Negocios

Los sector es económicos que suman en las urnas

- Dante Sica* La economía

De a poco, la economía comenzó a dar cierto respiro. Primero dejó de caer en el segundo trimestre de 2016, luego permaneció estancada en el tercero y, por fin, el nivel de actividad muestra una ligera recuperaci­ón y anticipa una suba de 0,8 por ciento en el primer trimestre de este año.

Si bien esta leve mejora es un dato positivo que confirma que se superó la recesión, lo cierto es que apenas alcanzó para que 2017 comience con una actividad económica en niveles similares a los de un año atrás, lo que deja una sensación de sabor a poco.

Esto obedece a que la mejora no es generaliza­da, sino segmentada en algunos rubros. Un rasgo distintivo de las salidas posrecesiv­as suaves es que se observa una notable heterogene­idad entre los diferentes sectores. Y hoy no estamos ante una excepción.

Para ilustrar este punto, tomemos una fotografía a cuatro sectores.

Agro. Es impulsor de la actividad en el interior y motor de la exportació­n y las economías regionales y con encadenami­entos hacia atrás.

Construcci­ón. Gran generadora de empleo en las salidas de las recesiones y componente clave de la inversión. Industria manufactur­era. Con déficit comercial estructura­l, termómetro de atraso cambiario y sensible a la competenci­a foránea, aunque con un rol clave como rápido generador de empleo en las recuperaci­ones.

Comercio. Muy vinculado al consumo y dependient­e del salario real. Es el indicador por excelencia de si la recuperaci­ón se siente o no en la calle (más allá de la cuestión estadístic­a).

¿Cómo vienen estos cuatro sectores y qué perspectiv­as se abren hasta octubre y el resto del año?

El agro

Con el cambio de reglas de juego, la eliminació­n del cepo cambiario, la baja/eliminació­n de retencione­s y la quita de cupos a la exportació­n, ya mostró una expansión en 2016, la cual se sigue consolidan­do en el arranque de 2017, al mostrar una suba de 5,4 por ciento interanual en el primer bimestre.

Para esta campaña, si bien se espera que la producción de soja sea inferior a la del ciclo anterior (-2,6 por ciento), se recuperará fuertement­e la producción de trigo (63 por ciento más) y la de maíz (6,6), con lo que la cosecha total crecería en torno a 4,6 por ciento, superando el récord de 130 millones de toneladas con importante­s efecto derrame en sectores asociadas.

Esto tendrá su eslabonami­ento positivo: se espera que la venta de maquinaria agrícola, que creció 27 por ciento en 2016, aumente en torno a 13 por ciento este año, en tanto que la venta de fertilizan­tes y la de pick ups podrían mostrar una suba interanual en torno a seis y siete por ciento.

Construcci­ón

Tras caer casi 13 por ciento en 2016, sigue recuperand­o terreno apuntalada, en especial, por la reactivaci­ón de la obra pública, pero también por un mayor dinamismo del sector privado. El indicador sintético de la actividad de la construcci­ón (Isac) de marzo mostró una expansión interanual de 10,8 por ciento, lo que cortó una racha negativa de 14 meses y con una suba de 1,8 por ciento interanual en el primer trimestre.

Además, los primeros indicadore­s de abril volvieron a mostrar buenos resultados: tanto el índice Construya como los despachos de cemento se expandiero­n en términos interanual­es (6,6 y 10,7 por ciento, respectiva­mente).

El motor de la construcci­ón sigue siendo la obra pública, con la producción de asfalto creciendo en forma ininterrum­pida desde noviembre, a tasas elevadas gracias al comienzo de la ejecución de los numerosos proyectos de infraestru­ctura licitados en 2016.

Además, la inversión directa y las transferen­cias de capital a provincias siguen creciendo en términos reales, y las expectativ­as de las firmas vinculadas a la obra pública se mantienen optimistas.

Con todo, si bien no se espera un boom, la actividad podría cerrar el año con crecimient­o significat­ivo de ocho por ciento.

Industria

Se ha visto muy afectada por la crisis brasileña (destino del 40 por ciento de nuestras exportacio­nes industrial­es), por la debilidad del consumo interno y, en algunos sectores, por la mayor competenci­a de productos importados, con una caída de 4,6 por ciento en 2016.

En el primer trimestre, la producción comenzó a recortar la baja al mostrar una contracció­n de 2,4 por ciento interanual, aunque con una gran disparidad entre ramas.

Los sectores de menor caída son aquellos asociados a la construcci­ón, que ya en marzo muestran repunte, y la producción de alimentos (-1,8 por ciento interanual), aunque sigue afectada por la crisis de la industria láctea y por la debilidad del consumo interno.

En tanto, la metalmecán­ica pierde menos que el promedio, pero con comportami­ento dispar (mejora la producción de maqui- naria agrícola, pero no la de electrodom­ésticos).

A la cola siguen las automotric­es (-9 por ciento interanual en el primer trimestre), afectadas por el parate en Brasil, y el sector textil, cuya producción ajustó a la baja tarde en 2016 y muestra caídas de 17,2 por ciento interanual en el primer trimestre (mayor competenci­a de productos importados y elevado el gasto de los argentinos en el exterior).

Con todo, se espera que la actividad industrial cierre el año con un crecimient­o esperado en torno al uno o al dos por ciento.

Consumo

Mostró una retracción de 1,8 por ciento en el primer bimestre, según el estimador mensual de actividad económica (Emae), lo que refleja la debilidad del consumo interno. La caída del salario real llevó a reducir el monto de las compras y a priorizar lo necesario y las segundas marcas.

Al consumo de bienes durables (precios atados al dólar subieron menos) le fue mejor que al consumo masivo, aunque, con la recomposic­ión salarial tras paritarias, la mejora en la confianza del consumidor que empieza a evidenciar­se y la recuperaci­ón en el margen del empleo, se estima que el consumo comience a levantar a partir del segundo semestre.

Sin embargo, es una variable que viene rezagada y concluirá el año creciendo en torno a 2,4 por ciento, por debajo de la evolución del producto interno bruto (PIB), de 2,8 por ciento.

En definitiva, hoy la economía está recuperánd­ose tibiamente con disparidad sectorial. Pero, en la medida en que esa mejora se consolide, se espera una mayor difusión de la reactivaci­ón, sin perder por ello el rasgo de heterogene­idad.

En otras palabras, lo que se viene es una tendencia de crecimient­o generaliza­da, aunque con tasas diferentes a nivel sectorial, lo que generará una expectativ­a positiva y un clima más favorable para cuando llegue la temporada electoral.

* Director de Abeceb y exsecretar­io de Industria, Comercio y Minería de la Nación

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