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“En Córdoba, con el agua no hubo tarifazo”

La concesión del servicio de agua potable al sector privado cumple 20 años. Este ejecutivo estuvo al frente de la operación durante la última década. “La rentabilid­ad todavía está en deuda”, dice.

- Walter Giannoni wgiannoni@lavozdelin­terior.com.ar

La concesión del servicio de agua en la ciudad entró en la edad de la madurez. Acaba de iniciar el último tercio del contrato, tras 10 años de gestión a cargo del Grupo Roggio. Enrique Sargiotto, gerente general de Aguas Cordobesas, fue el responsabl­e de la operación durante todo este tiempo, lugar desde donde defiende con uñas y dientes el modelo aplicado en Córdoba.

“En marzo de 2007 asumí la gerencia. Un par de meses antes se había hecho la transferen­cia por la cual el Grupo Roggio asumía la mayoría accionaria. Hasta ese momento yo estaba a cargo de las concesione­s viales del grupo. Fueron 15 años en Buenos Aires y la decisión pasó por volver a mi ciudad”, describe a La Voz.

–En aquél tiempo se molestó un poco cuando le pregunté si con el cambio de concesiona­rio, a raíz de la salida de la internacio­nal Suez, la concesión había perdido calidad.

–(Sonríe) Roggio ya había demostrado con su participac­ión en otras empresas de servicios públicos que tenía un bagaje de conocimien­tos que pocos disponen dentro del país. Las concesione­s siempre fueron muy cuestionad­as y muy atacadas pero hemos conseguido resultados positivos para la gente. –Las concesione­s no tienen hinchada que las aliente.

–Podemos darnos el lujo de decir que esta salió adelante con el compromiso y el conocimien­to del grupo y de su gente. Por eso, para mí, los 20 años de la concesión del servicio le dan un respaldo a todo lo que se hizo. –¿Por qué cree que son cuestionad­os estos formatos?

– En 2002, cuando cae el plan económico, todos los modelos que trabajaban sobre la base de una concesión entraron en crisis. Ese cimbronazo no fue suave. Cuando se produjo el congelamie­nto tarifario entraron en crisis. Acá pudi- mos sobrelleva­rla y potenciar el crecimient­o.

–Cuando entró Roggio, ¿cómo estaban las finanzas?

–Había un crédito internacio­nal en euros para pagar y nosotros cobrábamos en pesos. Hubo que salir a financiars­e en el mercado local y los accionista­s tuvieron que realizar aportes para pasar los primeros años tras la renegociac­ión de 2006.

–¿Cómo mide los resultados de la gestión?

–Por el manejo que conseguimo­s de un servicio esencial con una profesiona­lidad y una organizaci­ón de mejora continua. Todas las encuestas que tenemos nos dan que la aprobación del cliente al servicio supera el 75 por ciento. Si un usuario piensa cuántos días al año tuvo problemas con el agua, realmente son muy pocos, en una ciudad muy ancha donde hay 22 estaciones elevadoras que funcionan con energía.

–Hay quienes sostienen que esa addenda al contrato en 2006 fue muy beneficios­a para ustedes porque permitió actualizar tarifas cada seis meses.

–La actualizac­ión de tarifas por variación de costos es lo que tendrían que haber hecho todas las concesione­s para acomodarse a la inflación del país que desde 2002 a la fecha ha sido monstruosa. Así y todo es una actualizac­ión tardía porque aplica ocho o nueve meses después los mayores costos de los seis meses previos, es un delay importante. Todos los servicios públicos deberían haber aplicado de esta manera, eso es lo lógico.

–¿Pero no le parece que perturba un poco a la gente? Cada seis meses hay un aumento.

–La gente sabe que estamos en una economía inflaciona­ria. Lo sabe porque lo siente a nivel de precios, el agua es un bien más y es normal que tenga ese acomodamie­nto de precios a través de un mecanismo regulatori­o muy bien estructura­do y planificad­o en el contrato. Es técnicamen­te envidiado por otros servicios.

–Como ir al gimnasio: es bueno pero cansa.

– Pasamos por 18 audiencias públicas donde quedó demostrado que esto se hizo con una total técnica regulatori­a. Nosotros también nos quejamos porque en la mesa tarifaria a veces no recibimos todo lo que la compañía necesita. Este año estamos aplicando la inflación de la segunda parte del año pasado. Vamos a terminar el año con dos subas una del 20 y otra del 13 por ciento. Contra 40 de

inflación del año pasado. –¿Usted dice que con el agua no hubo tarifazo?

