La pareja de emprendedores detrás de las paletas Jalisco.
La historia de la pareja detrás de las paletas heladas de Jalisco. Lecciones de un cambio radical.
Cuando se habla de volantazos laborales de emprendedores suele pensarse en el salto del trabajo en relación de dependencia a la pileta del proyecto propio.
Sin embargo, la zambullida que dio el matrimonio de Fabricio Rosales y Sofía Agullas fue muy diferente: dueños de un taller de instalación de equipos de GNC, padecieron la baja en la actividad por la suba del precio del gas y surgió la clásica pregunta: ¿qué hacemos?
La respuesta llegó en las vacaciones de 2016, cuando en Camboriú descubrieron que Brasil ya había sucumbido a la moda de las “paletas mejicanas”: helados artesanales de palito, rellenos y con sabores novedosos.
En sólo cuatro meses, la pareja absorbió todo lo que pudo sobre un negocio desconocido: recetas en YouTube ensayadas en casa, búsqueda de proveedores y equipos en Buenos Aires, otro viaje relámpago a Brasil, consultas a conocidos y amigos, el hallazgo de un maestro heladero y demás quehaceres a contrarreloj. Todo se financió con combustible propio: ahorros personales, préstamos familiares, la venta del taller de GNC y del auto que tenían.
“Los conocidos nos decían que estábamos locos, que no sabíamos nada de helados. Pero sorteamos todos los obstáculos y nos apura- mos para ser los primeros”, relatan. Y lo consiguieron, el 16 de octubre de 2016 abrieron el primer local de Jalisco frente al Parque de las Tejas e inauguraron el formato en Córdoba. En los primeros 15 días vendieron más de 6.000 paletas y comenzaron a recibir pedidos de franquicias. Hoy la marca suma cinco sucursales, dos fuera de la ciudad de Córdoba.
Franquiciar para crecer “La respuesta que tuvimos fue excelente y hasta nos superó”, recuerdan. Las razones, según ellos mismos: un producto de alta calidad (las paletas se fabrican con crema de leche, frutas y otros ingredientes naturales) y novedoso, ofrecido en locales de diseño llamativo y 100 por ciento “instagrameables”: la decoración –a cargo de una diseñadora local– combina toques lúdicos como mesas de madera “mordidas”, tendencias de moda (el reciclado, las sillas Acapulco) y narra la historia de las paletas.
Todo es una invitación a la selfie: “El grueso de nuestro público tiene entre 16 y 30 años; utilizan muchísimo las redes sociales, en especial Instagram. Es un canal muy importante cuyo manejo no delegamos: recibimos feedback y además publicitamos nuestro producto”, afirma Fabricio.
Con la demanda de franquicias llegó el desafío de “entregar” la marca para poder crecer, un camino que tuvo algún local fallido por la inexperiencia, pero en el que ven un gran potencial.
“Los pedidos nos llegaron sin salir a ofrecer la marca y nos animamos. Aunque aún no cumplimos los requisitos legales de plazo para franquiciar, porque somos muy jóvenes, realizamos por ahora contratos de cesión de marca con nuestros ‘socios’. Es el mejor modo de crecer, porque montar un local completo cuesta entre 500 mil y 600 mil pesos. Si bien es barato comparado con otras cadenas, para nosotros es una inversión muy grande”, explican.
De los cinco locales actuales de Jalisco, dos son propiedad de sus creadores. Y en esta etapa están concentrados en fortalecer la relación con sus “socios” en las otras bocas, con quienes se conectan en forma directa (sin la mediación de un estudio).
“Elegimos trabajar con gente que nos inspira confianza y no le imponemos proveedores, se los sugerimos. Nosotros sólo les vendemos las paletas. Incluso no percibimos ningún porcentaje en la cafetería premium (la llaman arte latte) que desarrollamos para sostener facturación en invierno. Por ahora trabajamos así”.
¿Y si la moda pasa? “Tenemos un helado de excelente calidad, al que incorporamos novedad en forma permanente. Hacemos sabores cápsula y también planeamos sumar cremas heladas en el verano”, señala Sofía.
Para Fabricio, el precio es otro valor, ya que resulta competitivo frente a la competencia. La más fuerte es Guapaletas, una cadena porteña que desembarcó en shoppings cordobeses. “No nos interesa ese circuito, nos resultan más rentables los locales a la calle”, agrega. Y vuelve al principio, a Brasil. “Allí el mercado de paletas ya incluye más de 50 marcas, y crece desde hace siete años en forma sostenida”.