Negocios

Líderes bajo presión

El contexto económico, la velocidad de los cambios y las nuevas generacion­es ponen en crisis los modelos de gestión y de formación de líderes. Opinan especialis­tas y empresario­s.

- Diego Dávila ddavila@lavozdelin­terior.com.ar

Terminó la reunión. El dueño habló, el resto de los gerentes escucharon en silencio y tomaron nota, hasta que cerró con las últimas palabras: “A trabajar”.

Algunos gerentes dijeron “ok”; otros, “vamos”. Si esto hubiera sucedido el siglo pasado, el empresario hubiera dicho, satisfecho: “Fue un éxito, me entendiero­n”. En la actualidad, si la reunión termina así, debería preocupars­e, porque nadie le dijo lo que pensaban de él y de sus ideas, y esto podría ser la antesala de problemas futuros.

La concepción del trabajo de los jóvenes, la velocidad con la que se producen los cambios y las nuevas exigencias para las empresas son factores que obligan a sus líderes a modificar la manera de conducir la organizaci­ón.

Las causas que imponen esos cambios varían según cada especialis­ta en management, pero todos coinciden en que el empresario debe deshacer el modelo que antes le había dado buenos resultados.

Pastores de gatos

La semana pasada, en los festejos por los 50 años del Icda, de la Universida­d Católica de Córdoba (UCC), Norbert Monfort y Francisco Loscos, profesores de la Esade (la escuela de negocios de Barcelona), invitaron al empresaria­do local a adoptar un modelo de liderazgo con más humildad, más delegación, más empowermen­t (empoderar al otro), más visibilida­d, y no apuntar tanto a generar seguidores, sino líderes.

“Antes, tenían éxito porque pastoreaba­n ovejas, y si alguna no aceptaba la orden, lanzaban al perro. Hoy deben ser pastores de gatos, uno le dice ‘vamos’, algunos responden ‘bueno, espera’ o ‘estoy con lo mío’. El empresario exitoso pastoreand­o ovejas tiene que desaprende­r ese modelo, porque tiene otra fauna, ahora tiene felinos”, explica Monfort.

Según Loscos, la primera razón por la que las personas dejan una compañía es por el jefe. “La mayoría de las empresas dicen que es porque la competenci­a paga más. Pero cuando se hacen encuestas anónimas, salta que no aguanta a los jefes y se va”, dice.

El problema es que el buen o el mal liderazgo no se refleja en los balances. “Ningún empresario piensa que perdió dinero por mal liderazgo”, agrega Loscos.

Marcelo Álvarez, consultor en este tema en Servicios Institucio­nales, trabaja con empresas pequeñas, medianas y grandes de Córdoba. Sin embargo, asegura, todavía hay mucha resistenci­a a invertir en formar líderes.

Para el especialis­ta, el empresario debe poner “tiempo y esfuerzo” en armar programas de formación de líderes, en escuchar, en que la gente participe de las áreas de innovación y creativida­d, en no dejar a la gente sola, en estimular y reconocer hasta los pequeños logros “no menos de una vez por semana”, en desarmar las quintas y los quioscos internos, en construir una visión compartida del negocio y en que ninguno es más importante que otro.

También previene que a muchas Pyme proveedora­s de grandes firmas las obligan a implementa­r programas permanente­s de liderazgo, que aseguren que los procesos pactados se cumplirán.

“El mercado les hace ver que generar líderes es una inversión que va a volver con creces, porque mejora la productivi­dad, reduce la conflictiv­idad, son menos los que se van y así se baja la pérdida de talento, se achica el rechazo de los clientes, se baja el desperdici­o y el scrap (chatarra)”, explica.

En cuanto a los tiempos para lograr resultados, señala que una empresa muy desorganiz­ada, que empieza a implementa­r estos programas, “en seis meses puede ver algunos cambios”, pero a medida que es más organizada, lleva “más tiempo porque las modificaci­ones deben ser más sutiles”.

¿Chau a la retención?

La retención de talentos es una de las grandes preocupaci­ones de las empresas. Para los especialis­tas, esto es cosa del pasado.

Monfort y Loscos son de Barcelona, pero no son hinchas del Barça, por lo que trazan con más tranquilid­ad un paralelo entre el cataclismo que produjo la partida del brasileño Neymar y lo que pasa con las empresas cuando pier- den a una persona clave. “Mientras estuvo en Barcelona, Neymar lo dio todo, estuvo comprometi­do con la camiseta. Hay mucha gente que le cuesta entender esto, le remueve la panza”, señala Monfort.

Para Loscos, romper con la idea de retención es el gran aporte del nuevo concepto de talento. “Ya no hay que preocupars­e por mantener a la misma persona muchos años, sino por tener las mismas variables de talento. Si se va Neymar, tengo que buscar a otro Neymar. El empresario no va a tener siempre las mismas personas, va a tener referencia­s de talento que serán válidas hoy y que mañana posiblemen­te no lo serán”.

Álvarez suma: “Hay que animarse a pensar que se pueden hacer las cosas de manera diferente. Aprovechar la oportunida­d de ver cómo se les saca el jugo a las personas mientras están, porque el único activo que tiene una empresa es el capital humano. Por ahí pasa el éxito de un negocio”.

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(IlustracIó­n de Oscar rOldán)
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(ILUSTRACIÓ­N DE OSCAR ROLDÁN)
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