Negocios

Una tanza sobre el nivel de inflación

- dalonso@lavozdelin­terior.com.ar Daniel Alonso

Suele ser una simple práctica de albañilerí­a: cada vez que se pretende medir el nivel de una superficie, se extiende una tanza de un extremo a otro. Y listo.

¿Qué pasaría si hiciéramos lo mismo con un gráfico de inflación? Tomemos el caso de Córdoba y, en particular, la denominada inflación núcleo, que es la que subyace más allá de los precios estacional­es y regulados.

Los datos oficiales que surgen de la medición del índice de precios al consumidor (IPC) en la capital provincial arrancan en 2014.

El 22 de enero de ese año, por orden del entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, el Banco Central no intervino y el dólar escaló casi 24 centavos.

Esa devaluació­n se tradujo en fuertes subas de precios en enero y febrero de aquel año. Después vino marzo, algo más calmo.

Si se atara la tanza en ese extremo y se la extendiera hasta marzo pasado, se vería que en tres años (en el medio hubo caídas y otro pico devaluator­io en diciembre de 2015) la tensión inflaciona­ria no ha cedido demasiado.

Veamos las puntas de la inflación núcleo: 2,8 por ciento en marzo de 2014 y 2,52 por ciento el mes pasado. Y en cada escala de marzo (2015 y 2016) nunca estuvo debajo de dos por ciento. Hay una inclinació­n descendent­e, pero muy leve. Incluso, el promedio de 24 meses arroja un persistent­e cimiento de 2,04 por ciento.

Pero también hay otros matices en la estadístic­a cordobesa. Los precios que el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (Indec) releva en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en los 24 partidos que integran el Gran Buenos Aires mostraron una evolución general de 2,4 por ciento durante el mes pasado. En Córdoba, el alza fue de 3,4 por ciento. ¿Por qué la diferencia?

Una parte de la respuesta es la ponderació­n de cada capítulo. A nivel nacional, “Alimentos y bebidas” representa el 36,52 por ciento del índice. En Córdoba es un poco menos: 33,8 por ciento.

Después está “Transporte y comunicaci­ones”, con 13,73 por ciento en el Indec y 15,3 por ciento para la Dirección de Estadístic­a y Censos cordobesa.

Hasta allí la cuestión es más o menos parecida. Esos rubros equivalen a la mitad.

Pero el panorama cambia en el tercer escalón. En Córdoba, el ítem que engloba a “Propiedade­s, combustibl­es, agua y electrici- dad” pondera 16,9 por ciento (es el segundo más fuerte), mientras que para la Nación “Vivienda y servicios básicos” valen 8,58 por ciento (casi la mitad).

Resulta que Indec midió en marzo un alza de 2,2 por ciento en ese rubro, mientras que en Córdoba saltó 5,43 por ciento, empujado por la tarifa de Epec.

En “Transporte y comunicaci­ones”, la brecha fue aún mayor: aumento de 1,2 por ciento del Indec contra 5,26 por ciento en Córdoba.

Es posible que estos tecnicismo­s tengan influencia en el 40,5 por ciento de nivel de pobreza que arrojó Córdoba para el último tramo de 2016.

El economista Guido Zack y el sociólogo Daniel Schteingar­t coinciden en que la vara del Indec es más exigente en las regiones más ricas y no lo es tanto en las rezagadas. Si fuera homogénea para todo el país, el panorama sería diferente.

HACE TRES AÑOS QUE, EN PROMEDIO, LA INFLACIÓN NÚCLEO MENSUAL ES DE2%.

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