¿Terminó la corrida cambiaria?
En términos prácticos, la corrida es una salida abrupta de capitales, en su gran mayoría especulativos, que así como entraron ante el surgimiento de ciertas incertidumbres, salen “volando” de regreso.
Por efecto contagio, entonces, desde los grandes inversores institucionales, bancos y hasta doña Rosa, salen casi desesperadamente a comprar dólares y vender todo tipo de activo financiero, acciones, títulos públicos, etc., para hacerse de liquidez en busca de un resguardo.
En este escenario, el Gobierno ha puesto toda la carne sobre el asador. Se vendieron reservas, se subieron sustancialmente las tasas de intereses en pesos, se exigió a los bancos a vender dos tercios de su posición de activos en dólares y se está interviniendo en los mercados a futuro para bajar la expectativa de devaluación futura.
Además, se promulgó la ley de mercado de capitales que tanto hace falta para ser recategorizados país de frontera a emergente y por último se pidió un auxilio al Fondo Monetario Internacional (FMI), que aunque pareciera intempestivo y hasta asusta por la connotación negativa que nos trae, le pone el broche de oro al arsenal de medidas tomadas para controlar la crisis.
Fue la primera vez que el presidente grabó un mensaje para tranquilizar a la población. No fue “cadena nacional”, pero pegó en el palo.
Ahora bien, vale la pena contar lo que no pasa en los mercados, que muestra algo de madurez y entendimiento por parte de la sociedad. No hay una corrida bancaria de salida de depósitos y eso está lejísimos de ocurrir, tampoco estamos cerca de un eventual default y no estamos en recesión, aunque habrá que ver el impacto que tendrá en la economía real.
La economía venía creciendo a un ritmo del 3,5 por ciento en los últimos 12 meses a febrero (último dato Indec). Ahora bien, luego de haber pasado el mediático martes 15M de Lebac y tras de haberle puesto techo al dólar en 25 pesos, ¿podemos decir que terminó la corrida o se ha pateado el problema por 30 días?
Estamos aún en una corrida cambiaria y bursátil, en la que se va sucediendo una de cal y otra de arena. Y hace falta más de un día de paz cambiaria en la que el Banco Central no venda dólares, se mantenga estable su cotización y los mercados sonrían en verde, para ver la luz al final del túnel.
También está la respuesta política. El Gobierno convocó al dialogo y reconoció que el déficit fiscal tiene consecuencias más graves que las previstas y que el gradualismo, en consonancia con las exigencias del FMI, tendrá que ser algo menos gradual.
La oposición, desde las provincias, dice que no es posible más ajuste, y en el Senado quieren limitar el aumento de tarifas.
Creo que ahora, puesto todo el arsenal técnico, hace falta la solución desde la política y acá es donde hay un gran desafío. Que se resuelva significa llegar a una situación de equilibrio de las variables (dólar, inflación, déficit, crecimiento, riesgo país), y lograr un buen acuerdo con el FMI, marcando la política, con claridad y consenso, la ruta a seguir.
¿PODEMOS DECIR QUE TERMINÓ LA CORRIDA O SE HA PATEADO EL PROBLEMA POR 30 DÍAS? PUESTO TODO EL ARSENAL TÉCNICO, FALTA LA SOLUCIÓN DES DE LA POLÍTICA.