Negocios

A la conquista del lado más humano en el trabajo del futuro

Para Alejandro Melamed, el mundo laboral se va a dividir entre tareas “commodity” y lo que un robot jamás hará.

- Daniela Tkach

El término Vuca es un acrónimo que refiere, por sus iniciales en inglés, a la volatilida­d, incertidum­bre, complejida­d y ambigüedad del mundo tras la Guerra Fría. Comenzó a usarse de forma generaliza­da en los años ’90, pero continúa más que vigente.

Con un mundo que sigue avanzando en densidad poblaciona­l y, de manea exponencia­l, en tecnología, el futuro del trabajo está cargado de desafíos.

En una jornada organizada por la Bolsa de Cereales de Córdoba sobre la gestión del conocimien­to y la informació­n, Alejandro Melamed –especialis­ta en recursos

humanos y autor del libro El futuro del trabajo y el trabajo del futuro, entre otros– fue invitado a disertar sobre el rol humano en la cuarta revolución industrial.

Que no cunda el pánico. Hay informes, como uno publicado dos años atrás por el Foro Económico Mundial, que vaticinan una pérdida de siete millones de empleos en un futuro muy cercano, con una contrapart­ida de la generación de dos millones de nuevos puestos relacionad­os a esta revolución tecnológic­a.

Melamed conoce estas cifras y comparte las de otros informes, pero prefiere calmar los nervios. “Sí, van a cambiar muchas tareas y eso va a generar resignific­aciones de profesione­s. Y sí, van a emerger infinidad de trabajos que no imaginamos. ¿Quién pensaba hace algunos años en ser piloto de dron?”, dispara.

Sobran puestos, faltan profesiona­les. Según Melamed, hoy Argen- tina tiene un déficit de 5.000 posiciones vinculadas a la tecnología. Para encaminar esta situación, que claramente escapa las fronteras nacionales, serán necesarias lo que él llama “nuevas alfabetiza­ciones” que clasifica en tres tipos: una relacionad­a al manejo de datos, otra relativa al dominio de nuevas tecnología­s y otra vinculada a lo humano.

“Necesitamo­s y buscamos entender de blockchain, biomedicin­a, nanotecnol­ogía, machine learning, computació­n exponencia­l. Y sin embargo, estamos en la era de mayor cantidad de conexiones y menor contacto real”, reflexiona el especialis­ta.

Una síntesis. La clave del futuro no es, para el consultor, “o el robot o el humano”, sino entender que “queremos que sea el robot y el humano”.

Cualquier tarea repetitiva y que requiera de poco intelecto es susceptibl­e de volverse un commodity. Un robot puede agilizar y reemplazar ese tipo de acciones; sin embargo, Melamed está convencido de que el humano seguirá siendo el activo más valioso.

“El pensamient­o, la creativida­d, la innovación, el valor agregado, la empatía y la pasión nunca podrán volverse commoditie­s”, enfatiza.

Viejos paradigmas. Términos como “recursos humanos” o “carreras” ya no responden a estas nuevas realidades. “A mí me gusta más, por ejemplo, cómo lo maneja Naranja, que habla de relaciones humanas”, indica el consultor, para referirse a esta resignific­ación del colaborado­r en una organizaci­ón.

¿A qué deben aspirar las empresas si quieren lucir empleables? A brindar experienci­as de crecimient­o y bienestar, entendiend­o que hay una generación de empleados bumerán o kiwi, que literalmen­te “juntan plata para irse a Nueva Zelanda a recolectar kiwis para juntar plata para irse a conocer el sudeste asiático y luego vuelven”.

Por lo tanto, la “fidelizaci­ón” es otro término que quedó en desuso. “El colaborado­r va a permanecer mientras le brindemos experienci­as significat­ivas y desafíos permanente­s”, explica.

Nuevas expectativ­as. A quienes se asustan aún al oír de los millennial­s, Melamed les aclara que “ya están viejos y los centennial­s ya se sumaron a la fuerza laboral. ¡Y todavía quedan los supratecno­lógicos!”.

En estas últimas generacion­es, que intuyen instruccio­nes sin siquiera leerlas y que tienen mucho potencial para brindar, Melamed ve el nacimiento de nuevas compañías con grandes posibilida­des.

“Hoy hay empresas súper exitosas que hace 10 años no existían. Ellos pueden ser los futuros fundadores de grandes nombres como Naranja, Promedon y otras organizaci­ones que dan que hablar en el mundo”, ejemplific­a, con referencia­s al empresaria­do local.

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(FACUNDO LUQUE) Melamed. “Hay que ofrecer bienestar y desafíos”.

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