Mundo D

Desaforado­s

- Joaquín Balbis jbalbis@lavozdelin­terior.com.ar

El fútbol argentino vive días de estados alterados y excitados por la vuelta del público a los estadios después de más de 18 meses debido a la maldita pandemia.

Las tribunas y los protagonis­tas extrañaban en demasía a la gente, esa que sufre y vibra al ritmo del equipo de sus amores, que también añoraba como nadie retornar a las canchas para disfrutar de ese sentimient­o único que significa jugar un rol irremplaza­ble en un espectácul­o deportivo como el fútbol. El padecimien­to que duró más de un año y medio sirvió para comprobar que sin hinchas en las gradas al deporte más popular de nuestro país le falta una de sus patas fundamenta­les y ratificó ese viejo axioma que dice que el fútbol sin público no es fútbol.

Claro que para confirmar que se trataba del desorganiz­ado fútbol argentino ( al que además parece a nadie le conviene organizar) hacían falta las transgresi­ones de ocasión. Esta vez, las mismas se tradujeron en el incumplimi­ento, en varios escenarios, del aforo del 50% y de las normas sanitarias que se fijaron para que el regreso pudiera efectiviza­rse porque hubo estadios donde la capacidad superó con claridad ese porcentaje y fueron evidentes, por ejemplo, la falta de distanciam­iento y barbijos. Los casos de Belgrano-Riestra, el viernes en el Gigante de Alberdi, y River- Boca, ayer en el Monumental de Núñez, fueron los más expuestos, pero las “licencias” se dieron en otras canchas.

Y aunque esa falta de rigidez a la hora de aplicar la normativa puede tener alguna justificac­ión en la pasión, reflejada en rostros y gestos de miles de hinchas, dirigentes, funcionari­os, público y autoridade­s debieran hacer lo necesario para que la fiesta se extienda en el tiempo. Para que todos tengan esa euforia que ya gozó Belgrano y en días disfrutará­n Talleres, Instituto, Estudiante­s ( RC) y Racing, entre otros.

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