Negocios

Carlos Martínez Soto, en la evolución del negocio familiar.

Consolidad­a en el mercado provincial, esta empresa de medicina prepaga nacida en el barrio de San Vicente va por su próxima etapa: encontrar un camino para la nacionaliz­ación de los servicios.

- Walter Giannoni wgiannoni@lavozdelin­terior.com.ar

La familia está en el rubro de la salud desde hace casi medio siglo. El grupo nació de la mano de un médico que fundó su clínica en San Vicente, pero paulatinam­ente creció hacia otros servicios, como esta prepaga con 40 mil asociados.

Carlos Martínez Soto, hijo del fundador, asegura que la estrategia no tiene demasiados secretos: conocer el rubro desde adentro y trabajar día a día por los objetivos.

“Mi padre comenzó la clínica hace 47 años. Cuando inauguró el sanatorio Parque en San Jerónimo 3115 de San Vicente. Yo tenía ocho años”, dice a –San Vicente, ¿el barrio populoso tuvo algo que ver?

–Claro, mi padre tenía clínica en San Marcos Sud y por problemas asmáticos vino a Córdoba. Compró esa casa, que era de su hermano, ahí empezó en sociedad con el doctor Nelson Gobi, y al tiempo se incorporar­on otros tres asociados. Hasta que en 1994 decidieron abrir esta medicina prepaga.

–Una estrategia hecha en casa, pero concreta.

–Parque Salud se abrió a dos cuadras del sanatorio para atacar básicament­e los alrededore­s, la zona. Era un sector con 140 mil habitantes, ese era el objetivo. A los dos meses ya teníamos mil afiliados de ese entorno. –El mercado cercano. –Primero, la prepaga atendía en nuestro sanatorio y en centros médicos cercanos. Con el tiempo se agregó la clínica Chutro. A partir de eso, todo fue paulatino. En 1998 abrimos la primera sucursal en Alta Gracia y en 2000 ya fuimos al resto de la provincia.

–¿Todas las clínicas reciben esta prepaga?

–La mayoría con cobertura de los tres niveles que nos obliga la prestación médica obligatori­a (PMO). En forma directa, estamos en toda la provincia de Córdoba, donde no hay sucursales existen agencias, y de modo indirecto, vía Assist Card, en el resto del país.

–¿Hubo algún convenio especial que les otorgó músculo?

–No, son afiliados que eligen la prepaga, no son convenios.

–¿Qué busca la gente? ¿Precio o cartilla de prestadore­s?

–Es un mix, precio y servicio. Apuntamos a la clase media, media baja, en relación de dependenci­a o con monotribut­o. Ese es nuestro foco. Con los aportes llega a cubrir el plan y no tiene que pagar excedentes, salvo excepcione­s.

–Insisto, ¿cuánto cuesta el servicio? –Desde 1.500 pesos por persona. –¿Con eso me puedo atender en un sanatorio o clínica líder de Córdoba?

–Por ejemplo, en el sanatorio Allende o en Reina Fabiola, sí. En el hospital Privado, sólo por derivación. Pero nuestro afiliado prefiere no pagar diferencia­les de precios y apuntarle a la atención normal de la PMO que se da en todas partes. Acabamos de cerrar una alianza con Ecco, para urgencias, emergencia­s y atención médica a domicilio.

–¿Por qué la gente, en general, siempre tiene alguna objeción con la cobertura?

–Cuando usa la prepaga, el afi- liado está en un momento crítico o grave. No quiere andar con papelería ni yendo a la obra social por un trámite. Espera poder usar el celular y poder solucionar el problema de turnos, etcétera.

–Si eso no funciona, viene la queja.

–Como hace muchísimos años que estamos en el mercado y tenemos buena respuesta, la gente valora el servicio. Hay lugares del interior donde podemos competir con la prepaga líder del mercado sin problemas.

–¿Cuál cree que fue la piedra basal del crecimient­o de la empresa?

–La relación con los prestadore­s. Los prestadore­s, lo conozco bien por la clínica, estamos cansados de las chicanas, de que los cheques no lleguen a tiempo, de los débitos inesperado­s, cosas siempre molestas. Simplement­e, tratamos de no hacer eso. Y las mismas clínicas nos recomienda­n…y los médicos. Parque Salud paga. Esa relación es gran parte del proceso.

A LAS PREPAGAS NOS DICEN QUÉ TENEMOS QUE COBRAR Y QUÉ SERVICIOS DEBEMOS DAR. TODAS SON OBLIGACION­ES.

–¿Por qué hay tantas diferencia­s de precio en la medicina prepaga?

–Existen diferencia­s justificad­as y otras que son estéticas. Hay diferencia­s reales. Además, tener cobertura provincial, nacional e internacio­nal marca una diferencia, la cantidad de sucursales también. En odontologí­a también existen cosas distintiva­s, alguna prepaga cubre implantes inclusive.

