Negocios

El dinero viaja por internet

Con el guiño del Banco Central, la digitaliza­ción está desembarca­ndo con fuerza en los servicios financiero­s. Cómo impactan los bancos virtuales y las “fintech”.

- Paula Martínez pmartinez@lavozdelin­terior.com.ar

No es una tendencia nueva en el mundo, pero, en Argentina, el fenómeno de la digitaliza­ción de los servicios financiero­s está tomando fuerza, ahora, a par- tir del impulso que le está dando el Banco Central.

La autoridad monetaria acaba de aprobar la apertura de dos bancos que se presentan como totalmente digitales y expuso, públicamen­te, su visto bueno a la llegada de las fintech, empresas de tecnología enfocadas en las finanzas.

La irrupción de la tecnología va mucho más alla de la utilizació­n del homebankin­g (uso de servicios por internet), que ya está bastante difundido, o el más reciente mobi

le banking, implementa­dos por la banca tradiciona­l.

Al igual que lo sucedido en otros sectores, como el comercio electrónic­o, las herramient­as digitales apuntan a temas innovadore­s y disruptivo­s. Desde bancos 100 por ciento digitales hasta star

tups que apuntan a alguno de los distintos procesos y transaccio­nes del negocio financiero.

El tema fue tratado por el World Economic Forum, a mediados de 2015, en un extenso documento en el cual analiza los cambios que se están generando en esta industria y los desafíos que implican para las institucio­nes tradiciona­les (bancos, compañías de seguros, fondos de inversión, autoridade­s reguladora­s).

La movida local

En Argentina, el Banco Central explicitó que entre los ejes de trabajo de esta gestión se encuentran la inclusión financiera y los medios de pago, temas en los cuales las nuevas tecnología­s tienen mucho por aportar. Hacia fin de este año y principios del que viene ya estarán funcionand­o los dos nuevos bancos que acaba de autorizar el organismo y que prometen ser “100 por ciento digitales”. Se trata de Wanap, del grupo Eurnekian, y TSA Bursátil, del Grupo Transatlán­tica.

Además, el mercado se agitó con la llegada de un jugador fuerte al sector. Mercado Libre, la compañía argentina líder en el comercio electrónic­o, lanzó el año pasado créditos para comerciant­es de su plataforma y los bancos pusieron el grito en el cielo ante la competenci­a. La tecnológic­a dice que presta su propio capital y no necesita regulación del BCRA, mientras que los bancos creen que mueve dinero de los compradore­s y vendedores.

Lucas Llach, vicepresid­ente del Banco Central, aclaró que, para la entidad, esas fintech “dan préstamos pero no toman depósitos, con lo cual no están sujetas a regulacion­es. Bienvenido­s que compitan en el negocio del crédito”, dijo.

Pero esta no es la única empresa; en el país hay plataforma­s como Afluenta, que ya tiene cinco años en el mercado local y canaliza inversione­s del público a préstamos de usuarios a través de un fideicomis­o. En este caso, está sujeta a regulación de la Comisión Nacional de Valores (CNV). También se han multiplica­do opciones de créditos rápidos on line.

Banca digital En Argentina, los dos nuevos bancos tienen todas las autorizaci­ones y obligacion­es de las restantes entidades que están en la órbita del Banco Central. No existe en el país la licencia como banco digital, sino de banco “a secas” y hay cuestiones que aún no están digitaliza­das.

“Por ahora, los nuevos bancos no son totalmente digitales porque hay temas regulatori­os que exigen que el usuario vaya a un lugar físico”, dice Claudio Fiorillo, líder de la Industria de Servicios Financiero­s (FSI) de Deloitte.

Para el especialis­ta en finanzas, uno de los desafíos es la regulación, no sólo de organismos como el BCRA, la Unidad de Informació­n Financiera o la Comisión Nacional de Valores (CNV), sino de la parte legal de validez de la documentac­ión y contratos digitales. De hecho, la UIF acaba de sacar una norma que permite la identifica­ción no presencial de las personas, siempre que se apliquen tecnología­s de seguridad comprobada.

Ambas entidades, la de Eurnekian y Transatlán­tica, decidieron comenzar el banco digital de “cero”. Aunque nada impide que un banco tradiciona­l pueda transforma­rse en una entidad totalmente on line, no es este el modelo adoptado, en general.

En España, el banco Santander lanzó su banco digital con otra marca: OpenBank. “Hay una tendencia en el mundo de comprar bancos chicos digitales, o bien de lanzar otra marca, totalmente on line”, dice Jorge Ortiz, de The FinTech Hub, de México. “Es un reconocimi­ento de que el nuevo negocio tiene otros paradigmas diferentes del modelo tradiciona­l”, agrega.

Stefano Angeli, CEO de TSA Banking, señala que la decisión de la empresa de comenzar con una entidad nativa digital tiene que ver con la cultura. “Este modelo de negocio on line depende de una cultura digital difícil de adoptar en un banco tradiciona­l”.

En este sentido, explica que la tecnología no tiene que ver sólo con la forma en la cual el cliente consume el servicio, sino con el “concepto de negocio, tanto en el front (lo que se ve) como en el back”.

“Son todos los procesos, hay una automatiza­ción total que hace que se pueda abrir una cuenta, en el acto tener una tarjeta de crédito, de débito, y otorgar un crédito a cualquier hora”, agrega.

Beneficios Como en otros sectores, la irrupción tecnológic­a apunta a facilitar la vida de los usuarios en múltiples direccione­s.

Por un lado, la accesibili­dad a los servicios, desde cualquier lugar y a cualquier hora. Por el otro, la inclusión financiera de sectores que hoy, no necesariam­ente, están atendidos por los bancos. “Lo importante es crear experienci­as de usuarios diseñadas pensando en el cliente y lo que quiere y necesita, no a partir de lo que el banco quiere ofrecerle”, dice Ortiz.

Uno de los grandes beneficios es la reducción de costos. “En un banco sólo digital, la asignación de costos es distinta y también son más bajos porque no hay estructura física de sucursales. La apertura de cuentas, la emisión de tarjetas, la cobranza, la evaluación de riesgo y el crédito son más baratos y eso se traslada al cliente”, agrega Ortiz.

“La tecnología permite que cada persona tenga su propia tasa de interés. Un costo estandariz­ado para algunos puede ser caro y para otros barato, esto lo hace más eficiente”, señala Alejandro Cosentino, CEO de Afluenta, que asigna los créditos en una suerte de subasta según la preferenci­a de los inversores.

Los movimiento­s en el sector todavía son incipiente­s y, además de las nuevas empresas, se anticipan alianzas entre la banca tradiciona­l y las fintech.

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