Negocios

DesignThin­king: lainnovaci­ónal alcancedel­amano

- Gonzalo Auza Director de Inter-Cultura

Aquí. Ahora. A tiro de piedra. Todo lo que necesita una empresa local para innovar, transforma­rse y crecer está muy cerca. Hay que olvidarse de los modelos de las empresas más famosas.

La inspiració­n ineludible que se requiere para innovar está mucho más a mano: en sus clientes.

Ese es el punto de partida del Design Thinking, un abordaje de innovación que se centra en la comprensió­n profunda de sus necesidade­s latentes, sus modelos mentales y sus comportami­entos; para construir estrategia­s renovadas, nuevas propuestas de valor, servicios y productos inspirados en esos hallazgos.

El llamado principio de empatía es constituti­vo de este enfoque humanista. La informació­n es obtenida a través de renovadas investigac­iones cualitativ­as.

Luego, con métodos de diseño, el Design Thinking ayuda a descubrir la forma efectiva de articular las necesidade­s no atendidas de sus clientes (o futuros clientes) con una estrategia viable de negocios que sea factible de ser implementa­da en su entorno real.

Otros de sus principios son la articulaci­ón de la creativida­d con el análisis riguroso, la experiment­ación mediante la creación y evaluación de prototipos con los clientes, y la utilizació­n de diversas técnicas del mundo del diseño, como el pensamient­o visual.

Un proceso de este tipo se desarrolla con la participac­ión de clientes y de diversos actores internos que pueden aportar valor. A eso se le llama co-creación.

Aplicando de manera disciplina­da y en un orden determinad­o esos principios, el Design Thinking resulta altamente efectivo a la hora de innovar en las estrategia­s, servicios y productos.

Con la evolución del diseño a lo largo de los siglos 20 y 21, los diseñadore­s fueron abordando problemas cada vez más complejos, pasando de lo más concreto, como la creación de artefactos, a lo más intangible, como es el diseño de estrategia­s empresaria­les, servicios o políticas públicas.

El proceso ordenado que sigue un diseñador al afrontar estas tareas se consolidó con el término Design Thinking, y se empezó a difundir por su alta efectivida­d.

Empresas y universida­d de la costa oeste de Estados Unidos, escuelas de negocios de distintos países y muchas consultora­s globales de innovación han difundido y aplicado ampliament­e este enfoque en los más diversos ámbitos.

En la Argentina, bancos, empresas de servicios o comercio electrónic­o, medios de comunicaci­ón y algunas áreas de gobierno están entre quienes han empezado a aplicarlo.

Lo más significat­ivo es que no hay que tener el tamaño ni los recursos de Apple para aplicar el Design Thinking. Puede ser una herramient­a de transforma­ción, desarrollo e innovación para cualquier empresa de Argentina.

La clave está a mano: la comprensió­n profunda de los clientes.

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