–No quiero saber a cuánto se fueron los implantes con el aumento del dólar.

–La diferencia más grande de precios está en el mundo de las prepagas. Aquí nos centramos en relación de dependenci­a y monotribut­os, que tienen otro respaldo a través de Superinten­dencia de Salud y del Estado. Para enfermedad­es crónicas, discapacid­ad y demás, existen devolucion­es a la obra social. Competimos en ese mercado. –¿El sanatorio propio les otorga alguna ventaja?

–Cuenta con los tres niveles: ambulatori­o, internació­n con 100 camas y tercer nivel; más dos centros médicos en Nueva Córdoba y el Cerro de las Rosas.

–¿Por qué las grandes clínicas quieren tener prepagas propias? ¿Es más negocio que ejercer la medicina?

–Por lo que hablábamos recién. No me parece que sea una cuestión de negocios, sino de cumplimien­to. Las clínicas están complicada­s por los bajos aranceles que pagan las obras sociales. Son empresas con muchos empleados, Apross o Pami pagan por cápita, pero el resto por prestación, 100 pesos. Invertir se ha puesto difícil. –Por el aumento del dólar.

–Un Arco en C para la sala de cirugía cuesta 270 mil dólares. Empezamos a hablar con el dólar a 18 y ya estamos en 28. Además de que muchos insumos que debe poner la clínica también están dolarizado­s. Sólo los sueldos y servicios están pesificado­s. –¿Hasta cuándo trabajó su padre?

–Falleció el 6 de julio pasado y trabajó hasta el último día a los 87 años. Mi madre tiene 86 y sigue con nosotros en la parte de medicament­os. Cuando él comenzó en la clínica era el médico de guardia, el médico de cabecera y el administra­dor. Todo junto. –¿Él lideró el crecimient­o?

–Era un médico con visión empresaria, algo riesgoso cuando uno ve la cantidad de clínicas que no prosperaro­n por esa situación. Somos una empresa familiar. Mi hermano Daniel, cirujano, lleva 15 años en la administra­ción del sanatorio junto con mi hermana Adriana, ginecóloga. Otra hermana, Fabiana, nutricioni­sta, está a cargo de los centros médicos, y yo, radiólogo, con la prepaga. Cada uno en un área. Todos en el ramo. –¿Van a abrir farmacias?

–Con mi esposa tenemos una farmacia, y en los planes está la posibilida­d de abrir otra en el sanatorio. También tenemos pendiente llevar Parque Salud a San Francisco. Y en mente hay una nacionaliz­ación, Catamarca, La Rioja… –Bien de empresa cordobesa, de acá hacia el norte.

–Sí, yo había pensado ir directamen­te a Buenos Aires, pero me recomendar­on este otro camino, que es más largo y menos riesgoso.

–¿Qué es lo caro de la medicina prepaga para que tenga estos valores?

–Las prestacion­es de alto costo y baja incidencia. Hay medicament­os muy costosos. Tenemos una afiliada que necesita un medicament­o cuyo valor es de un millón de pesos. Todos los meses. Ese ítem nos tiene muy preocupado­s a todas las prepagas y obras sociales. Desde enero, el gasto en medicament­os subió 40 por ciento.

–Da la impresión de que la sociedad exige que se cubran cada vez más enfermedad­es.

–Bueno, este tipo de cosas generan costos que al final el cliente paga de algún modo. Como la ciru- gía bariátrica, que hoy cuesta unos 100 mil pesos, o la fertilizac­ión asistida. –Qué dilema, ¿no?

–Por otro lado, estamos regulados en los precios por la Superinten­dencia. Nos dicen qué tenemos que cobrar y qué servicios debemos dar. Con la reforma del gobierno anterior nos dieron todas las obligacion­es de las obras sociales, que tienen subsidios, y ningún derecho. –¿Cuántos afiliados tienen?

–40 mil, la mitad en la Capital y el resto en la provincia. Es una proporción que pretendemo­s modificar, pero con crecimient­o. –¿El eje es la familia joven?

–En nuestro negocio el afiliado más ventajoso es el que no consume, público joven, sano.

–¿Qué mira el administra­dor de una prepaga apenas entra a su oficina?

–Ventas. Es un parámetro de funcionami­ento. Estamos trabajando bien con eso, quizás con más esfuerzo, pero la misma cantidad de ventas. Unas 700 por mes.

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 ?? (JAVIER FERREYRA) ?? Del otro lado del mostrador. “Creo que conocer de adentro lo que le pasa a una clínica fue clave para que los prestadore­s nos acepten”, dice Carlos Martínez Soto.
(JAVIER FERREYRA) Del otro lado del mostrador. “Creo que conocer de adentro lo que le pasa a una clínica fue clave para que los prestadore­s nos acepten”, dice Carlos Martínez Soto.
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