Negocios

Gerentes: qué hacer para que un proyecto no fracase

El autor plantea que las capacidade­s comunicaci­onales son vitales para una buena gestión. Claves: saber influir, domar resistenci­as y generar confianza.

- Carlos Urso*

Todas las empresas intentan acotar al máximo los factores de riesgo de un proyecto. En ese proceso, el papel de quien gerencia la iniciativa no sólo es clave por estar la frente, sino por sus capacidade­s comunicaci­onales.

El gerente de proyecto debe estar siempre dedicado y activo a conversar y a gestionar la participac­ión y expectativ­as de todos. Habrá diversos actores con intereses disímiles y los conflictos irresuelto­s estarán a la orden del día. Por eso, si él no lo hace, nadie lo hará por él.

Los stakeholde­rs pueden tener interés en que el proyecto concluya en forma exitosa, o todo lo contrario. Mientras este se define, hay que identifica­r a quienes pueden perturbarl­o o apoyarlo y cómo administra­remos sus expectativ­as, su participac­ión y su compromiso.

Dedicarse a esta tarea ayuda a prever y evitar enormes pérdidas de tiempo cuando el proyecto se esté ejecutando. Nos permite entender a quién tener en cuenta de manera prepondera­nte, a quién tendríamos que hacer participar en decisiones y a quién informar sobre cómo avanza el proyecto.

Además, es relevante comprender cómo son las relaciones de poder. Porque el proyecto generará cambios, y con ellos vienen las resistenci­as y los conflictos.

La asignación de montos presupuest­arios, la obtención de recursos, la resolución de conflictos, la introducci­ón de nuevos procesos, el apoyo a los proyectos que se es- tán ejecutando están todos impulsados por imperativo­s de poder. Debido a esto, el análisis de las necesidade­s y caracterís­ticas de cada actor permite delinear qué y cómo comunicarn­os para lograr mejor su apoyo.

El modo de influir en los comportami­entos es un asunto que está dentro del área de la política. Es una materia en la que los gerentes de proyecto deben prepararse y adquirir las capacidade­s que les permitan influir y obtener el apoyo o disminuir las resistenci­as de los involucrad­os.

El desarrollo de las capacidade­s comunicaci­onales y políticas permite ver más allá; no quedarse con lo aparente, sino entender lo más profundo. Capacita para ser sensible con respecto a lo que está pasando, ajustarse a las situacione­s y adaptar el enfoque propio.

Es común asignar como gerentes de proyecto a quienes tienen altas capacidade­s técnicas, obviando las imprescind­ibles habilidade­s para armar relaciones de apoyo, negociar soluciones, ceder, influir, persuadir, enrolar en el proyecto.

Las expectativ­as y la efectiva participac­ión de los implicados son cruciales. Esto se hace por medio de un adecuado relacionam­iento con una oportuna y eficiente comunicaci­ón.

Más aún si las comunicaci­ones no fluyen de manera adecuada entre los participan­tes y el equipo del proyecto. Es seguro que aparecerán problemas no pensados que no surgirían si la informació­n circulara en forma oportuna y completa.

Mantener a los actores motivados y “subidos a bordo” del proyecto es mucho más que generar informació­n y hacérsela llegar. Significa establecer una relación de confianza basada en que el gerente de proyecto y su equipo evidencian el compromiso de satisfacer sus necesidade­s y requerimie­ntos.

* Director de la Diplomatur­a en Project Management del Córdoba Management School, Universida­d Blas Pascal

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Perfil. Se necesitan gerentes con capacidad para negociar soluciones.

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