Consumidor “devaluado”
Con la abrupta suba del dólar, son más las puertas que se cierran que lasques e abren para un consumo que trataba de estabilizarse varios escalones abajo .
Con la crisis financiera que arrancó a fines de abril, el consumidor profundiza los cambios de hábitos de los últimos dos años, busca más alternativas, baja el ticket de compra, es crítico con la política económica y tiene una visión negativa de 2019.
¿Hay chances de que el consumidor cambie su malhumor? Sí, pero depende del éxito del Gobierno nacional en sus intentos por ordenar la economía.
Para Juan Manuel Primbas, gerente para Argentina de la consultora Kantar Worldpanel, especializada en el comercio masivo, la crisis financiera elevó los precios y bajó las expectativas, con lo cual el consumidor entró en modo low cost (bajo costo).
“Se están acentuando los cambios previos, como resignar consumo ante el aumento de las tarifas de los servicios públicos o probar alternativas más económicas”, señala.
Según la consultora, en los primeros cinco meses del año, el consumo masivo se redujo en todos los formatos 0,5 por ciento comparado con el mismo período del año pasado, pero se espera una baja aún más profunda para el segundo semestre, de tres a 3,5 por ciento frente la segunda mitad de 2017.
Una muestra del mix de consumo de estos tiempos es que en los últimos 12 meses, las marcas que más crecieron en la elección de los compradores no son las líderes: Armonía en lácteos (72 por ciento), Manaos en gaseosas (25 por ciento) y Brahma en cervezas (22 ).
Hay tendencias nuevas en duda, porque nadie sabe precisar cuán larga será esta crisis, por lo tanto, es difícil ponderar cuán profundos pueden ser estos cambios.
“Nadie va a dejar de ser lo que era. Este consumidor sigue buscando experiencias y es igual de tecnológico, pero por ahora reduce las compras en dólares, los viajes al exterior, la visita al restaurante y la adquisición de automóviles”, dice el ejecutivo.
Hay que tener en cuenta que el consumidor argentino está acostumbrado a adaptarse a todo tipo de contexto. Por eso, a pesar del aumento en las tasas de interés, no está claro que vaya a dejar de utilizar la tarjeta de crédito para sus compras.
Por su parte, el consultor Sergio Berensztein señala que el consumidor “está preocupado y con la sensación de que la mayoría de las personas está peor” (ver aparte).
Impacto en formatos
Las compras serán cada vez más que lugares que permitan maximizar el presupuesto.
Primbas dice que los hipermercados mayoristas no volverán a caer como en enero (nueve por ciento interanual), pero tampoco crecerán como en 2017, cuando elevaron sus ventas también del nueve por ciento. “El supermercado tradicional y el híper tienen una situación preocupante, porque pase lo que pase, se acentuará la caída. Los mayoristas crecerán menos que el año pasado y los almacenes tradicionales seguirán en terreno positivo”, proyecta.
La semana pasada, Fernando Aguirre, vocero de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), resaltó que en junio las ventas de las grandes cadenas bajaron cinco por ciento interanual.
Junio fue el primer mes tras la fuerte devaluación, que todavía no se trasladó por completo a precios minoristas.
Ante esto, Kantar proyecta para 2018 una baja de dos por ciento en el consumo masivo, acumulando tres años consecutivos, ya que sigue a caídas de uno por ciento en 2017 y de cuatro por ciento en 2016.
“En materia de consumo, se esperaba que 2018 fuera un poco mejor que el año pasado, pero por lo que se ha visto, va a ser más parecido a 2016, y bastante más negativo de lo que se suponía”, agrega.