Maradona y un amague inmortal
Maradona siempre está y hoy cumple 61 años ( sí, con el verbo en presente ) . Su magnetismo prescinde, incluso, de la vida misma. Porque ni siquiera ese “detalle” ha podido reducirle protagonismo. Es que su ausencia, i ncluso hasta con la muerte consumada, resulta un amague más de su cintura. Diego nunca abandonó el rol central ni tampoco salió de foco. En l a cancha, ni fuera de ella. Y eso que más de una vez ensayó con sali r de escena, ser uno más como cual - quier mortal, pero nunca lo consiguió. Tampoco quiso seguramente el reality al que se incorporó aquel 20 de octubre de 1976 en ese histórico debut profesional ante Talleres, todavía tiene capítulos por escribir y también por revisar.
Acaso el primer aviso vino de la mano de un anónimo periodista del vespertino Córdoba, quien al día siguiente de su presentación l e dedicó unas pocas l í neas en un recuadrito donde vaticin ó mejor que Horangel. “¡ No se olvide de esta cara!”, sugería el cronista en el destacado de su artículo, en el cual elogi aba l as condiciones del j uvenil que soñaba “j ugar en l a selección argentina”.
A partir de all í , y hasta el 25 de noviembre del año pasado, nunca más gozó de las bondades del anonimato. Sus movimientos, cuando sea y donde sea, produjeron siempre un efecto de atracción como el que suele generar una flor entre las abejas. Alguna vez i ntentó tirar l a toalla, pero no fueron más que simples amagues.
“Yo renovaré contrato por un año más, pero después estoy dispuesto a largar. El fútbol me tiene saturado; me siento asfixiado. No puedo estar con mi madre, con las personas que yo quiero”, le dijo al diario La Mañana de Montevideo el 4 de febrero de 1980, cuando recién andaba en los 19 años. “No hablaba en serio” respondió desde Buenos Aires el presi dente de Argentinos J uniors, Próspero Cónsoli.
Tiempo después reflotó la idea. “Estoy saturado y me está haciendo falta un descanso. Ya tengo decidido dejar el fútbol . Lo voy a hacer cuando termine mi contrato con Boca. Aunque voy a seguir jugando, eso es seguro. Pero serán exhibiciones o cosas así”.
En octubre de 1997, l a anterior declaración hubiese sonado criteriosa y creíble, pero como la formuló en octubre de 1981, casi nadie la tomó como cierta.
“Quizá Diego no calculó nunca los riesgos de ser ídolo, el stress, los compromisos, l as concentraciones…”, decía la desaparecida revista Estadio por aquellos días. Algo de eso pudo haber, porque Maradona siguió amagando con bajar el telón y anticipó una decena de reti ros que no pudo cumplir. “Cuando voy es porque vengo y cuando vengo es porque voy”, solí a decirle César Menotti como táctica para que se entienda con sus socios en el césped. Él la aplicó para todo contexto.
Al fi nal, en consonancia con su figura deportiva, puede decirse que Diego se la pasó amagando todo el tiempo. Hace un año, nos hizo creer que se fue, pero hoy cumple 61 años y sigue entre nosotros.
Con su gloria, su genialidad y sus miserias también. Sí , Maradona siempre está.