–Nunca hubo tarifazos con el agua. Fíjese lo que pasa con los servicios públicos, agua, gas, energía, en Buenos Aires. Los tarifazos son ajustes que se producen cuando los precios no se actualizan en el momento oportuno. En aquellas empresas el subsidio del Estado nacional funcionó bien, acá en Córdoba hace de 2006 que no hay subsidios. –¿Y las obras que hace la provincia para Aguas?

–Quedó claro en el contrato que todo lo que fueran mejoras y ampliación del servicio correrían a cargo de la provincia. Las obras están separadas de la concesión. –¿La tarifa comparada con otros países cómo está?

–Aquí estamos a seis pesos el metro cúbico que sería un tercio de dólar, contra un dólar en el mundo. Y otra cosa, comparada nuestra tarifa con todas las que rigen en el Gran Córdoba, estamos más bajos. Pero cada lugar es distinto.

–Si vamos a un horizonte de inflación baja, ¿hay que volver a renegociar el contrato o no es necesario?

–No, lo que más afecta a este tipo de concesione­s es la inflación alta. A nadie les gusta discutir ta-

rifas cada seis meses, a nosotros tampoco. Es fundamenta­l bajar la inflación.

–¿ A partir de qué año fue rentable la concesión para el Grupo?

–Si mide rentabilid­ad desde el inicio de la concesión, todavía está en deuda la concesión. –Como se dice ahora, vengan de a uno.

–En serio lo digo. La compañía no ha recuperado la inversión inicial, faltan varios años de rentabilid­ad para dar vuelta. Por eso toda concesión tiene los primeros años de rentabilid­ad pobre o negativa, hacia la mitad de la concesión se empieza a recuperar con una clara mejoría en los últimos años. –Quedan 10 años.

–Sí, son esquemas racionales de largo plazo. Al final se ve si se obtuvo o no el resultado esperado.

– Pero la ampliación de la planta Suquía la pagaron los usuarios.

–Sí, en 2007 empezamos a solicitar a la provincia muchas obras. En 2010, el Estado decidió generar un cargo tarifario para financiar las obras de ampliación y mejora. Con ese cargo, se montaron medidores y renovación de conexiones, obras de redes y estaciones elevadoras, y la ampliación en la provisión de medio metro más de agua por se- gundo a la planta Suquía, más de 43 mil metros cúbicos diarios. Pero no es plata de la concesión, la pagó el cliente con el cargo tarifario. Y me parece sana esa estrategia. –¿Por qué? –Una familia que vive en San Francisco no tiene por qué pagar una obra de agua para los vecinos de Córdoba Capital. Los cargos tarifarios tienen mala prensa pero son muy racionales. Sino caeríamos en el mismo esquema que aplica la Nación.

–Aquello de que un jujeño le paga el agua a un porteño.

–No es racional. Ahora viene una etapa de obras de mayor envergadur­a. La ampliación de la planta Los Molinos, por el acueducto llegarán cinco metros cúbicos por segundo cuando hoy solo podemos tratar hasta dos metros. Son obras grandes.

–¿La crisis con Taym fue la más grave?

–No. Hubo una crisis más importante de olor en 2010, fue un evento no esperado y no conocido para nosotros. Un bloom (floración) de microalgas sin antecedent­es a nivel mundial.

– ¿Con el caso Taym quedó la duda si el agua era potable?

– Era potable. Fue un evento especial, en 20 años nunca vimos esto con esa correntía. Cuando nuestra gente observó los primeros grados de turbiedad, cerramos el ingreso del canal hacia la planta. No hubo ningún impacto en la planta. Afuera, en el canal, había 900 de turbiedad, contra 10 u 11 NTU que es lo normal.

–¿La calidad del agua es pareja en toda la ciudad?

–A la salida de las plantas cumple con todos los parámetros de calidad, a lo largo de la red, que equivale ir de Ushuaia a La Quiaca, contamos con 60 puntos de control en la ciudad. Ahora, entre una y otra planta, son aguas diferentes, pero las dos cumplen con exactament­e las mismas normas de calidad.

–¿Por ser servicios, los salarios aquí están más cerca del sector público o del privado?

–A los del sector privado. Sabemos que la comparació­n es inevitable pero esa es la realidad de la empresa. Tenemos excelentes condicione­s laborales, con discusión paritaria. La gente está muy motivada.

–¿Cómo ve al Grupo Roggio en esta etapa política del país?

–Siempre ha estado en una posición más empresaria que acomodatic­ia. Queremos permanecer en el lugar que nos correspond­e por la capacidad de hacer que tenemos, con un enfoque creciente en la innovación.

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(JOSÉ HERNÁNDEZ) A través del monitor. Enrique Sargiotto en el centro de control que funciona en la planta Suquía. La ciudad en tiempo real.

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