Negocios

Cómo trabajar con un equipo de “millennial­s”.

Paula Molinari asegura que la transparen­cia es clave. Advierte que también deberán cambiar los sindicatos.

- Andrés Ferreras Correspons­alía Villa María

En el año 2025, el 75 por ciento de la fuerza laboral del mundo estará compuesta por millennial­s, la generación nacida en los últimos 20 años del siglo pasado.

Llegan con una nueva mentalidad y con una concepción del trabajo que choca con la de las generacion­es anteriores. Y empujan una transforma­ción cada vez más fuerte a medida que crece su número en universo laboral y, además, comienzan a tener roles de gestión en las organizaci­ones.

Paula Molinari, fundadora y presidenta de la consultora Whalecom, estudia las transforma­ciones en el mundo del trabajo a partir de los cambios generacion­ales y tecnológic­os.

En diálogo con La Voz, antes de disertar en el Pre Coloquio de la Unión Industrial de Córdoba (organizado en Villa María por la Asociación de Empresario­s de la Región Centro Argentino), la autora de libros como Turbulenci­a generacion­al, El salto del dueño y Desencajad­os dijo que estos nuevos trabajador­es son optimistas, pragmático­s y colaborati­vos. Se mueven en grupos, y su red de contención está en los afectos y en los amigos.

Advirtió además que no conci-

ben el trabajo como una misión de vida a la que deben apegarse. Son más independie­ntes y se sienten libres de cambiar el rumbo. Por eso, pueden dejar todo en cualquier instante para irse a dar la vuelta al mundo en moto.

Para una empresa, retenerlos implica mucho más que asegurar un futuro y una buena remuneraci­ón. Molinari dice que se vienen cambios para los que es vital entender cómo es esta nueva generación.

–¿Cómo tienen que prepararse las empresas con los “millennial­s” en el mundo laboral?

–Hay cosas que son importante­s. Primero, hacerlos participar. Los espacios de trabajo que ellos valoran son aquellos en los que pueden sumar ideas. Ven el mundo a través la tecnología que viene y tienen mucho para aportar. La transparen­cia y la identifica­ción con los valores son importante­s. La generación millennial odia el doble discurso, como las empresas que dicen que lo más importante son los clientes, pero cuando llamás no te atienden nunca. Esas incongruen­cias saltan muy fuerte para el mundo millennial. Hay que conversar con ellos, que participen y que se identifiqu­en con el proyecto de la empresa. Venimos de estructura­s que se manejan con un modelo militar de dirección y control. Hay que romper con eso.

–¿Las empresas tienen miedo a abrirse? Porque no deja de ser una manera de ceder parte del control.

–Va a ser ineludible. Será el nuevo modelo de management que imperará. Las empresas que no se transforme­n quedarán obsoletas, anticuadas y serán expulsivas de jóvenes. Pero todavía hay una problemáti­ca mucho mayor: la llegada de los sucesores. Hay empresas en las que el conflicto generacion­al se da dentro de la familia. Vemos muchísimos jóvenes dejando las empresas de su familia porque no consiguen tener un espacio. Quieren participar, y cuando se dan cuenta de que no lo consiguen, se van para no generar un conflicto familiar. Antes se resignaban, pero hoy no. Y es un lío, porque hay sectores en los que deja de haber sucesión. La producción láctea es un ejemplo.

–¿De qué manera esta concepción que tienen sobre el trabajo puede incidir en la relación laboral?

–Van a tener que cambiar mucho los sindicatos. Tienen para aportar muchas cosas, como recapacita­r a toda la gente para el nuevo mundo laboral que se viene, que es mucho más digital y automatiza­do. No es que al millennial no le interese la defensa de su puesto de trabajo, sino que plantea una relación adulto-adulto con la empresa. Toma las riendas de sus decisiones. Hay muchísimos que son emprendedo­res y prefieren trabajar como autónomos, cuentaprop­istas. Muchas cosas que hoy se hacen dentro de la empresa, en el futuro se harán con la misma calidad de servicio, pero desde afuera. La autonomía es muy valorada por ellos. Aparte, forman familias en las que trabajan los dos y eso genera otra forma de decidir. El hombre proveedor se terminó con la generación anterior. Con los

millennial­s hay un interjuego de dos, donde las tareas se dividen, y vas a ver, por ejemplo, muchos padres encargándo­se de cuidar a los hijos.

–¿Las empresas más tradiciona­les deberán readaptar sus espacios de trabajo?

–El espacio empieza a tener un significad­o distinto. Y por eso hay muchas inversione­s en hacerlo muy agradable para que la gente tenga ganas de estar ahí. Porque si no, se va a trabajar a su casa, que está mejor. Hay que tener muy buena tecnología y espacios coherentes con los valores de la empresa. Si el valor es el trabajo en equipo, no puede haber tantos lugares privados cerrados. Tienen que ser espacios donde la gente se pueda reunir mucho más. En la zona de Catalinas, en Buenos Aires, reniegan de la naturaleza y ni siquiera se pueden abrir las ventanas. Las nuevas oficinas integran la naturaleza, valoran que todo el mundo tenga luz natural. Todo se resignific­a. Hay cada vez más flexibilid­ad y no toda la gente tiene que ir necesariam­ente a la oficina. En Buenos Aires hay empresas que tienen 1.500 empleados, pero solamente 500 puestos físicos de trabajo.

–¿Cómo se refleja este cambio en una industria de montaje?

–En el mundo industrial es distinto todavía, porque la gente está más cerca de los procesos, pero se empieza a tratar de brindar condicione­s de trabajo muchísimo más atractivas en todo, como vestuarios, comedor, ambientes más limpios.

–No alcanza con prometer un buen sueldo para hacerlo atractivo.

–La buena remuneraci­ón se valora como si fuera un factor higiénico. Es necesaria, pero no lo principal. Hoy se valoran mucho más otras cosas dentro del trabajo. Una investigac­ión que hicimos preguntand­o a 4.800 profesiona­les lo que más valoraban del trabajo, nos dio, como primero, los desafíos y las oportunida­des, lo segundo fue la gestión del tiempo, y recién tercera la remuneraci­ón. La valoración del tiempo no existía hace 10 años.

VEMOS MUCHÍSIMOS JÓVENES DEJANDO LAS EMPRESAS DE SU FAMILIA. QUIEREN PARTICIPAR, Y CUANDO SE DAN CUENTA DE QUE NO LO CONSIGUEN, SE VAN PARA NO GENERAR CONFLICTO. VAN A TENER QUE CAMBIAR MUCHO LOS SINDICATOS. TIENEN PARA APORTAR MUCHAS COSAS, COMO RECAPACITA­R A TODA LA GENTE PARA EL NUEVO MUNDO LABORAL.

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 ?? (LA VOZ) ?? Espacio. Molinari asegura que los “millennial­s” obligan a una resignific­ación de los espacios de trabajo.
(LA VOZ) Espacio. Molinari asegura que los “millennial­s” obligan a una resignific­ación de los espacios de trabajo.

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