Liga Cordobesa. De jugadora a PF de Barrio Parque
Rocío Zuviarrain tiene 37 años y forzadamente debió abandonar la actividad. Ahora hace historia junto a sus excompañeras para hacer crecer al club de su barrio.
El límite de edad que impuso la Liga Cordobesa este 2021 para el fútbol femenino, de hasta 35 años ( categoría 86), dejó afuera a muchas futbolistas que son referentes en sus equipos. Muchas de esas debieron reinventarse y hoy forman parte de la estructura de los equipos donde dejaron su marca.
Rocío Zuviarrain tiene 37 años recién cumplidos, nació en Mar del Plata y hace 13 que vive en Córdoba. Estudió el profesorado de Educación Física y una tecnicatura en entrenamiento y musculación. Jugó siempre para el club Barrio Parque, hasta que este año le dijeron que debía retirarse obligadamente.
“Fue muy triste. Siempre creí que el día que no juegue más iba a ser por decisión mía, no por imposición de alguien. Que te digan que con 35 años no podés jugar más, es un golpe duro. Yo no tenía en mis plantes colgar los botines. Estaba óptima físicamente, todos los estudios que me pedía la LCF estaban bien. Cuando no hay mucha explicación, es un baldazo de agua fría. Me llevó bastante tiempo sobrellevarlo, trabajé con una psicóloga deportiva. Tenía que entender que se acababa el fútbol en la liga pero no en mi vida”, le dijo Rocío a Mundo D.
Así fue que en vez de alejarse de la actividad, se reinventó y permaneció ligada al grupo. Decidió acompañar a Luciano Ceironi, entrenador, y convertirse en preparadora física. No sólo fue la primera mujer en ocupar ese rol sino que fue la primera PF que tuvo el club desde 2012. También trabaja con la reserva y con la Sub 15.
“Empecé a acompañar al equipo desde otro rol, al principio ad honorem, dando una mano. El club nunca había tenido un preparador físico, menos todavía una mujer. Después desde la coordinación me oficializaron”, contó.
El club de barrio
Luego de finalizar sus estudios, habiendo vivido siempre en el barrio Nueva Córdoba, se mudó con una amiga a Barrio Parque Capital. Está a 50 metros del club y se enamoró a primera vista de esa vida.
“Para mi es hermoso el club. Nos conocemos todo, al ser de barrio. La familia deposita a los hijos en el club y cada uno elige la disciplina que quiere. La familia está siempre acompañando. Es un lugar de contención”, afirmó.
Gracias a una compañera del IPEF, empezó a jugar al fútbol en la primera femenina del club. Luego se volvió capitana y dio una mano en todos los puestos. “Iba a un colegio en Mar del Plata donde éramos cuatro mujeres y el resto eran varones en el curso. Me la pasaba jugando al fútbol, desde chica. Al principio en el club era delantera, después me fui asentando como volante central y ya al final lo hice como defensora, cubriendo algunas necesidades. Un capitán tiene que estar siempre al servicio del equipo”, aseguró.
Rocío también trabaja en el Córdoba Lawn Tenis, en la academia de formación. Su parte es la carga física o motriz de los niños, como una especie de preparadora física.
Líder y capitana
Con su experiencia y personalidad, Rocío se volvió eventualmente una de las capitanas del equipo. Barrio Parque nunca logró pelear de cerca un campeonato, pero siempre se erigió con un rival complicado, sobre todo como local. La exdefensora explica las razones:
“La realidad es que nosotras no somos las más talentosas, pero tenemos un plus que es que muchas estamos desde el inicio, somos amigas. Es real que es un plus jugar con tus amigas. Todas tiramos para el mismo lado. Nos caracteriza la garra y el empeño, es algo que los demás equipos lo notan. Somos un bloque, no hay individualidades. Nos llevamos muy bien”, sostuvo Rocío.
Entre las cosas que se lleva de su etapa como jugadora, es haber enfrentado a Belgrano en el Gigante de Alberdi, en un partido preliminar del plantel masculino. “Ellas si ganaban, salían campeonas. Fue un preliminar, así que la cancha se iba llenando de a poco, nos televisaron y todo. Fue hermoso, la cancha, el estadio. Fue un partido que perdimos 2 a 1, pero lo jugamos como una final. Nosotras no entendíamos nada, estábamos jugando otro torneo, fue a muerte. Mi familia desde Mar del Plata nos pudieron ver por televisión, amigos y amigas también”, recuerda con felicidad.