Negocios

Elempleo, trasel calor del sol de otoño

- Daniel Alonso dalonso@lavozdelin­terior.com.ar

Para Diego Dequino, del Instituto de Investigac­iones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba, estamos atravesand­o los meses que son la ventana para ver, en forma anticipada, lo que pasará con la economía este año.

“Es el trimestre (por el período de abril a junio) del cruce de las expectativ­as hacia adelante y los datos de la economía real. Vamos a determinar si será un año positivo o si la política económica fracasó”, sentenció.

Todas las variables sensibles que describen el estado de la economía están expuestas con dramatismo, buscando el calor del sol de otoño. Entre ellas, el empleo formal.

La Encuesta de Indicadore­s Laborales del Ministerio de Trabajo nacional suele ser un insumo clave. En el amanecer de 2011, se acumulaban en ese sondeo cuatro meses en los que la tasa de creación de empleo privado registrado en el Gran Córdoba había aumentado por encima del cuatro por ciento mensual. Nunca más volvió a pasar.

Hubo apenas algunos chispazos de ese tenor en enero y en julio de 2013. Y, después de casi cuatro años, marzo acaba de sumarse a esa saga inusual. El mes pasado, las altas laborales en el sector privado volvieron a marcar un cuatro por ciento mensual.

Es una buena noticia, aun cuando, computadas las bajas, el crecimient­o neto del empleo sea todavía muy leve. Pero si la tendencia se conserva, podría ser el primer brillo del punto de quiebre.

Hay un dato no menor: en marzo hubo un aumento mensual de 20,7 por ciento en la cantidad de nuevos empleados con contrato, y también un salto en la mano de obra no calificada. Es muy probable que la demanda de operarios para obras públicas esté detrás del fenómeno.

Gerardo García Oro, quien sigue de cerca las estadístic­as laborales para el Ieral de la Fundación Mediterrán­ea, cree que lo alentador es que, “en este nuevo proceso, parece que la reactivaci­ón se trasladará más que lo esperado al empleo”.

En el mercado laboral, la gran pregunta es cuánto del crecimient­o previsto terminará impactando en forma real en la creación de nuevos puestos.

En el caso de la industria manufactur­era, si bien los indicadore­s de enero a marzo cortaron con la serie de tres trimestres negativos, en la comparació­n interanual todavía siguen en rojo.

García Oro advierte que en ese sector queda una frontera por cruzar: muchos rubros aún no cerraron las negociacio­nes salariales, un factor que también incide en las expectativ­as.

En lo estructura­l, hay varios desafíos simultáneo­s, como reducir el trabajo “en negro” y mejorar la participac­ión del empleo ligado a bienes transables, que son los que aportan divisas en forma genuina y que perdieron relevancia en los últimos 20 años.

También revertir la tendencia del empleo público, en particular el improducti­vo, con su lógica consecuenc­ia en el gasto y, por ende, en la presión tributaria que emana de las esferas estatales.

Los agitados días que se viven en Santa Cruz son un claro reflejo de ese fenómeno. En esa provincia, hay 85 estatales cada 100 empleados privados formales; es decir, el doble que en Córdoba. Y no es sólo una crisis de hoy: es una cara hipoteca para los sistemas jubilatori­os.

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