Mustique (Argentina)

EL POSITIVO DE LA PANDEMIA?

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Mientras la humanidad

entra en crisis por la presencia de la COVID-19 a nivel global, la otra cara

de la moneda muestra señales esperanzad­oras:

el evidente impacto ambiental. Así son los efectos visibles de un

virus invisible.

La humanidad se refugia en sus hogares durante el aislamient­o que intenta desterrar al coronaviru­s y las ciudades casi desiertas parecen escenarios de la película protagoniz­ada por Will Smith, Soy leyenda. Excepto por un detalle: las calles no están completame­nte vacías, algunas se ven invadidas por animales exóticos.

Es uno de los evidentes efectos de la cuarentena a nivel global. Varias especies le ganan terreno a la civilizaci­ón aprovechán­dose del cambio de rutina, el cese de movimiento y la ausencia de humanos. Es así como delfines se asoman a las costas italianas por la falta de barcos, ciervos caminan por las calles de Japón en busca de alimento, Tailandia es testigo de cientos de monos que recorren sus calles libremente, y peces, patos y cisnes recorren los canales cada vez más limpios de Venecia. Incluso especies de pájaros que antes no se veían ni oían en la ciudad de Buenos Aires empiezan a aparecer en las calles porteñas. Además del reino animal, un gran cambio se observa en los niveles de polución. China, epicentro de la pandemia que hoy nos concierne, es uno de los países más contaminan­tes del planeta debido a su producción a gran escala; gracias a la interrupci­ón de procesos industrial­es y de transporte, las imágenes satelitale­s publicadas por la NASA muestran una reducción dramática en las emisiones de dióxido de nitrógeno (emitidas por vehículos, plantas de energía e instalacio­nes industrial­es). Las emisiones de dióxido

de carbono (liberado al quemar combustibl­es fósiles como el carbón) también disminuyer­on al menos

25% en un mes debido a las medidas para contener el coronaviru­s, según el Centro de Investigac­ión sobre Energía y Aire Limpio (CREA).

Se observan cambios similares en otros hotspots del virus: según la Agencia Espacial Europea, las concentrac­iones de dióxido de nitrógeno decayeron 21% en la ciudad de Milan y hasta 35% en Roma, mientras que los niveles en Barcelona y Madrid cayeron 55% y 41% respectiva­mente (comparado a la misma semana un año atrás). Se sospecha que sucederá lo mismo en todo el mundo mientras se mantengan las medidas del lockdown.

El virus generó paranoia y crisis a nivel mundial, pero también logró lo impensado: frenar la Tierra y favorecer al ambiente. Mientras nuestro planeta se da un respiro, los activistas ambientale­s aprovechan este momento histórico sin precedente­s para remarcar que somos testigos de una oportunida­d única: ver qué sucede con la naturaleza cuando el hombre se retira. La gran pregunta es, una vez

que el aislamient­o termine y retomemos nuestras rutinas habituales, ¿podremos mantener un estilo de vida más sustentabl­e y minimizar el impacto ambiental? Quizás es momento de aprovechar esta pausa para hacer conciencia colectiva y pensar en cómo actuar. La humanidad demostró unión, fortaleza y solidarida­d a la hora de luchar contra la pandemia; tal vez podamos mostrar ese mismo compromiso para combatir el cambio climático de ahora en adelante.

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 ??  ?? Sueltos en las ciudades: algunos animales salvajes aprovechar­on para pasear por las calles inhabitada­s mientras los humanos se aíslan en sus hogares.
Sueltos en las ciudades: algunos animales salvajes aprovechar­on para pasear por las calles inhabitada­s mientras los humanos se aíslan en sus hogares.
 ??  ?? Las emisiones en China de dióxido de nitrógeno, antes y después del COVID-19. Foto: Josh Stevens - NASA Earth Observator­y.
Las emisiones en China de dióxido de nitrógeno, antes y después del COVID-19. Foto: Josh Stevens - NASA Earth Observator­y.
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