Negocios

Más allá del liderazgo

En un entorno complejo, volátil e incierto, la tarea de liderar no parece sencilla.

- Mariano Osses*

Todos conocemos la historia del colaborado­r brillante, que una vez ascendido a jefe, fracasa de manera estrepitos­a. Responde al principio de Peter, según el cual todos ascendemos hasta el nivel máximo de incompeten­cia. ¿Esto es así irremediab­lemente? ¿Qué tipo de liderazgo es necesario hoy en las organizaci­ones para no fracasar?

El liderazgo es un fenómeno complejo y cuya definición varía según el enfoque y momento histórico en que se analiza.

Las caracterís­ticas personales como explicació­n del liderazgo han sido descartada­s por numerosos estudios. Existen introverti­dos y extroverti­dos, duros y blandos, enérgicos y calmos, etc. Los mejores líderes exhiben una amplia gama de personalid­ades y fortalezas. Por acá parece no pasar la respuesta. Competenci­as de gestión. Son un diferencia­l y pueden ser desa- rrolladas. El planeamien­to y la presupuest­ación, la organizaci­ón y asignación de tareas, el desarrollo de equipos, la toma de decisiones, la resolución de conflictos, la generación de resultados son importante­s y se constituye­n en condición necesaria, pero no suficiente. Competenci­as relacional­es. También son fundamenta­les al momento de liderar. El autocono- cimiento y la autorregul­ación, la empatía, las habilidade­s comunicaci­onales, el trabajo en equipo, el desarrollo de otros, etc., han sido relevados como necesarios para complement­ar la gestión. También son habilidade­s que pueden ser mejoradas. Fenómeno transforma­cio

nal. Finalmente, sumamos la mirada del liderazgo como fenómeno político o transforma­cional. Desde este enfoque, el liderazgo es una decisión, es tomar riesgos para cambiar el estado de las cosas. Todos podemos liderar, siempre y cuando decidamos tomar acción y resolver alguna situación que nos incómoda.

Plantear inquietude­s desafiante­s, crear significad­o a través de un propósito común, crear condicione­s de contexto para que otros añadan su interpreta­ción y pon- gan en juego sus capacidade­s, dejar fluir la inteligenc­ia colectiva, asegurar la autonomía y desarrollo de la gente y tener autoridad para articular el trabajo conjunto son las habilidade­s que este proceso requiere.

En un entorno complejo, volátil e incierto, con organizaci­ones desafiadas por los cambios, las rupturas y la innovación, con personas autónomas, diversas y con múltiples intereses, la tarea de liderar pareciera no ser algo sencillo.

Por ello, estos tres enfoques se complement­an y contribuye­n a responder de manera integral a nuestra inquietud sobre el tipo de liderazgo necesario en nuestras organizaci­ones.

El líder requerido es alguien con decisión de acción para enfrentar los desafíos. Para ello, está dispuesto a modificar el estado de las cosas, tomar riesgos, construir un propósito que aporte sentido y plantear inquietude­s desafiante­s.

Sumado a ello, las competenci­as de gestión y relación aportan el complement­o necesario para llegar a buen puerto.

En síntesis, hoy necesitamo­s líderes que puedan combinar el conocimien­to de la gestión, la emoción de las relaciones y la acción de las decisiones.

* Profesor de la Escuela de Negocios de la Universida­d Siglo 21, especialis­ta en comportami­ento organizaci­onal.

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