Epec, con guardia de cenizas por el“costo Córdoba”

Primero fueron chispazos. Después vinieron las llamas que enardecieron los ánimos de las empresas, en particular entre las pequeñas y medianas (Pyme).

Nada tuvo de casual que las boletas de Epec hayan sido la punta de lanza del regreso discursivo del denominado “costo Córdoba”, un rótulo en el que también entra la creciente presión fiscal a través de Ingresos Brutos y de las tasas municipales, que mantienen una brecha crónica con la calidad de los servicios.

Pero sobre Epec llovieron las críticas que suele desatar una prestación tan sensible como la de la energía eléctrica.

El pass through por la quita de subsidios nacionales para actualizar las tarifas mayoristas dejó expuesto con crudeza el peso de la estructura de la empresa provincial, aun cuando persisten inequidades en los valores que la Nación valida por el transporte de la electricidad.

Los cuestionamientos a coro de las entidades empresariales punzaron el hígado del Centro Cívico. El gobernador Juan Schiaretti se mordió los labios, pero se ocupó de transmitir su malestar a varios dirigentes.

Igual quedó obligado a mover las fichas para controlar los incipientes focos de un incendio inesperado, en especial con las cabezas de entidades con las que suele coincidir en sus relaciones institucionales y personales.

En el camino hacia las elecciones primarias se cayó de las boletas de Epec el “fondo del fuego”. Fue el primer guiño generalizado. Los empresarios Pyme creen que el saldo que dejaron las Paso para el oficialismo provincial aceleró el reciente giro tarifario.

Con una rebaja de entre cuatro y 16 por ciento, la empresa acaba de dar una señal concreta para aliviar a casi 100 mil clientes comerciales, aunque la medida no alcanza a consumidores similares abastecidos por cooperativas en el interior provincial.

Pero Epec seguirá en guardia de cenizas. Todavía tiene pendientes tramos de ajuste en su planificación tarifaria y, además, hay un mar de fondo que no ha cambiado demasiado.

Si bien la empresa descongeló sus precios muchos años antes que la Nación, esos sucesivos incrementos “no han sido suficientes para mejorar los resultados de la sociedad de manera significativa”, según replica la calificadora Moody’s en las evaluaciones periódicas que realiza sobre los bonos de deuda que emitió la compañía.

El año pasado, sus estados contables cerraron con una pérdida de 70,7 millones de pesos y con un signo de alerta: la unidad de distribución, que es el corazón de su negocio, fue la que sufrió el mayor deterioro, con un déficit de casi 253 millones de pesos.

Semanas atrás, en tanto, tomó nueva deuda por 100 millones de dólares para cancelar compromisos con la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa).

Con todo, la reacción oficial por las quejas de las empresas redefine, por lo menos, tres puntos.

El primero: hubo una respuesta, con hechos, a los reclamos del sector productivo. El ministro de Industria, Roberto Avalle, fue más allá al indicar que “ya no hay que hablar del ‘costo Córdoba’, sino del ‘costo país’”, aunque no convenció.

El segundo: no ha quedado claro el volumen proyectado de facturación que resigna Epec, ni por cuánto tiempo. En este punto, se apuesta a las negociaciones con la Nación por las inequidades en subsidios al transporte.

Y el tercero: la medida volvió a dejar como figura decorativa al Ersep, un organismo al que le faltan varios grados de maduración institucional para ser un órgano de control con letras mayúsculas.