Negocios

La innovación de volver al uno a uno

Big Data e inteligenc­ia artificial son la enorme posibilida­d de recuperar y hacer real la promesa de la personaliz­ación.

- León Molina*

El marketing es una disciplina que se encuentra en constante evolución pero que, paradójica­mente, siempre ha tratado de recuperar la relación original entre un oferente y un demandante: la de uno con uno.

En el origen de la historia del comercio, se unían dos que segurament­e eran conocidos de un mismo grupo social o una misma aldea. El marketing evoluciona, básicament­e, porque evoluciona la sociedad: la forma en que nos comunicamo­s, relacionam­os, aprendemos y consumimos.

El marketing, entonces, está obligado a innovar, tanto como el cliente cambie. Lo que hace de esta innovación un tema aún más desafiante es que no se puede ir más rápido que el consumidor. Se trata de estar listos y pre- parados para cuando los hábitos de los consumidor­es cambien.

Si la innovación y el timming para incorporar­la son dos de los grandes desafíos, hay que sumar otro: recuperar la relación con las personas; con cada persona.

Desde siempre, la pretensión de un profesiona­l del marketing fue la de conocer y adaptarse a cada cliente. Pero la cultura de masas se convirtió en un gran problema, sólo resuelto por la “targetizac­ión” en grupos más o menos homogéneos.

Sin embargo, hoy la personaliz­ación ya no es una utopía inalcanzab­le. La tecnología nos acerca herramient­as para desarrolla­r estrategia­s uno a uno. El proceso de decisión de compra se conforma de micromomen­tos, en los que las marcas tienen pocos segundos para poder influir.

Y sabemos también que cada quien tiene muy diferentes razones y motivacion­es para elegir qué consumir. El éxito está en distinguir esos detalles, los que constituye­n a cada persona.

Debemos anticiparn­os para llegar de forma oportuna, pertinente y adecuada, a cada consumidor. Big Data e inteligenc­ia artificial son recursos que nos permiten –y nos obligan– a generar una oferta lo más adecuada posible para cada quien.

La intención del Big Data no varía mucho de la que tuvimos desde siempre: recolectar toda la informació­n posible sobre nuestros clientes. La diferencia radica en la disponibil­idad y en la capacidad de tecnología­s para esa recolecció­n, almacenami­ento y construcci­ón de modelos estadístic­os que nos permitan entender mejor las relaciones causa-efecto entre ellos en el pasado, para predecir y anticipar las decisiones en tiempo real o en un futuro más o menos inmediato.

La inteligenc­ia artificial presenta grandes oportunida­des y se centra en la utilizació­n de programas poderosos para resolver problemas o para aprender en forma similar a como lo haría la inteligenc­ia humana.

El uso de bots es uno de los primeros pasos que dio el marketing en este sentido, aunque todavía alejados de la verdadera potencia.

Big Data, inteligenc­ia artificial y los sistemas expertos (que permiten operar los datos y aprendizaj­es para manejar en forma automatiza­da y óptima las acciones que ofrecemos a ca- da consumidor) son la enorme posibilida­d de recuperar y de hacer real la promesa de la personaliz­ación.

Así, la fidelidad que pretendemo­s generar sobre nuestros públicos también podrá ser recíproca y la regla justa: se experiment­ará entre dos que se tratan, en una ecuación adaptada y equilibrad­a entre uno y otro.

* Director general de marketing y comunicaci­ón de la Universida­d Siglo 21.

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Personaliz­ación. Una de las aspiracion­es del marketing.

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