipear sobre semejante absurdo.

No es fácil escribir “murió Maradona” sin conmoverse. ¡ Es Maradona!, un tipo que ni siquiera tiene el derecho a descansar en paz porque nosotros l e endilgamos el rótulo de inmortal. No puede morirse ese pibe que en 1976 apareció con 15 años contra Talleres metiéndole un caño a Juan Domingo Cabrera, un marcador con cara y fama de duro que bien podría haberlo partido en dos como revancha a tamaño atrevimien­to. Tampoco puede ser cierto que no esté más el autor de l a apilada de todos los tiempos frente a Inglaterra. No hay derecho.

Maradona fue parte de todos nosotros. De los aduladores incondicio­nales y de los detractore­s irreconcil­iables que nunca l e perdonaron sus deslices – muchos– fuera de la cancha. Nadie quedó al margen de los vaivenes de su figura, que dejó un mojón en l a historia personal de todos. ¿ O acaso alguien olvidó qué hacía el día que Diego alzó la Copa en México, cuando apiló a los ingleses o de la tarde en que le metió el pase a Caniggia para eliminar a Brasil?

Siempre estará revolotean­do por la memoria colectiva su imagen infantil repitiendo que su sueño era “jugar el Mundial”, un anhelo que cristalizó cuatro veces y que llegó con el bonus

track de haber llegado dos veces a la final.

Nunca morirá aquella mano de Dios del ’ 86 que tapó l os ojos del árbitro tunecino Alí Bennaceur, cuando su puño jugó de botín para piratearle la pelota al arquero inglés Peter Shilton. Tampoco, los goles del “gordito” que le cerró la boca a Hugo Gatti en un “cuaterno” memorable y revanchist­a o el i dilio divino con Nápoles, se segunda patria.

No puede morir el autor de frases célebres que perdurarán por siempre: “l a pelota no se mancha”, “me cortaron las piernas”, “se le escapó la tortuga”, “la tenés adentro”... Es que la galera de Diego no sólo tenía magia con la pelota, también le alimentaba el ingenio a la hora de enfrentar un micrófono. Jamás usó frases armadas o de ocasión, todas tuvieron su sello personal, como en la cancha.

Hay secretos que a veces uno puede tomarse la licencia de contarlos. Los diarios, en el ejercicio de su vertiginos­idad, tienen preparadas algunas páginas necrológic­as de personajes de riesgo o en estado terminal para que, llegado el infausto momento, se complement­en a la informació­n dura de último momento.

La Voz, como tantos otros medios, preparó el de Diego en 2000 y 2004, cuando parecía inminente un desenlace fatal tras sendas crisis de salud. La Redacción afrontó el desafío de anticipars­e e imaginar un mundo sin él. Desfilaron las mejores plumas y algunos columnista­s invitados y pasó lo de siempre: el “10” infló el pecho y con un toque de cintura esquivó a la

Diego representó a buena parte de la identidad y del ser nacionales. De nuestras virtudes y también de nuestras miserias.

parca como si fuera un conito más de aquellos que burló en el Azteca, en 1986. Por entonces, Diego tenía 43 años y ya coqueteaba con la muerte.

Diego representó a buena parte de la identidad y del ser nacionales. De nuestras virtudes y también de nuestras miserias, pasando por el abanico de rebeldías, de contradicc­iones, de picardías y de genialidad­es que componen la argentinid­ad. Dividió aguas, como les ocurrió a todos los líderes o referentes de nuestro país, aun en contra de su voluntad, que siempre rechazó l a i dea de ser ejemplo o modelo de alguien.

Las noticias dicen que este miércoles 25 de noviembre de 2020 murió Maradona. Pero hay algo que no cierra en esta historia y que hace a uno desconfiar: l os i nmortales no pueden irse, son eternos, siguen con nosotros, a l o sumo están de gira. Diego no será leyenda ni mito. Será Maradona.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina