Negocios

Severino Bordi, con el legado de los encurtidos.

Está al frente de una empresa familiar reconocida en el mercado de los encurtidos. Lejos de preservar lo ya construido, la Pyme apuesta a más productos y a la renovación de su propuesta.

- Walter Giannoni wgiannoni@lavozdelin­terior.com.ar

Su padre, don “Tita” Bordi, es una leyenda viva en el rubro de la horticultu­ra de Córdoba. La familia está en la actividad hace más de 90 años, cuando su abuelo trajo, junto con otros inmigrante­s, las semillas de Italia.

A Severino Bordi le toca seguir con ese legado y, a poco de avanzar en la charla, se advierte que lo hace con la misma pasión que cultivó la familia.

Además, preside la Asociación de Industrial­es de la Alimentaci­ón de Córdoba (Adiac), donde empresas chicas y grandes comparten la mesa de dilemas.

“Las calles llevan los nombres de los primeros inmigrante­s que llegaron a la zona. En 1927, Nazareno Bordi, el padre de mi viejo, comienza a labrar la tierra. A la semilla de coliflor que trajo de Italia la usamos durante dos décadas. Ellos armaron Villa Gran Parque. Cuando yo era niño, en verano esto eran flores, frutas y acequias”, describe a La Voz.

–¡Qué maravillos­o recuerdo!, lleno de colores.

–Acá había 200 hectáreas de duraznos. Llevaban al mercado, entregaban a industrias, hasta que en 1963, debajo de dos nogales, comienzan a producir encurtidos en tinas de madera. Algunas las tenemos. En lugar de vender la coliflor, la procesaban.

–¿Cómo es ese proceso de producción?

–Se corta la verdura, todavía a mano, como antes, y se coloca en sal durante tres meses. Luego, lavado y finalmente al vinagre donde se convierte en pickle. Hasta 1981 estuvieron juntos mis abuelos y sus hijos. Luego hubo una división y mi viejo, Severino “Tita” Bordi, toma la posta con la producción de pickles. En los ’80 y ’90, la empresa creció mucho, pese al golpe del “efecto tequila”.

–¿Qué producen en el campo y meten en los frascos? ¿La misma fórmula que vino de Italia?

–Así es, brócoli, coliflor, hinojo y nabo son los cultivos de invierno. Para primavera y verano, ajíes, morrones y pepinos. Las zanahorias nos llegan todo el año desde diferentes proveedore­s.

–Por lo que vi recién con la coliflor, es del campo a la mesa, nunca mejor dicho.

–Sí. ¿Vio lo que son esas coliflores y los brócolis? Por ahí en la familia conversamo­s mucho de qué producir en tierras que están dentro del ejido de Córdoba; es medio un despropósi­to.

–Valor de la tierra versus el valor de la producción.

–Claro, pero nos permite conservar la frescura del producto. Fíjese cuándo fue envasado este frasco (mira la tapa). ¡11 de julio! Hoy mismo. Y mañana ya está en un cliente. Solamente las cebollitas y los pepinillos son importados.

PRODUCIR NUESTRAS PROPIAS HORTALIZAS NOS PERMITE GARANTIZAR LA FRESCURA DEL PRODUCTO.

–¿Las aceitunas?

–Tenemos familias en La Rioja y Mendoza que nos proveen desde hace 30 años. Y llegamos con los productos a nueve provincias. Ojo que este es un rubro con muchos competidor­es, inclusive algunos fraccionad­ores chicos.

–¿Y cómo se compite en ese escenario?

–Siempre, siempre, siempre con calidad. Nosotros mismos sacamos una segunda marca, más económica, y no se termina de imponer. Por esa razón estamos trabajando en la imagen de la marca Bordi con un relanzamie­nto del logotipo con una firma familiar que comunica toda esta historia que le conté. Cuesta, es una inversión, pero valdrá la pena.

ANTES, CIERTAS NACIONES ERAN COMPETITIV­AS. HOY LA MAYORÍA DE LAS NACIONES SON COMPETITIV­AS.

–¿Y su integració­n personal aquí, cómo fue?

–Vendedor, con una carpeta bajo el brazo. Cuando terminé la secun-

daria estudiaba en la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba y pagaba con cheques a fecha. “¿Entró el cheque?”, vivía preguntand­o (risas).

–Ya que estudiaste Comercio Exterior, ¿hay posibilida­des de exportar esto?

–Es una materia pendiente. Esto se exporta a granel. Toda la producción europea está subsidiada. Estuve en la Sial de Barcelona y los precios de los supermerca­dos nos dan temor. Antes, ciertas naciones eran competitiv­as. Hoy, la mayoría de las naciones son competitiv­as. Y nosotros en Argentina nos quedamos en un vagón discutiend­o un montón de cosas mientras se nos van de las manos los números.

–¿Cuánto más baratos son afuera?

–En la góndola sale lo mismo que cuesta producirlo­s aquí. Da pena, porque uno vive de esto y ama a la industria.

–¿Cuál es el pan de cada día?

–El pickle y el ají. El 30 por ciento de lo que vendemos es pickle, otro tanto las aceitunas, y lo que queda es el resto de las conservas. La principal estación de ventas es cuando comienzan los calorcitos, porque está muy relacionad­o con las picadas de fiambres y quesos, con los asados.

–En invierno, poco.

–Cae, pero no se deja de vender. Por eso hicimos una alianza con un molino de especialid­ades como porotos, garbanzos, lentejas, para incorporar­los a nuestra carpeta de ventas y no duplicar recursos.

–¿Qué pasa con la industria de la alimentaci­ón, usted que preside la cámara sectorial?

–Está en un lindo momento la Asociación. Hay una renovación interesant­e, con mucha participac­ión de las nuevas generacion­es. Los jóvenes de cuatro décadas estamos bastante comprometi­dos con darnos una mano mutuamente para resolver problemas.

–¿Pero cómo les está yendo a las empresas con tanta inflación y dólar alto?

–Es una cámara muy heterogéne­a. En mi empresa una medida del Gobierno, como el aumento del dólar, no la afecta tanto como sí le incide a alguien que trabaja solamente con commoditie­s.

–Harinas, azúcar, aceites...

–En consecuenc­ia, no podemos dar una sola opinión. En lo que sí estamos igual todos es en competitiv­idad, rentabilid­ad, costos fijos, impuestos y alta litigiosid­ad.

–Los problemas duros.

–Sí. Estamos haciendo un muy buen trabajo con la Secretaría de Industria y con la Dirección de Control Alimentari­o de Córdoba. Queremos promover la competitiv­idad del sector.

–Claro.

–De paso le cuento, porque acá todo se mide por historia, que mi tío Luis Cingolani fue fundador de esa cámara. Hacía membrillo, salsas, anchoas, algo de pickles.

–Tengo esta imagen: las gran- des compañías alimentari­as venden en los supermerca­dos y las Pyme van a otro circuito, los distribuid­ores. ¿Es así?

–Exacto. Nosotros, por ejemplo, estamos en cadenas locales, regionales y pocas nacionales. Es difícil entrar y permanecer en un híper, reservado sólo para grandes compañías alimentari­as. En un almacén encuentra los productos de las Pyme, en las grandes superficie­s es más difícil, salvo que sean de capital cordobés.

–¿Y con los aumentos de estos días, qué pasa?

–Es feroz la competenci­a, los precios son muy agresivos. Bordi acumuló un aumento que no llega al 12 por ciento en lo que va del año. Y el año pasado terminamos por debajo de la inflación. Está muy complicado, las bocas buscan la competitiv­idad propia, no la del proveedor. Y las grandes alimentari­as son, justamente, grandes y también tienen problemas enormes para que les cierren los costos operativos.

–Eso dicen esas compañías.

–Mire cómo será esto de que cada caso es distinto: Georgalos, por ejemplo, produce golosinas, con un alto valor agregado. Dulcor tiene línea de envasados, es decir,

commoditie­s. Y Arcor cuenta con un universo de productos. Los tres tienen escenarios distintos y uno desde afuera podría imaginar que no es así.

–Viéndolo de ese modo...

–Ahora bien, hay otro tema: adentro del súper todos competimos contra todos. Si usted entra al súper todos los meses con la misma cantidad de dinero, la decisión que toma en realidad es cuál producto no va a comprar. Y ahí se juega este partido. Si un producto no es tan necesario, ¿qué pasa?

–Lo dejo ahí.

–Así razona todo el mercado. Entonces yo no puedo trasladar desmesurad­os aumentos de precios si quiero seguir estando en el changuito y más con productos como estos, que van a la picada del fin de semana. Acá el tema son los grandes costos fijos de toda la cadena.

–¿Qué te enseñó don “Tita”, tu padre?

–Honestidad…y él viene del sacrificio, de meterle siempre adelante. Hace todo con ganas. Ya no viene todos los días a la empresa porque tiene una vida social muy activa, porque es presidente del club y del centro vecinal del barrio, pero lo consulto mucho. Aun cuando a veces conozco de antemano qué me va a contestar.

–¡Qué hermosa relación!

–El año pasado volvió de un viaje largo por China y al otro día vino a trabajar conmigo y después fue al club. Y el día siguiente, también, con 80 y pico.

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 ?? (FOTOS DE FACUNDO LUQUE) ?? Del campo al envase. Severino Luis Bordi con los cultivos de invierno en el campo, hortalizas que luego forman parte del tradiciona­l pickle de la marca.
(FOTOS DE FACUNDO LUQUE) Del campo al envase. Severino Luis Bordi con los cultivos de invierno en el campo, hortalizas que luego forman parte del tradiciona­l pickle de la marca.
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Incansable. Con su hermana Laura y su padre, Severino, un incansable que está al tanto de cómo va la producción.

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