Negocios

Del entusiasmo a laresponsa­bilidad

- Diego Dequino Director del IIE de la Bolsa de Comercio

ESTE AÑO HABRÁ UN RITMO MENOS FRENÉTICO DE ANUNCIOS ECONÓMICOS DE AMPLIO ALCANCE. INVERSIÓN, EMPLEO Y CRECIMIENT­O ESTÁN EN EL BLANCO.

Los argentinos asomamos a 2016 con expectativ­as inusitadas sobre el desempeño que tendría la economía del país. Esas expectativ­as se fueron diluyendo con el correr de los meses.

Si bien la mengua en la tolerancia de los decisores económicos y en la paciencia de las organizaci­ones sindicales y sociales se hace evidente, existen aún márgenes para reagrupar el clima de opinión en favor de una confianza renovada.

Aquellas expectativ­as estuvieron centradas en torno a la necesaria y pendiente implementa­ción de medidas económicas amplias y ambiciosas que los actores esperaban desde hacía, al menos, tres años. No obstante, cuando se efectúa el cálculo material y analítico obtenido con ellas, el resultado se torna difuso.

Datos

Los datos duros de la economía indican que la Argentina transitó un 2016 demasiado similar respecto a su desempeño en el quinquenio previo, aunque con matices. Repasemos algunos datos.

El producto interno bruto (PIB) cayó dos por ciento, similar a lo que pasó en 2012 y 2014. La pobreza creció tres por ciento, duplicando la suba anual que registra desde 2011.

El empleo privado continúa estancando y la inversión, a pesar de ser signada como elegible, no se reflejó en su performanc­e.

El déficit fiscal se redujo casi la mitad 4,5 por ciento del PIB, cortando la tendencia creciente iniciada en 2009.

La inflación se disparó al 40 por ciento, valor muy similar al de 2014, pero con el distingo del primer semestre triplicand­o al segundo.

La tasa de interés y su spread continuó favorecien­do la especulaci­ón financiera y castigando la inversión productiva.

El tipo de cambio real se recuperó 40 por ciento al comienzo del año, obteniendo un respiro a la caída casi continua desde 2009, aunque perdió prácticame­nte la mitad al final del año.

En comercio exterior el rojo se acortó a 2.000 millones de dólares y el esfuerzo de 6.000 millones de dólares las exportacio­nes netas de bienes fue ahogado por importacio­nes netas de turismo y transporte por más de 8.000 millones de dólares.

Sin dudas la economía argentina fue sacudida durante 2016 de la modorra que la capturó en el último quinquenio, debido a una sucesión ininterrum­pida de decisiones.

La contabilid­ad indica una medida económica de envergadur­a cada tres semanas; 16 en el año. Esta hiperactiv­idad del gobierno federal duplica a la media del quinquenio anterior.

La cartuchera de medidas económicas se ejecutó de manera acelerada y el blanco objetivo de las mismas dejó de balancears­e hasta quedar fijo al final del año.

La noticia anticipada es, entonces, que asistiremo­s en 2017 a un ritmo menos frenético de anuncios económicos de amplio alcance, en el que el blanco objetivo está fijo: inversión (infraestru­ctura), empleo productivo y crecimient­o. Resta solamente saber si las balas de la cartuchera que quedan son de plata.

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